España, la presidencia de la UE con récord legislativo a la que se le resistieron Mercosur y la violencia de género

Reforma del mercado eléctrico. Hecho. 

Pacto de Migración y Asilo. Hecho. 

Acuerdo de los 27 para las nuevas reglas fiscales. Hecho. 

Primera ley para regular la inteligencia artificial. Hecho. 

La presidencia española del Consejo de la UE concluye con un récord de expedientes cerrados. Las prioridades que se fijaron para el semestre se han cumplido con jornadas maratonianas de negociación que en el mes de diciembre se han prolongado prácticamente a diario hasta la madrugada. El éxito legislativo se ha debido en buena medida a que la española ha sido la última presidencia completa del Consejo de la UE antes de las elecciones europeas de junio, que provocarán un parón en abril.

De ahí que los gobiernos, la Eurocámara y la Comisión Europea se pusieran ambiciosos objetivos para que los principales expedientes que tenían sobre la mesa se cerraran antes de acabar el año. 

“La nota es sobresaliente”, dijo Pedro Sánchez al llegar a Bruselas para participar en el último Consejo Europeo del año. En la cita, no obstante, el gran protagonista fue Viktor Orbán. Primero por permitir, contra todo pronóstico, la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania. Después, por bloquear la revisión del presupuesto europeo (con 50.000 millones previstos para Kiev). En la rueda de prensa posterior a la reunión de los líderes de los 27, Sánchez, que inició simbólicamente la presidencia española del Consejo de la UE precisamente en Ucrania, se llevó la felicitación sin ambages tanto de Ursula von der Leyen como de Charles Michel. 

“Me gustaría empezar con un gran agradecimiento a ti, presidente, querido Pedro, y me gustaría dar las gracias al equipo español que ha estado trabajando tan incansablemente en esta excelente presidencia española durante los últimos seis meses. Gracias a su dedicación y a su compromiso, creo que hemos conseguido sacar adelante un gran número de expedientes clave. Algunos de ellos son cruciales para nuestra futura competitividad económica”, expresó la presidenta de la Comisión Europea, que aludió específicamente a la Ley de Inteligencia Artificial, que será la primera regulación del mundo en esa materia, o la de Materias Primas Críticas, con la que la UE aspira a limitar las dependencias de otras potencias. 

La víspera de esa comparecencia la UE había cerrado también la reforma del mercado eléctrico, que fue la gran apuesta de España antes incluso de que estallara la crisis energética. Aunque no supone una revolución respecto al sistema vigente, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que es una de las principales muñidoras del acuerdo y a la que muchos ven su futuro en Europa, aseguró que era una “buena noticia”. La mayoría de expedientes de su cartera han “llegado a buen puerto”, según explicó ella misma. “La presidencia española lo ha dejado limpio”, afirmó la comisaria de Energía, Kadri Simson, sobre el trabajo legislativo. En el primer semestre de 2024 el trabajo será plantear las prioridades para la futura Comisión Europea. 

Cuando Sánchez compareció junto a Von der Leyen y Michel, el gran elefante en la habitación era el Pacto de Migración y Asilo, que llegaba a la recta final de una negociación que lo ha mantenido atascado desde 2020. Fueron necesarias dos sesiones, ambas maratonianas, para sacarlo adelante. Tanto el Parlamento Europeo como las capitales eran conscientes de que era ‘ahora o nunca’ ante las elecciones de junio y el auge de la extrema derecha en todo el continente. Aunque Francia, inmersa en sus propios problemas domésticos, puso cuesta arriba el tramo final, hubo fumata blanca para unas nuevas reglas que profundizan en la ‘Europa fortaleza’ endureciendo las normas para el asilo y dejando atrás la solidaridad por un sistema en el que los países que rechacen acoger refugiados podrán hacerlo pagando 20.000 euros por persona. 

El otro gran dosier que ha salido adelante bajo la presidencia española ha sido el acuerdo para la renovación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Decenas de horas de trabajo a nivel técnico, además de los contactos políticos –y un broche final de Francia y Alemania en una cena en París–, permitieron un entendimiento de los 27 ministros de Economía para las nuevas reglas fiscales que regirán las cuentas públicas a partir del año que viene. No obstante, ahora se debe cerrar el texto con la Eurocámara en una negociación en la que los gobiernos han dejado muy poco margen de maniobra. 

En total, bajo la presidencia española del Consejo de la UE se han cerrado unos 50 expedientes. El Gobierno ha destacado especialmente la Ley de Restauración de la Naturaleza, que ha salido adelante descafeinada después de que el Partido Popular Europeo tratara de tumbar la propuesta en la Eurocámara y de que la presión del sector agrícola haya hecho mella en los gobiernos. Esa norma se ha convertido en un símbolo de la que será previsiblemente la gran batalla en los próximos años ante los síntomas de ‘fatiga’ (sobre todo económica) de la agenda verde. El listado lo completan, no obstante, un elenco variadísimo que va desde la Ley de Libertad de Medios, que implanta obligaciones de transparencia, hasta la prohibición de la publicidad política financiada por terceros países antes de las elecciones. 

Más allá de lo legislativo, Hungría ha estado a punto de aguar la fiesta a Sánchez en dos ocasiones: una de ellas con la amenaza de bloqueo a las negociaciones de adhesión de Ucrania y la otra al deslucir la cumbre de Granada torpedeando las conclusiones sobre migración. Sin embargo, esa cita sirvió más bien para el ‘soft power’ o la diplomacia pública, además de ser, como ocurrió con la cumbre de la OTAN, un gran escaparate. En esta ocasión, los líderes de los 27 aprovecharon la víspera para celebrar un encuentro de la Comunidad Política Europea, el organismo con el que pretenden dar apoyo a los países que aspiran a sumarse al club, pero a los que aún les queda recorrido, como Ucrania –Volodímir Zelenski viajó, aunque no se quedó a los fastos– o los Balcanes Occidentales.

Aunque fue la cita más vistosa –sin minusvalorar la reunión de ministros de Economía en Santiago de Compostela en la que muchos trasladaron a la anfitriona, Nadia Calviño, su intención de volver–, Sánchez da más importancia a la cumbre UE-Latam que se celebró en Bruselas en julio. Allí los 27 se comprometieron a invertir 45.000 millones de euros en la región y a estrechar los lazos con el continente. Parte de los proyectos (para proteger la Amazonía, desarrollar sistemas de agua potable en Ecuador, Perú y Uruguay o la transición energética en Chile y México así como el transporte público sostenible en Colombia y Costa Rica) se validaron en la cita de los responsables de Finanzas precisamente en Santiago dos meses después. También se alcanzaron posteriormente acuerdos para incrementar la cooperación en materia de seguridad y lucha contra el crimen organizado. 

Lo que se le ha resistido a la presidencia española del Consejo de la UE ha sido la firma definitiva del acuerdo comercial con Mercosur, que lleva décadas empantanado. “Nos hubiera gustado culminarlo, desgraciadamente no ha sido así”, reconoció Sánchez sobre una rúbrica que llegó a planear para el 7 de diciembre pero que Francia, por temor a las repercusiones económicas para los agricultores, y Argentina, en pleno intercambio de poderes tras la victoria del ultraderechista Javier Milei, alejaron, pese al sprint final del brasileño Lula da Silva. 

Otra de las espinas clavadas para la presidencia española es el bloqueo de la ley europea contra la violencia de género. Francia y Alemania están poniendo pegas a la legislación que pretende emular el ‘solo sí es sí’ regulado en España para que el consentimiento rija las relaciones sexuales como concepto a la hora de determinar lo que es una violación. El principal argumento que utilizan los gobiernos para oponerse a esa parte de la directiva es que es una competencia nacional. Lo cierto es que ha sido imposible por ahora alcanzar un acuerdo con la Eurocámara, que avala ese modelo y que sostiene que los servicios jurídicos están de su parte. 

La presidencia española se llevó, además, un varapalo de última hora al bloquearse el visto bueno a la ley ‘rider’ europea que negoció el departamento de Yolanda Díaz. Tras cerrarse un acuerdo provisional con el Parlamento y la Comisión Europea para regular el trabajo de las plataformas, varios países, entre ellos Francia, mostraron reticencias y dejaron el asunto en standby sin que se llegara a votar. Por ahora no hay una mayoría suficiente de los 27 para que salga adelante. 

A pesar de esos contratiempos, Sánchez aseguró ante Von der Leyen y Michel que la presidencia había sido “muy, muy satisfactoria” y en el Congreso de los Diputados, frente a la bancada del PP, que ha cuestionado en todo momento la gestión de España, envió un recado: “Queda lejos ese país apocopado y acomplejado, que miraba a sus vecinos europeos con una mezcla de admiración y complejo de inferioridad”.