A cinco meses de las elecciones europeas, el baile de nombres ha comenzado y, con él, se anticipa el juego de las sillas del que será el próximo reparto de poder de las instituciones europeas. La fecha (6-9 de junio) está marcada en rojo en el calendario desde hace tiempo, pero el sorpresivo paso del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, de encabezar la lista de los liberales belgas ha removido aún más las aguas en la capital comunitaria.
La decisión de Michel, que tiene aspiraciones más allá de ocupar un escaño, supone un primer seísmo porque fuerza a los líderes de los 27 a ponerse las pilas para elegir a su sucesor ante su salida prematura.