"Trabajamos como vivimos", afirma con seguridad Santiago Campuzano, Regional Director Iberia Citrix. Durante los últimos meses, la difícil situación internacional que ha propiciado la emergencia sanitaria nos ha hecho constatar, al menos, una cosa: que tenemos las infraestructuras para poder dar respuesta a nivel tecnológico a las nuevas necesidades de las organizaciones y de las empresas.
Campuzano asegura que "el examen tecnológico se ha superado", pero de ahora en adelante queda la parte más complicada, porque para transformar digitalmente a las empresas hay que transformarlas culturalmente.
En el mercado español, y los distintos mercados que lo componen, nos hemos adaptado a la situación que hemos vivido como consecuencia de la crisis sanitaria con tres fases distintas, que han afectado en gran medida al panorama tecnológico que hay actualmente.
La primera fue el momento de aplicar planes de contingencia, de ‘empezar a correr’, porque muchas empresas no estaban preparadas para lo que se venía encima, tuvieron que poner de golpe a la mayoría de los empleados a teletrabajar desde sus casas... El riesgo de esta fase fue la seguridad y el conseguir superar este momento sin sacrificarla. Por ejemplo, con soluciones como las que ofrecemos en Citrix consigues evitar ese déficit de seguridad.
Realmente lo que nos encontramos fue un entorno en el cual la prioridad era poder trabajar y la seguridad en muchas ocasiones quedaba en segundo plano. Nuestra visión cubre esa parte de seguridad de una forma holística, pudiendo trabajar desde cualquier lugar, y eso es muy importante a la hora de abordar proyectos de teletrabajo y de business continuity.
En la segunda fase entró la planificación, una vez cubierta la primera crisis tecnológica, cuando ya habíamos hecho frente al lanzamiento de soluciones dentro de las organizaciones para poder trabajar desde cualquier lugar. Se cuidó más la infraestructura, la eficiencia y la seguridad y los accesos remotos desde los diferentes tipos de dispositivos -corporativos y no corporativos-.
La tercera fue una fase de ejecución, que sumó la primera y la segunda fase, dando como resultado una visión más completa de las necesidades de las organizaciones.
Hay una tendencia a decir que muchos proyectos de transformación digital se han acelerado como consecuencia de la crisis, en mi opinión, ahora puede ser que sí, pero durante los primeros nueve meses no pasó eso, porque como decía las prioridades de las compañías en ese momento eran otras -había que conseguir poner en marcha el teletrabajo-.
Como consecuencia, los procesos de transformación digital que estaban en marcha en las empresas y organizaciones sufrieron un parón durante esos primeros meses, aunque afortunadamente ahora se han vuelto a poner en marcha.
Analizando los diferentes mercados podemos ver que se han incentivado mucho las soluciones de teletrabajo, la compra de dispositivos, también algo de la parte de infraestructura y, evidentemente, ha habido un avance en la parte de culturización hacia el mundo cloud, hacia la nube, al ser una plataforma de desdoblamiento muy segura, muy sencilla y muy rápida.
Esto implica que muchas empresas ahora sí que están preparadas tanto culturalmente como tecnológicamente, es decir, ha habido un periodo en el que se ha parado todo, pero ahora estamos en mejores condiciones para acelerar el proceso de transformación digital.
Se podría resumir con una frase de Jack Welch, ex presidente de General Electric, que dice que cuando la velocidad de cambio fuera es más rápida que la velocidad de cambio dentro, es que el final está cerca.
Si tu mercado se está moviendo y quieres seguir siendo alguien en ese entorno, te tienes que adaptar el primero de los primeros. Y tienes que hacerlo a la velocidad que lo hace el mercado, tampoco más rápido, porque muchas veces si llegas demasiado pronto puede que el mercado no esté maduro.
¿Qué ocurre actualmente? Con la situación de la crisis, la madurez de los mercados y la necesidad de adaptación a los mismos es mucho mayor, hay que adaptarse de forma muy rápida.
Si no se quedan atrás, al menos se limitan. Un ejemplo muy sencillo lo podemos ver en el sector de la hostelería, un tipo de negocio que a priori no tenía mucha necesidad de transformarse digitalmente y que ahora lo tienen que hacer cada vez más y más debido al actual entorno.
En la hostelería se tomaban las comandas como siempre y se hacía todo como siempre. No obstante esto ha tenido que cambiar y se han tenido que aplicar herramientas tecnológicas por razones de sobra conocidas.
Los beneficios se pueden apreciar no solo a nivel sanitario, también en términos de eficiencia: con el uso de dispositivos, las comandas van directas a la cocina, es decir, los camareros no tienen que ir hasta allí con lo cual el proceso suele ser más rápido y suele evitar errores al ir todo digitalizado. Por lo tanto tienes menos desperdicio de producto y mejoras la eficiencia y la productividad, todo lo cual mejora también la satisfacción del cliente. Todo son ventajas y es una transformación digital muy sencilla.
A fin de cuentas, quien da mejor servicio está en mejor posición competitiva. No digo que si no te transformas mueras, pero lo que es seguro es que si no te transformas estás limitando tus posibilidades de crecimiento presentes y futuras.
Directa o indirectamente siempre es por motivos económicos. En las pymes, la inversión tecnológica sale del bolsillo del dueño. Evidentemente, si no están en la situación más acuciante, no hacen estas inversiones.
Cuando estás en un mercado en el que el entorno competitivo no avanza a una gran velocidad, es muy difícil que te quieras adaptar. Es cierto que el momento de cambiar es cuando las cosas van bien, pero esto es una cultura empresarial de empresas más bien grandes, o de algunas muy pequeñas pero muy proactivas y dinámicas.
Las pymes buscan sostenibilidad y soluciones que les permitan ser muy rentables en el largo plazo. ¿Para ser rentable en el largo plazo tienes que estar invirtiendo permanentemente en tecnología? Muchos de de ellos piensan que no. ¿Les cambia la posición competitiva? La verdad es que sí.
La ventaja de nuestra empresa es que permite hacer dos cosas que son críticas en el entorno empresarial. Por un lado, garantizar la continuidad de negocio a través de soluciones de teletrabajo y soluciones que permiten montar tu plataforma en la nube a gran velocidad, con lo cual ante cualquier incidencia estás preparado para hacer frente de forma muy rápida. En este sentido, aceleramos la capacidad de las empresas para adaptarse al mercado.
Por otro lado, somos un player clave porque nuestras soluciones son muy sostenibles en el tiempo. La visión de la transformación del puesto de trabajo que nosotros tenemos es un portal donde todos los usuarios, tanto internos como externos, de las organizaciones pueden acceder a todos los recursos que necesitan de forma rápida, independientemente del dispositivo, de una manera segura.
Trabajamos como vivimos. Si vivimos en un entorno de movilidad extrema, especialmente en un país como España por las condiciones climáticas, en el que estás mucho tiempo en la calle, el teletrabajo en cualquiera de sus vertientes en una realidad.
Tenemos que acostumbrarnos a que el trabajo no es un lugar, el trabajo es lo que haces, independientemente de dónde lo hagas o el dispositivo que uses para hacerlo.
Las personas nos acostumbramos a buscar el entorno que nos es más cómodo para poder trabajar, sea en cas o sea en la oficina. Hay una realidad: realmente no hemos teletrabajado, teletrabajar no es trabajar con los niños en casa. Eso es más bien una ‘esclavitud del teletrabajo’.
No obstante, creo que está habiendo un cambio cultural y que, sin duda, el teletrabajo ha llegado para quedarse. Pero para quedarse no hacen falta solo requerimientos tecnológicos, hace falta que las personas estén preparadas para trabajar en cualquier lugar y cuando ellos lo decidan -jornadas más flexibles y que faciliten la conciliación laboral-.
Una de las cosas que para mí son más relevantes y uno de los aprendizajes que más valoro de estos meses es que tecnológicamente estamos preparados para afrontar el teletrabajo. Es mayor el reto cultural que el reto tecnológico. En lo que a tecnología se refiere, se puede hacer casi todo.
La transformación digital tiene varios componentes: la tecnología, la innovación, las personas y la cultura. Lo más difícil de cambiar son las personas y la cultura. Para transformar digitalmente a las empresas hay que transformarlas culturalmente.
Yo creo que vamos a una velocidad que lo que está por venir es difícil de saber. La definición del puesto de trabajo del futuro, sinceramente, a muy largo plazo es complicada de conocer.
Lo que tenemos que buscar son soluciones sostenibles, que se adapten bien al entorno. Y esa ha sido la visión de Citrix desde hace años.
Además, ese entorno de sostenibilidad tiene que ser lo suficientemente flexible para prepararnos para el futuro, es decir, podemos estar preparados para teletrabajar, ¿pero han cambiado las aplicaciones para hacerlo? ¿Han cambiado los retos?
El nuevo reto en el entorno profesional es la seguridad, parece que el examen tecnológico se ha superado en líneas generales y el siguiente paso crítico es la seguridad. Ahora lo que hay que hacer es que ese entorno sostenible y flexible sea seguro también.
Si tienes un entorno sostenible, flexible y seguro, que se puede adaptar a los cambios... ¿te preocupan mucho los cambios que vengan?