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Caramba con el calambur
El término viene del francés ―es un galicismo―, según el Diccionario académico, que lo define así: “Agrupación de varias sílabas de modo que alteren el significado de las palabras a que pertenecen, como en este es conde y disimula”.

No fue un conde, fue una reina quien experimentó en carne propia y sin ser consciente de ello uno de los ejemplos más famosos de calambur. Se atribuye al escritor ―entre otras cosas, satírico― Francisco de Quevedo, que habría ganado una apuesta soltándole a la reina este pareado al tiempo que le ofrecía dos flores, una en cada mano.

―Entre un clavel y una rosa,

Su Majestad escoja.

La reina era, según algunos de los que lo cuentan, Margarita de Austria, esposa de Felipe III. Según otros, Isabel de Francia, primera esposa de Felipe IV. El calambur: “escoja” / “es coja”. Fuera Margarita o fuera Isabel, parece que la reina tenía esa discapacidad.

El calambur es frecuente en la literatura, no solo en la satírica. Es muy eficaz, te pega un latigazo en el cerebro. Mira en estos versos de Gloria Fuertes:

“La guerra no se para,

la guerra nos separa“.

Los nombres propios, unos ciertos y otros inventados, han sido objeto de mucho calambur: Aitor Tilla, Aitor Menta, Alex Tintor, Ketty Pazo… Y de un nombre propio cierto ciertísimo surgió uno de los calambures más hilarantes que recuerdo.

En abril de 2007, con Esperanza Aguirre de presidenta autonómica de Madrid, la cadena regional pública Telemadrid lanzó una campaña publicitaria de autopromoción en la que los principales presentadores y periodistas de sus programas aparecían sujetando un espejo en lugares emblemáticos de la comunidad, con el lema “Espejo de lo que somos”.

Poco tardaron algunos en ver un calambur en el lema y convertirlo en “Espe jode lo que somos”, lo que generó una cierta polémica.

La creativa publicitaria responsable de la campaña, Blanca Gomará, de Publicis, tuvo que salir a dar explicaciones, y contó que en la primera propuesta que le hizo a Telemadrid el lema era “Reflejo de lo que somos”. Luego se supo que fue la dirección del ente público quien lo cambió. ¿De modo intencionado, por alguien que no era de la cuerda de Aguirre? “No fue para nada intencionado. En la cadena hay una lucha política en la que la agencia ni entra ni sale. No queremos echar más leña al fuego”, añadió Gomará.

Caramba con el calambur. Pocas figuras retóricas son capaces de activarnos el cerebro con la eficacia que lo hace esta. Ni de darle mensajes delicados a una reina o a una lideresa.

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