¡Hagan juego, señores! La subasta entre las grandes potencias mundiales por el dominio de los chips corre el riesgo de registrar cifras astronómicas en tiempos en los que los mensajes oficiales vuelven a reclamar ajustes fiscales y amortizaciones de deuda soberana, corporativa y familiar, todas ellas en cotas históricamente desconocidas.
Sin embargo, el fantasma del default no parece aterrorizar del todo a las autoridades políticas.