La inclasificable película dirigida por Tommy Wiseau fue masacrada por la crítica, pero había algo en ella que la hacía irresistible. Puede que fuera su torpona mezcla de géneros, su protagonista ?el propio Wiseau? siempre desquiciado y sobreactuado, la incapacidad de descifrar si el filme se tomaba en serio o no… Algo tenía para que rápidamente The Room fuese resignificada como joya de culto. 20 años después, la gente sigue hablando de ella, y hasta ha habido una película sobre el proceso de creación del filme que dirigió James Franco (The Disaster Artist) y terminó ganando la Concha de Oro en San Sebastián y el Globo de Oro a Mejor Actor para James Franco, que encarnaba fielmente a Wiseau.

Franco encontró algo importante en The Room, una forma de defender a los perdedores. A esos de los que todo el mundo se ríe, pero que ponen más pasión en lo que hacen que los matones de la clase. La materia prima donde descubrió ese filón era el libro del mismo nombre que había escrito Greg Sestero sobre su experiencia rodando aquella locura que ahora es carne de meme.

Sestero ha logrado la milagrosa hazaña de sobrevivir al fenómeno The Room y permanecer en la industria dos décadas después. Además, ha abrazado aquella película y ahora acude a festivales y eventos donde se proyecta el filme. Es lo que ocurrirá el próximo 22 y 23 de septiembre en Barcelona y Madrid, donde los organizadores del evento de cine de serie B CutreCon celebrarán el aniversario del filme con un acto especial donde Sestero contestará a las preguntas de los fans tras una proyección en la que el público está invitado a interactuar, gritar a la pantalla y aplaudir las peores escenas.

No solo ha conseguido vivir de la interpretación ?en los circuitos de la serie B alejados del oropel hollywoodiense?, sino que también ha debutado en 2021 en la dirección y prepara su segundo filme. Ambos centrados en el terror, el género que más le gusta desde que comenzó siendo un chaval y cuando dijo que sí a protagonizar la película de su compañero de piso. Porque así empezó el fenómeno The Room, como la petición de un amigo a otro, algo que siempre se ha contado como leyenda urbana y que confirma el propio Sestero.

“Es verdad, conocí a Tommy en 1998 en clases de interpretación y, cuatro años después, empezamos a rodar The Room. Fuimos compañeros de habitación durante casi año y medio y, cuando escribió la película, escribió el papel de Mark para mí. Cuando lo leí, pensé que quizás podría ayudarle con la película, pero que yo no debía estar en ella, pero la noche antes de empezar a rodar me convenció para hacerla. Comenzamos a rodar en agosto de 2002 y se estrenó el 27 de junio de 2003. Hace ya 20 años de todo, pero sí, empezó cuando éramos compañeros de habitación”, recuerda Sestero.

Define aquel guion como “un epítome de Tommy en todos los sentidos”. “Esa es la forma en la que él cree que los humanos interactúan, la forma en que piensa que los amigos pasan el rato, la forma en la que cree que se desarrollan las relaciones. Es una visión única del drama. No creo que nadie pueda conseguir algo tan loco o único, porque cada escena encuentra una manera de sorprenderte. Desde el momento en que comienza la película te espera algo muy diferente. En las películas normalmente hay mucha gente supervisando el proceso. Está el jefe de vestuario, de guion... pero aquí todo lo hacía Tommy. Pudo hacer la película a su manera sin que nadie se lo impidiera”, añade.

Por supuesto que nunca imaginó el fenómeno en que se convertiría, solo pensó que estaba “ayudando a un amigo”. Algo “por diversión”. “Nunca pude imaginar lo que pasaría y de ahí es de donde nace la idea de escribir [el libro de memorias junto a Tom Bissell] The Disaster Artist, porque cuando vi cómo reaccionaba la gente al verla, pensé que a la gente le encanta esta película, así que les encantará saber la historia que hay detrás”, dice y recuerda la Concha de Oro que el filme que adapta ese libro ganó en el Festival de San Sebastián, algo que hizo que hasta su madre le diera algo de crédito a The Room: “Mi madre es francesa, así que piensa que The Room no tienen ningún sentido y que es mala, pero cuando vio que The Disaster Artist ganaba un premio importante en España no se lo podía creer, es como si se legitimara de alguna forma”.

Tiene claro que la gente se reía de ellos y no le importa. “Claro que lo sabía, yo hubiera hecho lo mismo “, asegura con franqueza. “Lo entendí desde el principio. Es una película realmente entretenida pero de una manera desconcertante, y creo que la gente al verla se preguntaba si los actores pensábamos que realmente estábamos haciendo un buen drama. Siempre me intrigó mucho cómo lo recibiría la gente. Porque cuando yo conocí a Tommy eso es lo que pensé. Pensé: es realmente entretenido”, cuenta.

Con humor, afirma que no sabe si “orgulloso” es la mejor palabra para referirse a su relación con la película, pero le sigue intrigando que aquel año se estrenarán películas como Terminator 3 y la gente se acuerde más de The Room que de la secuela del clásico. “Nunca pensé que esta película fuera a ir a ninguna parte y, con el tiempo, empecé a apreciar cómo la gente conectaba con ella por todo el mundo porque cuando haces una película, eso es lo que esperas que suceda como artista. No es una película que yo enseñaría a la gente para que vieran cómo actúo, pero es una película genial porque une a la gente. No es un proyecto del que puedo decir que estoy orgulloso por mi interpretación, pero tampoco era ese tipo de proyecto. Estoy muy agradecido porque me abrió muchas puertas, me presentó a mucha gente interesante y, en última instancia, me dio la oportunidad de seguir adelante y hacer mis propias películas”, zanja.

A eso se dedica ahora. Tras estrenar Miracle Valley (cuyo visionado B Retina y Cinecutre.com incluirán en el programa doble de homenaje a The Room), ya desarrolla Forbidden Sky. Para esta nueva faceta su referente es el terror que hace A24, el cine de Cronenberg y una de las películas que más le ha gustado en los últimos años, Titane. También avanza algo de una secuela apócrifa de The Room con Bob Odenkirk que se ha hecho para recaudar dinero para “obras de caridad” en la que tiene mucho interés, porque Odenkirk “se lo ha tomado muy en serio y le ha dado otro giro”. Sabe que sería difícil replicar aquello en una secuela o en una reunión, pero tampoco cierra la puerta: “Quién sabe, quizás una obra de Broadway estaría bien”.