La Unión Europea ha vuelto a ganar tiempo en la guerra desatada por Donald Trump después de que el presidente de EEUU accediera a dar margen hasta el 9 de julio para intentar llegar a un acuerdo que impida la entrada en vigor de aranceles generalizados así como un extra del 50% anunciado por el presidente estadounidense el viernes.

Tras la conversación de la presidenta, Ursula von der Leyen, y Trump este domingo, en la Comisión Europea tratan de pasar página de la última amenaza del presidente estadounidense y centrarse en las negociaciones. “Prefirimos vivir en el presente. El viernes es el pasado y preferimos centrarnos en la llamada de esta tarde”, ha respondido el portavoz de comercio, Olof Gill.

Pero en la Comisión Europea son conscientes de la volatilidad de Trump, que dio un golpe al tablero con el anuncio de un arancel del 50% en plenas negociaciones y en un momento en el que en la UE veían avances al haber comenzado a intercambiarse papeles entre Bruselas y Washington. “Vamos día a día”, ha respondido la portavoz de la Comisión Europea, Paula Pinho, sobre los posibles próximos pasos, aunque ha asegurado que la voluntad es “seguir comprometidos” con esas negociaciones. “Estamos listos para llegar a un acuerdo”, ha reiterado sobre la voluntad de la UE.

¿Y cómo se encuentran las negociaciones? En la Comisión Europea evitan entrar en los detalles bajo la premisa de que “el secreto de las negociaciones es la discreción”. Lo que se sabe por el momento es que la UE ha puesto sobre la mesa de la Casa Blanca aranceles “cero por cero” para los bienes industriales y vehículos, el compromiso de incrementar las importaciones en sectores estratégicos, como la energía, para reducir el déficit comercial existente entre la UE y EEUU, o el desarrollo de la cooperación en redes móviles 5G y 6G, además de una mayor colaboración en sectores que son objeto de disputa, como acero y el aluminio, los semiconductores, el sector farmacéutico o los automóviles.

Sin embargo, ese marco es insuficiente para Trump, que dio una pista de cómo la UE puede evitar los nuevos aranceles: “Creo que lo que harán será enviar a sus compañías a EEUU y construir fábricas. Y si construyen su fábrica aquí, entonces no habrá aranceles”. No hay respuesta de la UE al respecto, al menos públicamente.

Por el momento, la UE sufre un 25% de aranceles de EEUU a las exportaciones de aluminio, acero y vehículos y una tasa general del 10%. Los 27 paralizaron su respuesta al primer golpe de Trump al sector metalúrgico a la espera de ver si prosperan las negociaciones. No obstante, el bloque comunitario ha asumido que al menos una parte de los aranceles ha llegado para quedarse y negocia internamente las denominadas “medidas de re-equlibrio” con las que pretenden contestar a la elevación de las tasas por parte de Washington. Así, Bruselas elaboró un listado de productos por valor de 95.000 millones de euros a los que se podría aplicar aranceles para equilibrar la balanza.

Además, la UE sostiene que usará todos los medios que tiene a su alcance para proteger a las empresas y consumidores europeos de la guerra comercial. Dentro del arsenal que tiene el bloque comunitario están los impuestos a las tecnológicas y el mecanismo anti-coerción que contempla un amplio abanico de medidas que se pueden activar en caso de 'chantaje' comercial, como la restricción de las exportaciones y las importaciones o la prohibición de que las empresas de otro país obtengan licitaciones públicas.