Normalizar a la extrema derecha. Es uno de los principales riesgos, más allá del aumento sustancial de su presencia en el Parlamento Europeo, tras las elecciones europeas. Y es la tentación que tiene desde hace tiempo el Partido Popular Europeo (PPE), que ya ha levantado el cordón sanitario en numerosos países de la UE. Durante la campaña electoral, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que hasta entonces se había mantenido al margen de ese viraje de su partido, se abrió a pactar con algunas de esas fuerzas y miró directamente a Roma.