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La cosecha "sangrienta" de la aceituna en Cisjordania: la otra guerra de Israel contra los agricultores palestinos

La cosecha

Dos agricultores han muerto durante el primer mes de la temporada y se han registrado cientos de ataques contra los que tratan de recolectar los frutos de un árbol con gran simbolismo en Palestina

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La de este año es la cosecha de la aceituna “más peligrosa” de todos los tiempos para los agricultores palestinos en la Cisjordania ocupada. Así la definieron más de una decena de expertos independientes de Naciones Unidas a mediados de octubre, cuando dio comienzo la temporada.

Un mes después, los datos recopilados por la Unión de Agricultores Palestinos demuestran que ha sido violenta y complicada.

Dos agricultores han perdido la vida entre el 10 de octubre y el 10 de noviembre, según esa asociación. Pocos días después del comienzo de la cosecha, Hanan Abu Salameh, una mujer de 59 años, recibió un disparo en la cabeza por un soldado israelí y murió. Este mes de noviembre, Ahmed Abu Ghazal, de 68 años, fue atacado por un colono y falleció por una hemorragia cerebral. Además, 55 agricultores han sufrido heridas que, en algunos casos, han sido graves.

“La cosecha ha sido más sangrienta que la del año pasado”, afirma a elDiario.es el director ejecutivo de la Unión de Agricultores Palestinos, Abbas Milhem. En octubre de 2023 coincidió con el comienzo de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza –en la que han muerto más de 44.000 personas–. Entonces, el aumento de la tensión y de la violencia también en Cisjordania paralizó prácticamente todas las actividades, incluida la recolección de la aceituna.

Una familia palestina recolecta las aceitunas en la aldea de Al Tuwani, en el sur de la Cisjordania ocupada, en octubre de 2024. Una familia palestina recolecta las aceitunas en la aldea de Al Tuwani, en el sur de la Cisjordania ocupada, en octubre de 2024. Ataques contra los agricultores

Este año, “la cosecha empezó con el asesinato a sangre fría de una agricultora en su terreno mientras estaba recolectando la aceituna; y más recientemente otro agricultor fue asesinado”, cuenta Milhem por teléfono desde la ciudad de Ramala. Su organización ha documentado más de 700 ataques violentos de colonos judíos durante la cosecha que, en muchas ocasiones, estaban acompañados o protegidos por militares israelíes. Por su parte, la ONU ha documentado 225 ataques desde el 1 de octubre de 2024 directamente ligados a la cosecha de la aceituna en 82 comunidades palestinas cisjordanas. La mayoría de ellos resultaron en daños personales o materiales.

“Muchos agricultores no han tenido acceso a sus tierras para recolectar sus aceitunas debido al aumento de los ataques criminales y brutales de los colonos; miles de árboles han sido quemados, cortados o dañados por los colonos; también las aceitunas han sido robadas”, denuncia la asociación. En total, han sido quemados o erradicados unos 1.500 árboles en el periodo entre el 10 de octubre y 10 de noviembre. Además, los colonos han robado las aceitunas de 6.500 árboles y han requisado por la fuerza aceitunas equivalentes a más 60.000 litros de aceite, según la unión.

“Estimamos que el 30% de los cultivos no fueron cosechados debido a los ataques de los colonos contra los agricultores. Desde que la guerra genocida estalló en Gaza, los colonos están haciendo otra guerra contra los agricultores en Cisjordania, donde están destruyendo la seguridad alimentaria”, denuncia Milhem. Es más, el director señala que, desde octubre de 2023, 2.000 familias que se dedican a la agricultura han sido expulsadas de sus terrenos y no se les permite regresar.

El sector de la aceituna es el más grande dentro del agrícola, con 110.000 agricultores que representan más de la mitad de todos los agricultores palestinos, aparte de unas 50.000 personas que participan en la cosecha. La Unión de Agricultores Palestinos estima que en 2024 la producción sería de 20.000 toneladas de aceite de oliva, en el supuesto de que todos los agricultores pudieran acceder a sus terrenos y cosechar, pero con las restricciones que han sufrido es probable que no alcancen las 16.000 toneladas, lamenta Milhem. Agrega que habrá que esperar a que concluya la temporada, que en muchos casos se prolonga hasta diciembre –“No como en España”, aclara el hombre–.

Aceitunas recolectadas en la zona de Battir, cerca de Belén, en la Cisjordania ocupada en noviembre de 2024. Aceitunas recolectadas en la zona de Battir, cerca de Belén, en la Cisjordania ocupada en noviembre de 2024.

Encargado de la Unión de Agricultores Palestinos y él mismo un agricultor, Milhem explica que los colonos “no están cometiendo los crímenes de forma individual”. “Gozan de la inmunidad y del apoyo total del Gobierno, económico y militar. Ningún colono que ha cometido ataques contra agricultores palestinos ha sido juzgado, están protegidos y amparados”. En su opinión, es una política que ha adoptado el Gobierno israelí, entre cuyos ministros hay un colono y ha apoyado la expansión de los asentamientos ilegales en la Cisjordania ocupada.

Milhem va más allá y considera que los ataques de los colonos se enmarcan en el plan del Gobierno israelí para anexionarse Cisjordania, para lo cual necesita primero expulsar a los palestinos: “Los colonos están atacando, hiriendo, disparando y matando a los agricultores, o aterrorizando a sus familias o negándoles el acceso a sus propiedades” con el objetivo de que abandonen esos terrenos, dejando vía libre a los ciudadanos israelíes (más de medio millón residen en los asentamientos de Cisjordania).

De una fiesta familiar a una “pesadilla”

“La cosecha de la aceituna era un festival, pero desde el año pasado se ha convertido en una pesadilla para la mayoría de las familias que no pueden ir juntas a recolectar aceitunas, que no pueden llevar a los niños por miedo a que los ataquen, les disparen, les golpeen o les acosen. Es muy peligroso”, afirma el director.

Además del peligro personal y de las pérdidas económicas a las que se enfrentan los agricultores, no poder disfrutar de la cosecha y de sus olivos tiene un significado más profundo y doloroso para la sociedad palestina. “Es muy profunda la conexión entre los palestinos y los olivos, tenemos árboles de miles de años de antigüedad, de la época de Jesucristo en la zona de Belén. Aparte de que sea una fuente de ingresos, para nosotros es la fuente de la vida”, dice Milhem. “Los olivos en Palestina no son solo árboles, representan el amor, la dignidad, la identidad nacional, la historia y la cultura” de esta tierra milenaria.

Chicas palestinas participan en la recogida de la aceituna cerca de Belén, en la Cisjordania ocupada en noviembre de 2024. Chicas palestinas participan en la recogida de la aceituna cerca de Belén, en la Cisjordania ocupada en noviembre de 2024.

Desde la organización Oxfam conocen la importancia del olivo y la aceituna y por ello han diseñado un proyecto para apoyar este sector relevante desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Con el nombre “Promoviendo el oro verde de la economía palestina”, el proyecto busca expandir el acceso del aceite palestino a los mercados, en concreto a los europeos, y mejorar las técnicas de cultivo sostenibles. La ONG dará apoyo directo a más de 1.300 agricultores para que incorporen técnicas que no favorezcan al cambio climático y que, al mismo tiempo, mejoren la productividad y la calidad del producto. El objetivo es obtener un aceite de oliva ecológico con estándares internacionales, que reporte un 30% más de beneficio para los agricultores, explica a elDiario.es la directora de proyectos de Oxfam en Palestina, Feda Al Husseini.

“El sector de la aceituna no es un sector cualquiera en Palestina. Es muy importante. Más de 100.000 familias palestinas dependen de él”, afirma Al Husseini, señalando que su valor ronda los 150 millones de dólares (se estima que representa el 15% del PIB de Cisjordania). “Pero no es solo una cuestión económica, forma parte de nuestra tradición, de nuestra cultura. Para nosotros, los olivos representan la resiliencia: los heredamos de nuestros abuelos y los heredarán nuestros hijos en el futuro”, agrega.

La mujer cuenta desde su oficina en Ramala que cosechar la aceituna “siempre ha sido difícil por la ocupación” de Israel, pero “desde el 7 de octubre de 2023 ha habido un aumento alarmante de la violencia, tanto por parte de los colonos como de las fuerzas israelíes y esto ha afectado a los agricultores”. Relata que los ataques han ido a más en todas las áreas y, sobre todo, en aquellos terrenos situados cerca de los asentamientos ilegales. “Es un castigo colectivo, contra todos los agricultores, para evitar que accedan a sus tierras y forzar su desplazamiento”, denuncia Al Husseini.

Por su parte, Buthaina Mizyed, encargada de Justicia Económica para Mujeres y Jóvenes en Oxfam en Palestina, destaca el aspecto nutricional de la aceituna: “El aceite de oliva es uno de los principales alimentos que consumen las familias palestinas, es un pilar de la seguridad alimentaria, sobre todo para las familias más pobres”. El aceite se toma con zaatar (una hierba aromática parecida al tomillo mezclada con otras especias) en el desayuno y en otras comidas principales.

Al Husseini explica que este año la calidad y el valor nutricional del aceite pueden verse reducidos porque, para evitar los ataques, muchos agricultores empezaron a cosechar antes, cuando las aceitunas no estaban maduras del todo. Esto reduce también la producción y la posibilidad de exportar el aceite, si su calidad es inferior, además de reducir el precio en el mercado. El aceite palestino es conocido en todo Oriente Medio por su calidad y suele consumirse en países vecinos que no tienen tanta producción o que no son tan fértiles, como Jordania o los Estados del Golfo Pérsico. Incluso el aceite que se producía en Gaza antes de la guerra era exportado en pequeñas cantidades a Egipto.

Las dos mujeres relatan en una entrevista desde Ramala que algunos agricultores que tienen miedo de cosechar sus aceitunas dejan que otros lo hagan en su lugar y reciben, a modo de arrendamiento, un tercio o la mitad de la cosecha. Pero este año, debido al aumento de la violencia, los que están dispuestos a correr el riesgo de cosechar piden quedarse con un mayor porcentaje o, incluso, hay casos en los que nadie quiere recolectarlas. “Todo esto afectará el sustento de muchas familias palestinas”, concluye Al Husseini.

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