El gigante de los refrescos reconoce que adaptará su modelo de producción en función del precio de los insumos, mientras su rival Pepsico asume que "no es inmune" a las trabas arancelarias
Una UE descolocada se prepara para el impacto de los aranceles de Trump
La batería de medidas arancelarias anunciada por Donald Trump tras su llegada a la presidencia incluye un recargo del 25% a todas las compras que haga Estados Unidos de acero y aluminio, sin “excepciones ni exenciones”, según anunció la Casa Blanca.
Coca-Cola ha adelantado que si tiene problemas para envasar sus refrescos en latas de aluminio, optará por otro tipo de envases, como el plástico. “En lo que respecta a nuestras estrategias, en torno a garantizar la asequibilidad y la demanda de los consumidores, si un envase sufre un aumento en el coste de los insumos, seguimos teniendo otras alternativas de envases, que nos permitirán competir en el espacio de la asequibilidad”, explicó el presidente y consejero delegado de la multinacional, James Quincey, en la conferencia con analistas en la que desglosó los resultados de 2024 y las previsiones del año en curso.
Y puso como ejemplo las materias primas penalizadas por los nuevos aranceles de Trump. “Por ejemplo, si las latas de aluminio se encarecen, podemos poner más énfasis en las botellas [de plástico] PET”, argumentó Quincey. “De modo que adaptaremos la estrategia de envasado en función de los cambios en los costes relativos de los insumos que se utilizan en ellas”, añadió. “Eso forma parte del plan de adaptación total que utilizamos en todo el mundo”, porque para el consejero delegado de Coca-Cola, el mercado norteamericano “es una pieza más del rompecabezas” del negocio de la multinacional.
El principal ejecutivo de Coca-Cola también señaló a los inversores que no considera que la situación que se está viviendo en Estados Unidos vaya a derivar en una caída del mercado en cuanto al volumen. “Creo que controlamos suficientes variables como para poder adaptarnos y mitigar lo que está sucediendo”, explicó a los analistas. “Es una oportunidad para hacer una gestión mixta entre diferentes materiales de embalaje”, añadió respecto a las materias primas. “Por supuesto que vamos a ver de dónde proviene el suministro, porque todo se trata de precios relativos. En la medida que cambien estos precios relativos, podemos tratar de adaptarnos. Por eso creo que esto es mitigable y manejable”, concluyó Quincey.
El fabricante de refrescos también dio detalles sobre la inflación y cómo la ve este año, también con ese escenario de aranceles. “Anticipamos que la intensa inflación de precios desempeñará un papel menor en 2025 y se moderará a lo largo del año”, apuntó en la misma conferencia con inversores el responsable financiero de la multinacional, John Murphy.
Inmunes o no inmunesCoca-Cola no es la única empresa que está hablando de inflación y de cómo pueden impactar los aranceles. Ambas cuestiones se han convertido en constantes en las últimas presentaciones al mercado de las grandes multinacionales. Por ejemplo, el consejero delegado de Heineken, Dolf van den Brink, aseguró que la empresa holandesa –que en España es dueña de Cruzcampo y Amstel– lleva tiempo buscando el equilibrio para trasladar al mercado las subidas de costes sin que afecte al consumo.
“Un aspecto positivo del sector cervecero es que es intensivo en capital y es muy local”, explicó en una entrevista con CNBC. En su caso, con marcas locales que se fabrican y venden dentro de sus mercados. “Eso convierte” a las cerveceras “en menos susceptibles” de ser afectadas por “las disrupciones en el comercio internacional”. En cuanto a los aranceles, Heineken reconoce que lo sigue atentamente pero sin sobresaltos. “Lo seguimos, pero no vemos impacto este año”, en referencia a 2025, apuntó, porque la empresa “está completamente cubierta”, en referencia a que ya tiene cerrada la compra de suministros para el año en curso.
La multinacional cervecera sigue la estela de otras compañías, como Pepsico, que hace unos días ya reconoció que no se puede evitar del todo el impacto de los aranceles. “No somos inmunes”, aseguró su presidente y consejero delegado, el español Ramón Laguarta. “Obviamente, compramos un montón de aluminio de Canadá”, admitió. Pepsico, además de hacer refrescos, es dueño de Matutano, del gazpacho Alvalle y de los cereales Quaker. “Nos va a impactar”, resumió.
Nestlé, en cambio, asegura que su modelo de producción le hace “inmune” a esta guerra comercial. “Estamos en una posición única y privilegiada que nos da resiliencia ante movimientos significativos”, aseguró en declaraciones a los medios su consejero delegado Laurent Freixe. “Producimos donde vendemos. Casi todo lo que vendemos lo hacemos en esa geografía determinada. El 90% de lo que vendemos en los Estados Unidos se fabrica allí”, lo que lleva al gigante suizo a ser “inmune”. “Lo mismo ocurre en China y Europa”, añadió. Lo que no pueden evitar las multinacionales alimentarias es que “las medidas arancelarias” cambien “considerablemente el panorama de la inflación” y vuelva a presionar una subida de precios.
Mientras, Kraft Heinz ha apuntado que, de momento, no había tenido en cuenta este “empeoramiento significativo” de los aranceles de cara a sus previsiones de negocio para 2025, según explicó a los inversores y recoge la agencia Bloomberg. En cambio, sí asumió que volverá a subir los precios en los casos en los que las materias primas, como el café, tengan costes más altos. Algo que también ha ocurrido en los últimos meses con el chocolate o el azúcar.