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Isabel Allende: “No quiero vivir en una dictadura, por eso me fui de Chile, pero si llega el momento, me iré de EEUU”
La artista ha reconocido que lo “mejor” de su trabajo es “estar encerrada en silencio y soledad, escribiendo”.

“Todos los escritores somos introvertidos, cuando nos toca estar en la vida pública, en esta cosa extrovertida, es muy difícil”, ha comentado sobre por qué ha estado sin viajar desde la pandemia.

La autora reside en Estados Unidos, donde ha asegurado que, “mientras pueda” pretende seguir viviendo, teniendo en el punto de mira el trato que Donald Trump está dando a la población hispana desde que tomó el mando de la Casa Blanca: “Si la cosa se pone de color hormiga, como creo que se va a poner, tendré que irme. No quiero vivir en una dictadura, en un gobierno autoritario. Por eso me fui de Chile. No querría tener que repetir la experiencia de volver a empezar de cero en otra parte. Pero si llega el momento lo haré, no me siento tan vieja como para no poder empezar de nuevo”.

También ha criticado que se trate de “criminales y violadores” a los latinoamericanos, ya que considera que es una “generalización absurda porque hay millones de migrantes en EEUU” que contribuyen con “impuestos, cultura, trabajo”. “Todos los servicios están en manos de migrantes”, ha insistido. La escritora ha señalado que en el país existe un “nacionalismo cristiano blanco que es muy peligroso”, y que se materializa en que Trump esté “deportando a personas con papeles legales por ser negras, mientras que invita a refugiados a personas blancas de Sudáfrica, que no son refugiados porque no están escapando de nada, pero son blancas”.

Las mujeres obviadas de la guerra

Preguntada por las 'Emilias del Valle' actuales, Isabel Allende ha reivindicado que está “rodeada de mujeres como ella, fuertes”, gracias a al trabajo que realiza en su Fundación en áreas conflictivas de EEUU, tratando de defender derechos como los reproductivos de los inmigrantes. “No tengo que inventarlas, ahí están las mujeres en primera línea, arriesgándose hasta a ir presas por defender a otras mujeres”, reivindica.

A tras mujeres, las cantineras –las conocidas como 'adelitas' en México– les ha dado protagonismo en su texto. Su inclusión surgió tras preguntarse qué pasaba en las batallas que se alargaban. ¿Quién levaba el agua? ¿Quién cargaba con los heridos? ¿Qué pasaba con los caballos muertos? ¿Cómo se hace una amputación?, fueron algunas de las preguntas que se realizó. “Siempre había mujeres en las guerras, aunque solo figuren los nombres de capitanes y regimientos”, ha lamentado, “además es que no solo cumplían estas funciones, a veces cogían las armas y batallaban, y las mataban igual”.

“No hay ni un solo nombre de ellas en la historia. Me interesa encontrar las voces silenciadas, las que no aparecen ni en los documentos militares ni en los libros de historia”, critica. Una ausencia que trató de paliar al escribir Inés del Alma Mía, sobre la historia de Inés Suárez, la primera española en llegar a Chile: “Todos los capitanes tienen estatuas en sus pueblos de origen en España, pero en Plasencia no hay ninguna de Inés”.

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