En la campaña de las elecciones generales del 23 de julio del año pasado, el PSOE logró un sorprendente éxito de la comunicación política y del naming (perdón por el palabro, pero no ha surgido por el momento uno adecuado en español). Convertir Perro Sanxe, el mote deshumanizante, despectivo y cargado de connotaciones negativas con que se refería una parte de la derecha al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un apelativo positivo, en una marca reputada entre una parte de la izquierda. Tanto, que hasta se hicieron camisetas, tazas, chapas, vídeos y demás quincallería comunicativa con gran éxito de crítica y de público.