Uno se da cuenta de cómo Julio Iglesias se reduce a una sola cosa: dinero. Con ello, se limita el significado del símbolo del valor de cambio, reduciéndose a la vida hortera de nuevo rico vestido con esmoquin de gala, tal y como aparece en la portada del disco que sirvió de acceso al mercado norteamericano
Si algo tiene el agua cuando se la bendice es que está bendecida. Precisamente esa es la solución a un dicho tan absurdo que bien podría haber formado parte del teatro de Samuel Beckett, si Beckett hubiese sido español y carpetovetónico, claro está.