El 13 de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) cambió su “marco operativo [algo así como su caja de herramientas para implementar la política monetaria]” e incluyó entre sus “objetivos secundarios [el principal es la estabilidad de los precios]” apoyar “las políticas económicas generales de la Unión Europea (UE), en particular la transición verde”. Esta modificación era una reivindicación histórica de las voces progresistas en la eurozona, porque “el BCE tiene el poder de dar forma al flujo de dinero en la economía”, según recuerdan desde Positive Money EU.