"El compromiso poético excluye el cálculo que debe tener todo 'thriller'", asegura esta autora, que cree que la poesía hace que "un misterio pueda desvelarse sin perder su naturaleza de secreto".
En un "thriller", indica Menchu Gutiérrez, "todo está sopesado y se busca atrapar al lector cuando aquí el suspense es el también el del propio autor", de tal forma que, asegura, cuando comenzó su novela no sabía el final.
La anónima protagonista de su novela regresa a la residencia de verano familiar, cerrada durante años, para escenificar un misterio: "En realidad, es muy difícil saber si he venido a guardar un secreto o si, por el contrario, he venido a abrir un cofre en el que hay un secreto guardado", asegura en el libro.
También como en anteriores trabajos suyos, no es un libro de poesía pero está comprometido con ella, lleno de metáforas sobre diferentes temas, entre ellos el paso del tiempo.
La escritora recuerda que su libro anterior era un ensayo titulado "Siete pasos más tarde", un volumen que llevaba por subtítulo "una poética de las medidas del tiempo", en el que hablaba de otra forma de medir el tiempo, fuera de las maneras oficiales de relojes o calendarios: lo que dura una vela, un olor...
Y en esta última novela muchos capítulos tienen que ver con la experiencia del tiempo que se detiene.
"El tiempo a veces se queda suspendido en una casa cerrada, una casa detenida en una eterna estación de verano, es el tiempo que desobedece al reloj, es el tiempo de la poesía", indica la escritora, que dice que su libro transcurre "en el décimotercer mes del año".
Menchu Gutiérrez huye de la autobiografía en este libro aunque recuerda la casa familiar de sus veranos y asegura que la de su novela está llena de "espacios ilimitados", una obra en la que reina la ambigüedad, el secreto y el misterio.