Las entrevistas de Lula da Silva a los medios brasileños e internacionales consolidan la versión de una condena sin pruebas, una persecución política y de que el ex presidente brasileño es un preso político. No solo eso, sino también que la historia política de Brasil fue distorsionada por la decisión de impedir la candidatura de Lula a la presidencia de Brasil—elección en la cual, según todas las encuestas, hubiera sido elegido presidente del país en la primera vuelta. Asimismo, el candidato respaldado por Lula, Fernando Haddad, habría triunfado si no fuera por la monstruosa campaña de fake news plagada de escandalosas mentiras propagadas por robots.
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