El grupo Wagner ha reconocido su papel como ejército de mercenarios del Kremlin por primera vez hace sólo unos meses, durante la invasión rusa a gran escala de Ucrania, pero lleva años operando también en el continente africano, en particular, en Sudán, Libia, Mali, Burkina Faso y la República Centroafricana. En estos países ha sido acusado de cometer atrocidades en combate y contra la población civil.
Después de la rebelión frustrada del grupo Wagner el pasado fin de semana, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quiso dejar claro que los “asesores” y “contratistas militares privados” de Rusia permanecerán en la República Centroafricana y Mali.