Por eso, con motivo de Halloween, varios periodistas de elDiario.es nos hemos quitado las caretas para señalar públicamente y sin pudor alguno a aquellas películas que sin ser de miedo han terminado aterrorizándonos por algún motivo. Puede ser por alguna escena concreta, por el contexto en el que vimos el filme o por algún personaje especialmente peliagudo, pero todos los títulos aquí recopilados tienen algo en común: quedaron grabados en nuestras retinas y no precisamente por ser del todo agradables.
Por supuesto, esta lista es del todo subjetiva y atiende a los miedos de quien describe el filme. Por eso os animamos a que si tenéis alguna otra sugerencia particular la compartáis con nosotros en la sección de comentarios. Comencemos con este pasaje del no-terror.
José Antonio Luna, redactor de cultura
Partamos de que la base de Toy Story es la misma que ha servido para inspirar cuentos de terror: son muñecos que adquieren vida propia cuando nadie les ve. Esto es una norma que Pixar ha mantenido en todas las películas porque, entre otras cosas, observar a humanos interactuar con juguetes que tienen alma no parece ser lo más cómodo para los espectadores (sirva como muestra la cinta de Pequeños Guerreros).
Sin embargo, hubo un momento en que el estudio de animación decidió romper con la regla de oro: cuando en el primer filme los juguetes desmembrados por Sid deciden plantarle cara. La araña con cabeza de bebé, la caña de pescar con piernas de muñeca, el soldado con un clavo que le atraviesa el casco… Todos ellos elaboran un plan para dar un escarmiento en forma de susto a la persona que les había estado maltratando. En la escena resultante, además, se puede ver a Woody girando su cabeza 360º cual niña del Exorcista y dirigirse directamente al niño: “Los juguetes podemos verlo todo, así que juega limpio”, dice enfadado el vaquero, desatando con ello los peores temores de Sid y de cualquier niño que pudiera estar viendo la película.
Vanesa Rodríguez, directora de nuevas audiencias
Muchos de ustedes no recordarán esta película que llegó a las pantallas seis años después del éxito de E.T., el extraterrestre. Den gracias por ello. Mi amigo Mac fue un engendro que trataba de seguir la estela de una de las obras maestras de Spielberg: una historia de amistad entre un niño y un alienígena que quería volver con los suyos. La premisa era muy parecida. El resultado, terrorífico.
La supuesta película para todos los públicos me provocaba pavor por muchos motivos. Ese E.T. de Hacendado de grandes orejas, ojos saltones e inquietante boquino era de todo menos una adorable criaturita que quisieras tener metida en tu armario. El hecho de que el extraterrestre caraculo acechara a un niño en silla de ruedas a través de agujeros en la pared tampoco ayudaba mucho.
Para colmo de males, la película era un escaparate de descarado product placement destinado a vender cocacola y hamburguesas a los más pequeños. Años antes de que el payaso Pennywise nos aterrorizara en It, este film “para niños” se adelantaba a su tiempo dándole un papel estelar al mismísimo Ronald McDonald. Y luego que si en los 90 había muchas adicciones. No me extraña.
Raúl Sánchez, redactor de datos
La primera vez que ves Jumanji, si tienes menos de 12 años, es difícil dormir. Te imaginas hundiéndote en el suelo mientras arañas de medio metro intentan comerte y no puedes ni mover tus manos. Piensas en los mosquitos gigantes que eran capaces de romper la luna de un coche con su picadura o en la planta carnívora que te puede agarrar a metros de distancia.
Si al despertar te miras al espejo y ves un mono, ni te extrañarás. Y vives con el miedo perpetuo a que una estampida te aplaste mientras estás tranquilo sentado en el salón. Por todas estas cosa y más, Jumanji es una de las películas más escalofriantes para ver siendo un niño. Y un adulto también.
Cristina Armunia, redactora de política y actualidad del coronavirus
Música, látex y sexo. A primera vista, The Rocky Horror Picture Show no da ni pizca de miedo. Aún así es una de las películas obligatorias de todas las noches de Halloween. Protagonizada por Tim Curry y Susan Sarandon (increíble Susan Sarandon), es una especie de musical rock de serie b que mezcla sátira y ciencia ficción. Sigue sin dar miedo.
La adrenalina llega precisamente en la noche del 31 de octubre. A lo largo de todo el planeta se organizan fiestas temáticas en cines y salas para rendirle homenaje, cantar y también pasar un poquito de miedo en la oscuridad rodeado de gente desconocida disfrazada de transilvana. El que no te tira purpurina en la cara, te grita a un centímetro de la nuca. Aunque, seguramente, este no sea el mejor año para probar y engancharte al Rocky Horror y a las boas de plumas.
Entre los momentos más inquietantes de la película destacaría los labios del comienzo, la bienvenida a los visitantes del mayordomo Riff Raff y la escena en la que aparece Eddie, el examante motorista y saxofonista del doctor Frank-N-Furter.
Francesc Miró, redactor de cultura
Es normal pensar que El nombre de la rosa no tiene absolutamente nada que ver con el terror. Que la búsqueda de la verdad de Fray Guillermo de Baskerville —con Sean Connery, fallecido este sábado—, es una intriga con toques oscuros, pero en ningún caso una película abiertamente terrorífica. Al fin y al cabo, ¿qué miedo podían dar una aparentemente tranquila abadía benedictina y unos humildes y pacificos franciscanos?
Pues el caso es que siempre que pienso en la adaptación de la célebre novela de Umberto Eco que hizo Jean-Jacques Annaud en el 86, un escalofrío me recorre el espinazo. Y me asaltan recuerdos del terriblemente severo rostro de Feodor Chaliapin Jr. que interpretaba a Jorge de Burgos, los ojos saltones de Elya Baskin en el papel de Severino, en los imposibles pelos de Volker Prechtel como Malaquías, en el torturado Salvatore de Ron Perlman o en la terrible muerte del hermano Berengario al que daba vida Michael Habeck.
Les invito a revisar aquella estupenda película, o a buscar en Google la caracterización de algunos de los nombres que acabo de mencionar. Entenderán perfectamente el miedo que inspiraban aquellos franciscanos a un chaval impresionable como yo. Por aquel entonces, mi abuela me hacía recitar por teléfono "la Iglesia es un comercio, los curas los comerciantes, y al toque de las campanas, acuden los ignorantes". Supongo que todo contribuyó a la alergia al clero que aún arrastro.
Laura García Higueras, redactora de Vertele
Ni vampiros, ni zombies, ni espíritus, ni maldiciones. Donde esté una señora tormenta, que se quiten todas las demás propuestas de terror. Por alguna razón que todavía no recuerdo —y con menos de diez años teniendo en cuenta que se estrenó cuando tenía apenas tres—, decidimos ver Twister en mi casa. Desde aquel momento los días de tormenta se convirtieron en absolutas pesadillas. Y así se mantienen. En la cinta de Jan de Bont, Helen Hunt es una meteoróloga cuyo padre murió cuando ella era pequeña por un tornado, motivo por el que decide dedicarse a estudiarlos. De hecho, ha construido cuatro aparatos llamados Dorothy con los diseños de su marido Bill (Bill Paxton), del que está a punto de separarse.
La llegada de la mayor tormenta de Oklahoma les anima a salir a la carretera a “cazar” tornados y poder así generar sistemas de alerta más avanzados. Hasta aquí, todo muy heroico y bonito, si no fuera porque para ello intentarán adentrarse en unos tornados que se ríen a carcajadas del reciente temporal Bárbara. Así, en una situación en la que cualquiera de nosotros huiría sin mirar hacia atrás buscando refugio y contando los últimos minutos antes de nuestra muerte, esta panda de temerarios conduce hacia ellos y lleva sistemas de gomas y cuerdas, que después revisé una y mil veces tener en casa. Por supuesto, sin éxito.
Como subtrama, se introduce un intento de triángulo amoroso que en semejante contexto no importa a nadie. El premio gordo a la relevancia se lo lleva una vaca que “vuela” hacia el cielo atrapada por el temporal y la angustia provocada por cada escena en la que se libran, al límite, del tifón. No importa que en España los temporales de este tipo sean tan sumamente exepcionales, la película te hará conocer su bestialidad y peligro para alzarse con el primer puesto en la lista de fenómenos que lastrarán tus días de lluvia para siempre.