Donald Trump ya está "impeached". La Cámara de Representantes ha aprobado oficialmente las acusaciones por abuso de poder y obstrucción, y será el tercer presidente en ser juzgado en el Senado. ¿Por qué, entonces, los demócratas están tan serios? Pues porque el riesgo que corren es enorme y han tomado un camino que no se sabe muy bien a dónde conduce.
La oposición a Trump vive en una encrucijada perversa: ¿cómo no iban a hacerle un impeachment, si el mismo presidente reconoce que presionó a un gobierno extranjero para que investigara a un rival político? ¿No es esa la definición de ‘abuso de poder’? Y más aún: si ha prohibido a sus asesores testificar y se ha negado a entregar los documentos reclamados, ¿no es eso obstrucción? El problema de los demócratas no está en los hechos del caso, sino en la opinión pública.