El presidente estadounidense se llama por primera vez con el primer ministro israelí desde que empezó la escalada de violencia en la región
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Mientras Israel aún calcula su respuesta contra Irán por el ataque de la semana pasada, este miércoles el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se han llamado por primera vez en dos meses.
Biden ha vuelto a insistir a su homólogo en la necesidad de un “acuerdo diplomático” para poner fin el conflicto de la Línea Azul, así como enfatizó en la necesidad de retomar las negociaciones para lograr un alto el fuego en Gaza. Desde principios de año que Estados Unidos se ha puesto al frente de las negociaciones, las cuales siguen encalladas y con nulos resultados. Paralelamente, Washington no ha parado de enviar armas a Israel en todo este tiempo, batiendo una cifra récord solo en ayudas militares para su socio de almenos 17.900 millones de dólares, según reveló este lunes un informe publicado por la Universidad de Brown.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, ha afirmado este miércoles que Estados Unidos no permitirá que “Líbano se convierta en Gaza”. La portavoz respondía así a las declaraciones que hizo este martes Netanyahu, quien amenazó al pueblo libanés con “una larga guerra que traerá destrucción y sufrimiento similar al que vemos en Gaza” si no se levantaba contra el grupo chií Hizbulá.
El comunicado no da detalles sobre los avances en la respuesta a Irán, solo que Biden condenan “inequívocamente el ataque con misiles balísticos”. La semana pasada, el presidente norteamericano ya advirtió que no apoyaría una respuesta que implicara un ataque a las instalaciones nucleares iranís. Pocos días después de marcar esta línea roja, el presidente también pidió a su socio no atacar a las reservas de petróleo de Irán.
La escalada de las últimas semanas, con la invasión terrestre en el Líbano, y el asesinato del líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, por parte de Israel, ha llevado Oriente Medio al borde de una guerra regional. De la respuesta de Tel Aviv contra Teherán depende que el conflicto acabe estallando o no. Estados Unidos está intentando que la contestación de su socio sea “controlada” y no obligue al régimen de los ayatolás a involucrarse más en el conflicto.
Aunque la reciente evolución de los hechos, con Israel avanzando su ofensiva en el Líbano mientras rechazaba la propuesta presentada por Estados Unidos de un alto el fuego en el Líbano, no es muy esperanzadora. A menos de un mes de las elecciones, Netanyahu está aprovechando el poco margen de maniobra que tiene la administración Biden para seguir avanzando en el conflicto. Aunque Washington en ningún momento ha amenazado con cortar el suministro de armas, como sí hizo la pasada primavera, cuando Tel Aviv se disponía a invadir Rafah en contra de las peticiones de Biden. La amenaza, pero, nunca se cumplió y Netanyahu invadió sin oposición este enclave al sur de la Franja .
De hecho, la petición de Biden de intentar “minimizar los daños a los civiles” en el Líbano, sin reprochar la ofensiva sobre el país árabe, recuerda mucho a los equilibrios que ya hizo el norteamericano el pasado mes de abril con la crisis de Rafah. En esa ocasión, Washington se esforzaba de cara a la comunidad internacional a hacer llamamientos para proteger la población civil. La guerra de Gaza, que ya ha cumplido el año, ya ha dejado un balance de más de 41.000 palestinos muertos, y en el Líbano ya hay más de 2.000 muertos desde que empezaron los ataques por parte de Israel.
Cuando el ejército israelí empezó su incursión sobre el sud del Líbano, Estados Unidos respaldó la operación militar “limitada”, alegando que Israel necesitaba “desmantelar la infraestructura de Hezbollah” en la frontera norte.
Respuesta contra Irán “poderosa, precisa y sorprendente”El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, aseguró este miércoles en una visita a la dirección de Inteligencia del Ejército que la respuesta hebrea al ataque masivo de Irán del martes pasado será un ataque “potente, preciso y, sobre todo, sorprendente”, informa Efe. “No entenderán qué ha pasado y cómo ha sucedido”, dijo Gallant, según ha difundido su oficina esta tarde.
El titular de Defensa defendió que el ataque iraní -que consistió en el lanzamiento de 180 misiles balísticos contra el territorio de Israel- fue “agresivo” pero “no preciso”.
El bombardeo de la república islámica dejó un muerto, a pesar de su dimensión, y se trató de un palestino en la ciudad cisjordana de Jericó, al cual aplastaron los restos de la intercepción de uno de los misiles.
Además, las fuerzas armadas reconocieron que algunos misiles lograron impactar en el centro y sur del país, en las inmediaciones de bases como la de Nevatim –en el desierto del Negev– o la de Tel Nof –en el centro del país– pero desde entonces las autoridades se jactan de que estas siguen operando.
“La Fuerza Aérea resultó ilesa, todas las pistas están operativas, nuestras actividades continúan, ni un solo avión fue dañado, ni un solo soldado o civil resultó herido”, continuó el ministro, obviando a la víctima palestina.
El pasado 1 de octubre, el ataque de Irán hizo sonar las alarmas en todo el país, obligando a refugiarse a millones de personas.
Entonces, las autoridades iraníes reivindicaron la operación como una respuesta al asesinato del líder del grupo chií Hizbulá, Hasán Nasrala, en un bombardeo iraní, así como al del que fuera líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en otro ataque en Teherán que Israel nunca reivindicó ni desmintió.
Las hostilidades entre la república islámica y el Estado hebreo se enmarcan en los últimos días en la ofensiva de bombardeos e incursiones terrestres de Israel en Líbano -en el sur, este y Beirut, la primera, y en el sur, las segundas–.
Esta ofensiva culmina un año de intercambios de fuego entre Israel e Hizbulá en torno a la frontera con Líbano, en medio del genocidio israelí en Gaza, que deja más de 2.100 muertos en Líbano, concentrándose la gran mayoría en los ataques hebreos de las últimas dos semanas. La ofensiva militar israelí en Líbano ha obligado además a desplazarse a más de 1,2 millones de personas.