Las tasas al acero y el aluminio impuestas por EEUU entran en vigor este miércoles. La Comisión Europea aplicará de nuevo los aranceles con los que respondió a Trump en 2018 a productos como Levi's, el Bourbon o las motos Harley-Davidson. A mediados de abril ampliará el listado
Nada más entrar oficialmente en vigor la amenaza de Donald Trump de imponer de nuevo un arancel del 25% al aluminio y el acero, la UE ha respondido con la reintroducción de medidas proporcionales para productos procedentes de EEUU.
Según los cálculos de la Comisión Europea, las tasas impuestas por Trump afectarán a un total de 26.000 millones de euros de exportaciones de la UE (aproximadamente el 5% del total de las exportaciones de mercancías desde el mercado comunitario), que supondrán para los importadores estadounidenses una carga de 6.000 millones de euros para productos relacionados con el acero y el aluminio (que incluyen productos domésticos como utensilios de cocina o marcos de ventanas, así como maquinaria, aparatos de gimnasia, determinados electrodomésticos o muebles).
Como respuesta, la UE impondrá de nuevo los aranceles con los que respondió en el anterior mandato de Trump y que están suspendidos como parte de un acuerdo entre los dos bloques y que expira el 31 de marzo. Esas tasas afectan a un variado rango de productos estadounidenses que van desde los barcos hasta el licor pasando por productos textiles, pero son insuficientes para cubrir el castigo impuesto a la UE dado que su valor están en torno a los 8.000 millones de euros.
La Comisión Europea ha lanzado proceso de consultas para imponer contramedidas adicionales por un valor aproximado de 18.000 millones de euros, que se sumarán a la reimposición de la respuesta de 2018 a partir de mediados de abril. “El objetivo es garantizar que el valor total de las medidas de la UE se corresponda con el mayor valor del comercio afectado por los nuevos aranceles estadounidenses”, señala Bruselas en un comunicado. Entre los productos que serán objetivo de las nuevas tasas se incluyen productos de acero y aluminio, textiles, artículos de cuero, electrodomésticos, herramientas domésticas, plásticos y productos de madera. También procedentes del sector primario, como aves de corral, carne de vacuno, determinados productos del mar, frutos de cáscara, huevos, productos lácteos, azúcar y hortalizas.
“Los aranceles son impuestos. Son malos para las empresas, y aún peores para los consumidores. Estos aranceles perturban las cadenas de suministro. Traen incertidumbre para la economía. Están en juego puestos de trabajo. Los precios subirán. En Europa y en Estados Unidos. La Unión Europea debe actuar para proteger a los consumidores y a las empresas”, señala la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un comunicado en el que mantiene la puerta abierta a la negociación con la Administración Trump
“Creemos firmemente que, en un mundo plagado de incertidumbres geopolíticas y económicas, no redunda en nuestro interés común cargar nuestras economías con aranceles. Estamos dispuestos a entablar un diálogo significativo. He encomendado al Comisario de Comercio Maroš Šefčovič que reanude sus conversaciones para explorar mejores soluciones con EEUU”, apostilla.
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