Esta tremenda duda se ha convertido casi en obsesión para el arquitecto Enrique Nuere y su estudio especializado en carpintería histórica, Taujel, que baraja una sugerente teoría: una parte indeterminada de esas cubiertas no sería mudéjar, sino románica. Pero, ¿cuáles exactamente? Para comprobarlo, proponen, “bastaría con seleccionar los templos con cubiertas más antiguas, coger una astillita del artesonado y hacer un ensayo de carbono-14”. Al proyecto solo le falta una cuestión fundamental, la financiación.
Si la investigación se llevara a cabo y diera los frutos que imagina este equipo de arquitectos, los resultados obligarían a reescribir la cronología de un número variable de estas estructuras de madera de raíz europea y peculiaridades hispanas. Claro que el problema de datación de los popularmente conocidos como artesonados no es moderno. Su asignación al estilo mudéjar tiene que ver con los estudios y valoraciones realizados en el siglo XIX, en plena efervescencia del fenómeno del romanticismo, cuando los historiadores y viajeros del momento visitaban nuestro país en busca de sus raíces medievales, tras la pista de una España congelada en el tiempo. La fascinación por monumentos de influencia islámica, como el palacio granadino de la Alhambra, ayudaron a extender un tópico ambiguo, cuando no falso: el de la naturaleza musulmana de obras que, en realidad, habían sido desarrolladas por maestros y operarios cristianos.
Techumbre de madera en la Casa de Mesa de Toledo, asignada al siglo XIV“La tradición historiográfica española asigna todas las cubiertas de madera a los siglos XV y XVI, y las llama genéricamente ‘mudéjares’ por su decoración geométrica, porque esta ornamentación se asocia tradicionalmente a lo islámico, pero aquí no se han aplicado las técnicas de datación científica”, argumenta Javier de Mingo, arquitecto del estudio Taujel, ubicado en Madrid. Su maestro, Enrique Nuere, apunta al origen de la confusa situación actual. “Se utiliza el término ‘mudéjar’, fundamentalmente, porque el arqueólogo José Amador de los Ríos se lo inventó en su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes”.
Y va más allá: “Hemos vivido en una clara colaboración hispanomusulmana y así debería denominarse este tipo de carpintería, pero que la llamemos mudéjar, como hacemos actualmente, es degradarla”. Es decir que Nuere, el mayor experto español en cubiertas históricas de madera, reconoce la incorporación de elementos islámicos, pero aleja su construcción de manos musulmanas. “Los musulmanes nos han aportado el yeso, el alicatado o la geometría compleja, y los castellanos hemos puesto el saber carpintero europeo; en el mundo islámico no tenían cubiertas de madera, porque no las necesitaban”, añade.
Muros estrechos, la pruebaSegún los estudios de Nuere, hubo una carpintería autóctona, con decoración geométrica no islámica, cronológicamente anterior a las llamadas techumbres mudéjares. Existe, además, un dato revelador que confirmaría la existencia de techumbres que, decoradas o no, fueron construidas en los tiempos del románico. Tal y como apunta Javier de Mingo, “en la construcción de iglesias románicas había dos opciones: o se levantaban muros gruesos, con contrafuertes, para soportar los empujes de las bóvedas de piedra, o se construían paredes más estrechas para sostener techumbres más ligeras, de madera”. De este último tipo, el arquitecto señala que “hay muchos ejemplos en España”. De Mingo precisa, asimismo, que gracias a la dendrocronología —la ciencia que mide la edad de los árboles— países como Francia han certificado que existen iglesias románicas, del siglo XI, con cubierta de madera original. En España, no se han hecho esos ensayos. Hasta ahora.
Como prólogo a la investigación de campo, los arquitectos han elaborado un mapa con las iglesias románicas españolas que actualmente cuentan con una cubierta de madera. El resultado ha sido sorprendente. “Existen miles de estos templos por todo el país, con una concentración significativa en la provincia de Lugo y las regiones limítrofes”, explica Javier de Mingo. Esto les lleva a pensar que si se practicara la prueba de carbono 14 en las más antiguas (el examen conlleva un error aproximado de unos cincuenta años arriba o abajo), “una parte de ellas podría datarse en los siglos XI y XII, es decir, en una cronología románica”. ¿Y qué aspecto tendrían? Según los expertos, se trataría de cubiertas sencillas —como la tradicional estructura española de par y nudillo— o con una decoración muy básica.
Cubierta de madera de estilo mudéjar (siglo XIII) en la catedral de TeruelAsí que los arquitectos buscan cubiertas muy antiguas, con una ornamentación no tan espectacular como las que encabezan el llamado estilo mudéjar, radicadas en el entorno del antiguo Reino de León, donde, según Enrique Nuere, surgió la carpintería de armar española, en conexión con la tradición francesa y británica. Los especialistas reconocen, en todo caso, la “complejidad” de demostrar el origen románico de algunas de estas estructuras, lo que no acaba con las dudas acerca de edificios de siglos anteriores a los encasillados en la cronología mudéjar. “¿De cuándo puede ser el techo de madera de la Casa de Mesa, en Toledo?”, se pregunta Enrique Nuere, quien baraja distintas respuestas: “Puede ser del siglo XIV, del XIII, del XII…”. El arquitecto, autor de trabajos editoriales como La carpintería que me atrapó entre sus lazos, se pregunta igualmente por el origen del techo de la capilla del Corpus Christi de Toledo, que “se encuentra en un edificio románico y puede ser del siglo XIII o del XII”.
Reticencias en los historiadores¿Qué cree que piensan los historiadores de esta hipótesis? “Que es difícil de confirmar y demostrar”, responde Enrique Nuere, quien sugiere “reticencias” por parte de la historiografía tradicional, donde está completamente asentado el término mudéjar. “Sería importante que se dejara de pensar que la carpintería de madera ha surgido gracias a lo islámico, aunque el románico coincida en el tiempo con esta época”, reclama Nuere. “Los musulmanes están en España desde el año 711, pero ya antes, España era un país culto que había heredado lo mejor del Imperio romano”, defiende el especialista.
Y aunque Nuere circunscribe la tradición de la carpintería española al contexto europeo, el arquitecto apunta a un hecho que convierte en singular lo que se hacía en la península desde antiguo. “La prefabricación es una práctica totalmente hispana”, sostiene. Es decir, la espectacularidad de la ornamentación y de los acabados de este tipo de estructuras precisaba trabajar en el taller, crear las distintas piezas necesarias, transportarlas al edificio en cuestión y ensamblarlas a la altura necesaria, ya finalizadas. “Los arquitectos trabajamos para dar solución a los problemas que nos plantean los clientes”, explica. Lo paradójico es que fueran los musulmanes, quizá, quienes alentaron esa idea de la prefabricación. Porque las estructuras hispanas de madera más antiguas de las que se tiene noticia no están aquí, sino en la ciudad marroquí de Marrakech. La armadura de la mezquita Kutubiya, junto a la célebre plaza de Jemaa el-Fna, fue presumiblemente realizada en nuestro país y transportada a Marruecos para su montaje. La específica tecnología de esta estructura apunta, efectivamente, a su origen hispano.
De regreso a la posible naturaleza románica de algunas de las cubiertas en los templos españoles, el estudio Taujel ha intentado en varias ocasiones desarrollar la datación científica de la madera. Hasta la fecha, la financiación es el principal escollo. “Si se comprobara esta hipótesis, se podría reescribir la historia de las cubiertas de madera en las iglesias románicas en España, y se comenzaría a subsanar el error de llamarlas genéricamente mudéjares”, concluye Javier de Mingo. En Francia ya lo han hecho.