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“No hay bien que por mal no venga”. Esta extraña variante del optimista dicho popular parece corresponderse con la situación de la empresa alemana Siemens Energy, matriz de la filial germano-española especializada en aerogeneradores Siemens Gamesa.

Parece, cuando se atiende a lo que comunican en Siemens Energy, que el actual contexto de transformación ecológica emprendido por el Gobierno del canciller Olaf Scholz –de aquí a 2030 el 80% de la energía de Alemania será de origen renovable– trae viento a favor. “El enorme ritmo de la transición energética está creando una gran demanda de nuestras tecnologías, y nuestra cartera de pedidos asciende a 110.000 millones de euros”, señalaba un portavoz de Siemens Energy citado el jueves en la prensa económica germana.

Ese representante hablaba, de hecho, de que esa realidad era “una evolución positiva” si se tiene en cuenta la alta demanda de turbinas de gas y de redes de electricidad. ¿Pero puede ser esa evolución demasiado positiva? Responder a ese interrogante se impone en vista de que a la vez que en Siemens Energy sacaban pecho por el estado de la cartera de pedidos, la compañía suma ya semanas de negociaciones con el Estado germano para tener acceso a lo que se ha descrito como un “rescate” valorado nada menos que en 15.000 millones de euros.

No quieren en Siemens Energy una inyección de dinero del Estado, sino respaldo “para garantizar el acceso a un volumen cada vez mayor de avales necesarios para facilitar el fuerte crecimiento previsto”, según un comunicado emitido por Siemens Energy. Dicho comunicado veía la luz después de que el semanario generalista Der Spiegel y la publicación económica WirtschaftsWoche hayan dado cuenta de los contactos y discusiones que la empresa mantiene con el Ejecutivo teutón para tener acceso a esos 15.000 millones de euros.

De acuerdo con el diario Bild, el periódico más leído de Alemania, la empresa y el Gobierno alemán llevan meses en contacto. En las últimas dos semanas, el diálogo entre ambas partes “se ha intensificado”, según reconocía este jueves en su viaje a Ankara, la capital turca, el ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck.

“No queremos dinero en efectivo. Se trata exclusivamente de garantías”, citaba el Bild fuentes de la empresa. En cualquier caso, la compañía parece necesitar dinero porque no todo va tan sobre ruedas. Fuentes conocedoras de la empresa con las que habla ElDiario.es reconocen haber reaccionado con “sorpresa” tras haber sabido de los contactos que la firma mantiene con el Gobierno alemán. “Pero es obvio que necesitan líneas de crédito o dinero, porque las cuentas no son las que esperaban”, señalan estas fuentes.

En Siemens Energy ha quedado especialmente señalado el rendimiento económico de Siemens Gamesa, filial dedicada al negocio de las energía eólica, un área convertida en zona de pérdidas de un tiempo ha esta parte. Hasta 4.500 millones de euros perdía Siemens Energy este año, un resultado que en Alemania explican por los problemas asociados a la calidad de los aerogeneradores de Siemens Gamesa.

Los problemas técnicos que acusan los aerogeneradores de Siemens Gamesa, más el contexto inflacionista que encarece recursos para la fabricación de esos productos industriales, más otras consecuencias vinculadas a la guerra de Rusia contra Ucrania o la feroz competencia del mercado chino también contribuyen a la mala marcha de esta empresa, en la que también ha habido no pocos “errores de gestión”, según fuentes conocedoras de la firma.

En Siemens Energy hablan de que sólo necesitan “garantías”, pero también puede verse la solicitud de rescate que está negociando con el Gobierno alemán como una “operación para tapar las pérdidas de la mala gestión que han hecho con Siemens Gamesa, porque en Siemens Gamesa se han tomado decisiones incorrectas y erróneas”, indican fuentes de la compañía consultadas por este periódico.

La prensa económica alemana dejaba negro sobre blanco que los planes de ayuda que están sobre la mesa de Siemens Energy y el Gobierno alemán consisten en dos partes. Según las informaciones publicadas por el WirtschaftsWoche, el 80% de los 15.000 millones de euros los aportaría el Estado y un 20% tres entidades bancarias, Deutsche Bank, Commerzbank y Bank of America.

Que esta semana se conocieran estos resultados tumbó el valor de las acciones de Siemens Energy. De los 10,65 euros por acción que se pagaban el miércoles, el jueves de de esta semana, la cotización era de 6,87 euros. Ya el pasado mes de junio, al darse cuenta de la preocupación que causaban los problemas técnicos de los aerogeneradores, el valor de la acción cayó de 23,38 euros a 14,35 euros.

En Berlín, las autoridades no parecen muy abiertas a cumplir con los deseos de Siemens Energy. Su situación no es comparable, por ejemplo, con el salvamento estatal que precisó la gran compañía aérea alemana Lufthansa. A ésta hubo que salvarla durante los peores días de restricciones para frenar la propagación de la COVID-19. Hasta 9.000 millones de euros públicos llegaron a ponerse a disposición de la aerolínea, afectada por el parón económico con el que se plantó cara a la COVID-19.

“En Berlín ven que la causa de los problemas [de Siemens Energy] están en la propia empresa”, han explicado en las páginas económicas del influyente Frankfurter Allgemeine Zeitung. En ese periódico han señalado incluso que Siemens Gamesa, para Siemens Energy, se convertido en un “pozo sin fondo”. Pero en esto, no sólo hay responsables en la empresa con sede en Zamudio.

En Berlín, los políticos “deberían acordarse de que la adquisición de Gamesa es previa a la separación de Siemens y Siemens Energy, obrada en septiembre de 2020. Por esto Siemens también es responsable”, ha editorializado el diario de Fráncfort. Quienes conocen bien la empresa, entienden que “el problema de fondo es esa escisión del negocio energético, un negocio en el que la empresa parecía que había dejado de creer”. Siemens adquirió Gamesa en 2017.