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La cumbre de Suiza sobre la paz en Ucrania cierra un comunicado conjunto sin la firma de varios países del sur global

La cumbre de Suiza sobre la paz en Ucrania cierra un comunicado conjunto sin la firma de varios países del sur global

Rodeados por un paisaje alpino de postal en lo alto de una montaña suiza, los líderes reunidos en la cumbre sobre la paz en Ucrania han acordado un comunicado conjunto como resultado del evento, con el que Suiza esperaba allanar el camino para un proceso de paz y Volodímir Zelenski buscaba aumentar la presión diplomática sobre Vladímir Putin, apuntalando el apoyo internacional a su visión del fin de la guerra.

No obstante, algunos países destacados como India, Sudáfrica, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o México no han firmado la declaración final, subrayando la dificultad de Ucrania para cortejar al llamado sur global. En lo que Zelenski ha calificado como un “gran éxito”, unos 80 de los aproximadamente 90 países asistentes sí se han adherido al documento, entre ellos los países de la Unión Europea –España incluida–, Estados Unidos o Chile.

El comunicado orbita en torno al principio de que la “integridad territorial” de Ucrania debe respetarse en cualquier acuerdo de paz para poner fin a la guerra, una demanda clave para Kiev y afirma que “el diálogo entre todas las partes” será necesario para lograr un acuerdo duradero. “La Carta de las Naciones Unidas, incluidos los principios de respeto de la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, puede servir y servirá de base para lograr una paz global, justa y duradera en Ucrania”, reza la declaración.

La presidenta suiza, Viola Amherd, ha descrito el comunicado conjunto como “una clara señal al pueblo de Ucrania y a todos los afectados directamente por las consecuencias de la guerra”. “Una gran parte de la comunidad internacional tiene el deseo de lograr un cambio”, ha dicho. “Lo más importante es que entendamos que el camino hacia la paz en Ucrania debe seguirse sobre la base del derecho internacional y, en particular, de la Carta de las Naciones Unidas”.

Unos 100 Estados y organizaciones han asistido a las conversaciones de dos días en un complejo turístico de Bürgenstock, sobre el lago de Lucerna. Según informa la agencia Reuters, algunos líderes se han marchado antes de tiempo. Rusia no ha sido invitada y se ha afanado en caracterizar la cumbre como una pérdida de tiempo. El encuentro también ha estado marcado por la notable ausencia de China, razón por la que muchos han sembrado dudas sobre la eficacia de la cita.

La cumbre ha tenido lugar en un momento en el que las fuerzas rusas han estado logrando modestos avances territoriales en el este y noreste de Ucrania más de dos años después de una invasión que se ha cobrado miles de vidas, ha arrasado ciudades y ha obligado a huir a millones de personas. Sin embargo, se esperaban pocos resultados importantes este fin de semana. Las posibilidades de una salida diplomática a la guerra en estos momentos continúan siendo escasas: ambas partes creen que tienen margen para mejorar su posición por vía militar y Rusia persiste en su exigencia de que Ucrania ceda su territorio, algo que Kiev sigue sin estar dispuesta a aceptar.

Tras meses de preparativos intensos, las autoridades ucranianas han ensalzado la propia celebración de la cumbre como un éxito, y la han calificado como “el primer paso hacia una paz justa basada en la Carta de Naciones Unidas y en los principios básicos del derecho internacional”, como ha repetido este domingo el jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak. “Es una posición fuerte de Ucrania para el futuro, respaldada por el apoyo de Occidente y de los países del Sur Global. Seguiremos trabajando, seguiremos avanzando hacia la justicia”.

Entre los líderes que han estado en Bürgenstock se encuentran el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz o el primer ministro británico Rishi Sunak. También ha habido representación de países latinoamericanos, como el presidente chileno Gabriel Boric o el argentino Javier Milei. El presidente colombiano Gustavo Petro, sin embargo, canceló su asistencia en el último momento, y tampoco ha estado el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

Qué han acordado

Las conversaciones de este domingo han girado en torno a la búsqueda de una posición conjunta sobre seguridad nuclear y alimentaria, y la devolución de prisioneros de guerra y niños deportados de Ucrania durante la guerra, tres puntos en los que Ucrania decidió centrarse para ganar tracción y el mayor número de participantes posible, marcándose objetivos más modestos al omitir cuestiones más espinosas.

El documento final se refiere a la “guerra” de Rusia contra Ucrania. Pide que Ucrania tenga “pleno control soberano” sobre la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa –ocupada por las tropas de Moscú poco después del inicio de la invasión. También demanda la liberación de todos los prisioneros de guerra en un “intercambio completo” y la devolución a Ucrania de todos los niños ucranianos “deportados y desplazados ilegalmente”. En lo relativo a la seguridad alimentaria, remarca que la navegación comercial “libre, plena y segura, así como el acceso a los puertos marítimos de los mares Negro y de Azov, son fundamentales”, y condena los ataques contra buques mercantes en los puertos y a lo largo de toda la ruta, así como contra puertos civiles e infraestructuras portuarias civiles.

Parte del tira y afloja diplomático de la cumbre ha sido lograr un equilibrio en la declaración final, navegando entre condenar las acciones de Rusia y conseguir la mayor adhesión posible, una tarea difícil debido a los diferentes puntos de vista de los países sobre cómo lograr exactamente la paz. El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmitro Kuleba, ha calificado el texto final de “equilibrado” y ha asegurado que han tenido en cuenta todas las posiciones de principio en las que Kiev había insistido. Pero el comunicado no ha obtenido el apoyo unánime de los participantes.

Este sábado, el presidente ucraniano afirmó que, una vez se acordara un plan de acción, éste se presentaría a Rusia “para que en la segunda cumbre de paz podamos fijar el verdadero fin de la guerra”.

Kiev y Berna aspiraban a anunciar el anfitrión de una conferencia de seguimiento destinada aprovechar el impulso de este encuentro, que sigue la estela de otras reuniones para abordar la guerra en Yeda, Copenhague, Malta y Davos.

Suiza, un país de tradición neutral, aceptó acoger una cumbre de alto nivel después de que se lo pidiera Zelenski. Con ella, Berna perseguía el objetivo declarado de “iniciar un proceso de paz y elaborar los pasos hacia dicho proceso”, facilitando los debates “que podrían conducir a una paz justa y duradera en Ucrania”. Sin embargo, las autoridades suizas han dejado claro que no será un foro de negociación, sino una conferencia de alto nivel “para crear una base apoyada conjuntamente para futuras negociaciones” y han insistido en que esperan que algún día Moscú se una al proceso.

“Entendemos perfectamente que llegará un momento en que será necesario hablar con Rusia”, ha dicho el ministro ucraniano Kuleba. “Pero nuestra posición es muy clara: no permitiremos que Rusia hable en el lenguaje de los ultimátums como lo está haciendo ahora”.

Este domingo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que Vladímir Putin no descarta conversaciones con Ucrania, pero ha añadido que Zelenski no podría participar.

El viernes pasados, en vísperas de la cumbre, el presidente ruso volvió a ofrecer un alto el fuego sin proponer concesiones, en lo que muchos expertos vieron una maniobra para desvirtuar la cita en Suiza. Putin puso sobre la mesa exigencias maximalistas como que Kiev entregue los territorios del Donbás y el sur que ocupa solo parcialmente, insistiendo también en el abandono de su intento de unirse a la OTAN, la “desmilitarización” y la “desnazificación”. Muchos líderes occidentales han rechazado estas demandas.

Las autoridades del país invadido han reiterado que Moscú no actúa de buena fe y se han opuesto el planteamiento de Putin. Para poner fin a la guerra, Kiev exige la retirada de todas las tropas rusas del territorio de Ucrania y la recuperación de todos los territorios dentro de sus fronteras de 1991. 

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