“La expulsión de los frailes en el siglo pasado (el XIX) fue causa de la ruina de las edificaciones monásticas. En el actual, se ha completado la tarea liquidando rápida y vergonzosamente las edificaciones acumuladas en seiscientos años de ininterrumpida actividad”. Con esta sentencia, concluye Leopoldo Torres Balbás —arquitecto de prestigio, reconocido por su labor de restauración en el Palacio de la Alhambra de Granada— su visita al monasterio segoviano de Santa María de Sacramenia a principios del siglo XX.