Las elecciones europeas difícilmente podrían haber ido peor para los tres partidos de gobierno en Alemania: los socialdemócratas del SPD, los ecoliberales de Los Verdes y los liberal-conservadores del FDP a duras penas superan juntos el 30% de los votos. En las últimas elecciones federales de 2021, esa suma ascendió al 52%. En menos de tres años de legislatura, el tripartito ha dilapidado más de 20 puntos en las urnas. Una agenda política que no conecta con las principales preocupaciones de la población, las constantes rencillas entre los tres partidos y una fallida estrategia de comunicación –el socialdemócrata Olaf Scholz se presentó en campaña como el “canciller de la paz” mientras su país es uno de los mayores vendedores de armas de Israel y el segundo contribuidor militar de Ucrania– son las principales causas de la debacle.
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