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El Tribunal Supremo iraní anula la pena de muerte contra el rapero Toomaj Salehi, condenado por sedición y propaganda
También se ha expresado sobre la anulación del caso por Instagram a través de una publicación.

La fuente ha afirmado que el caso de Salehi será remitido a otro tribunal para ser “considerado” de nuevo y asegura que el Supremo considera que la pena inicial de seis años y tres meses de prisión contra el músico fue excesiva.

Raeisian informó a finales de abril de que la sala primera del Tribunal Revolucionario de Isfahan “condenó a Salehi al castigo más duro, a muerte, por el cargo de corrupción en la tierra”, por su apoyo a las protestas desatadas en 2022 por la muerte de Amini.

El cargo de corrupción en la tierra abarca una serie de delitos contra la seguridad pública y la moral islámica, y en el caso de Salehi engloba cargos como “sedición, propaganda contra el sistema e incitación a disturbios”.

Tras la sentencia a muerte, el entorno del rapero ha denunciado en redes sociales el aumento de la “presión psicológica” en su contra y ha asegurado que habían cortado la comunicación con el mundo exterior en la prisión Dastgerd de Isfahan.

Detención de Toomaj Salehi 

El músico fue arrestado a finales de octubre de 2022 acusado de “corrupción en la tierra” y fue condenado en julio de 2023 a seis años y tres meses de prisión, pena que fue rechazada en la apelación por el Tribunal Supremo, que ha devuelto el caso a una corte inferior para que estudiase el caso de nuevo.

En noviembre de 2023 fue puesto en libertad bajo fianza, pero fue arrestado de nuevo solo once días después. En abril fue condenado a muerte, en una sentencia que ha provocado fuertes críticas internacionales.

El rapero y disidente ya se ha enfrentado a las autoridades en el pasado y fue condenado a seis meses de prisión y una multa en enero de 2022 por “provocar a la violencia y la insurrección”, aunque la pena de cárcel fue suspendida.

La muerte de Amini ha provocado fuertes protestas que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y solo desaparecieron tras una represión que causó 500 muertos y la detención de al menos 22.000 personas y en las que fueron ejecutados ocho manifestantes, uno de ellos en público.

Muchas mujeres han dejado de usar el velo tras las protestas como gesto de desobediencia civil y ahora las autoridades han sacado de nuevo a las calles a la llamada Policía de la Moral para reimponer el uso de la prenda islámica.

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