No ha sido la primera –antes fueron Dinamarca, Arabia Saudí, Malta y Suiza– y tampoco será la última, aunque no se ha dado a conocer quién será el anfitrión ni la fecha de la próxima. En todo caso, si se va un poco más allá de los rimbombantes titulares que la han definido como la Cumbre de la Paz, la reunión que se ha celebrado este pasado fin de semana en Suiza ofrece inevitablemente un balance agridulce para sus promotores.
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