Biden baraja enviar bombas de racimo a Ucrania

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, podría estar a punto de aprobar el envío de bombas de racimo a Ucrania después de seis meses sopesando esta decisión, según publica The New York Times y avanzó la agencia de noticias Reuters este jueves. La medida supondría un claro distanciamiento de sus aliados más cercanos, que firmaron la Convención sobre Municiones en Racimo, un tratado internacional que prohíbe el uso de esta peligrosa arma para los civiles desde 2010.

Entre los países que no se han adherido a este tratado se encuentran Estados Unidos, Rusia y Ucrania.

Pero Estados Unidos sí tiene una ley que prohíbe la fabricación, almacenamiento o transferencia de armas que tenga un margen de error superior al 1% (según el Pentágono, los últimos tests indican un 2,35% de error de las bombas de racimo que están siendo bajadas). Según el Washington Post, Biden podría saltársela utilizando otra legislación que permite dar ayuda a un país en casos extremos que se consideren vitales para Estados Unidos.

Varios de los principales asesores de Biden, incluido el secretario de Estado, Antony Blinken, recomendaron al presidente aprobar esta decisión en una reunión con altos funcionarios de seguridad nacional la semana pasada. El Departamento de Estado ha sido hasta ahora el más reticente, tanto por razones humanitarias como por la preocupación de alejarse de sus aliados. La mayoría de los aliados de Estados Unidos, como Reino Unido, Alemania o Francia, firmaron la Convención en 2008.

Rusia ya ha utilizado este tipo de armamento contra Ucrania, en ataques que han supuesto la muerte de cientos de civiles, incluidos niños, según documentó la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, entre otras. Biden ha estado lidiando con la presión de su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, que argumenta que las municiones, que dispersan pequeñas municiones letales, son la mejor forma de acabar con los rusos atrincherados que bloquean la contraofensiva ucraniana. Un alto cargo estadounidense dijo el jueves que las armas son "100 por ciento necesarias" para satisfacer las necesidades actuales del campo de batalla.

Tras el inicio de la contraofensiva ucraniana, Biden y sus aliados se enfrentan a un dilema respecto al conflicto: arriesgarse a dejar que Ucrania se quede sin los proyectiles de artillería que necesitan para enfrentar a Rusia o aceptar enviarles municiones de racimo, prohibidas porque se sabe que causan lesiones graves a civiles.

Hasta 110 países se han adherido a la Convención sobre Municiones de Racimo, que prohíbe el uso, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento y transferencia de este tipo de armas desde 2010. Según Naciones Unidas, se trata de un tipo de arma que consiste en un dispensador desde el que se dispersan muchas submuniciones en áreas amplias. Este tipo de armas pueden ser lanzadas con aviones, artillería o misiles, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Las municiones tienen un porcentaje de fallo de al menos el 2% y pueden no explotan, lo que crea un potencial impacto humanitario en la población civil durante el conflicto y una vez terminado este. En conflictos recientes, según estimaciones citadas en un informe de la Cruz Roja, entre el 10 y el 40% de las submuniciones dispersadas no han explotado, por lo que la probabilidad de que este tipo de armas mate a una persona años o incluso décadas después de su fin es muy alta.

La organización Human Rights Watch denunció este jueves el uso de bombas de racimo por parte de Rusia y Ucrania y pidió que EEUU no envíe este tipo de municiones a los ucranianos, que las solicitan desde hace meses. “Las fuerzas ucranianas han utilizado munición de racimo que ha causado la muerte y heridas serias a civiles. Las fuerzas rusas han usado de manera extensiva munición de racimo, causando numerosas muertes de civiles y heridas graves”, señala el comunicado de la organización.

La petición ha generado el enfado de Kiev. El asesor de la oficina presidencial ucraniano, Mykhailo Podolyak, criticó a la organización en Twitter por “acusar a los ucranianos de no desarmarse lo suficiente” mientras Rusia “invade Ucrania” y “desencadena una guerra genocida brutal” en la que “mata civiles, organiza ejecuciones públicas, viola a mujeres” y “secuestra niños”.