"Navegarás un mar oscuro / y será duro diferenciar / entre el espejismo y la realidad", canta el cantautor madrileño. Sin embargo, Serrano muestra esperanzas: "siempre hay alguien tratando de salvar algún poema de entre las llamas, guardándolo en su memoria como los personajes de la novela", confía.
El día del lanzamiento de su nuevo LP Seremos, Ismael Serrano recibe a elDiario.es en su oficina-estudio en el barrio de La Latina de Madrid. Un disco donde el cantautor ha buscado deconstruir los estereotipos que, de un modo u otro, nutrió. Serrano llega al estudio charlando sobre lo recientemente acontecido en el último debate político entre los candidatos a la alcaldía de Madrid y con la emoción de la publicación de su decimoséptimo disco.
Comenta, que en este último trabajo musical, revisa: "la tendencia a la idealización de la derrota", "al amor romántico", "la extorsión oculta detrás de algunas canciones de desamor", "la soberbia", "la pose del cantautor disfrazado del eterno perdedor". ¿Ha utilizado este disco como un trabajo de introspección?, ¿se está deconstruyendo algo del Ismael Serrano que el público conocía hasta ahora?
Creo que todos en todo este tiempo de confinamiento nos hemos preguntado qué estamos haciendo con nuestras vidas. A mí me ha pasado al escribir, he hecho repaso a ciertos tics de los que yo participo y que, a lo mejor, definen lo que es el estereotipo del cantautor. Ese empeño, esa supuesta altura intelectual y cierta superioridad moral que tiene el cantautor y que, prácticamente, abronca al oyente.
Tras siete años sin sacar disco con canciones inéditas, ¿qué aporta Seremos a su carrera musical?
Soy una persona obsesionada con el relato, no solo en la canción, también en el concierto. Me gusta construir una historia, buscar un hilo argumental para unir las canciones. También cuando hago un disco. Tengo como una fantasía, una vocación frustrada, que es escribir algún día un musical. Me gusta mucho el teatro, tengo una mirada muy teatral incluso cuando hago un disco. De hecho, el disco tiene este formato físico porque pretende ser un programa de mano, todo tiene un carácter cinematográfico en la puesta en escena porque responde a eso, y a un guion teatral y musical que tengo en la cabeza que espero que tarde o temprano llevemos a cabo.
¿Qué tiempos vive la canción de autor?
Creo que hay mucho talento emergente y, sobre todo, en la canción de autor ha habido mucha testosterona durante mucho tiempo y creo que ahora están cambiando las cosas. Están surgiendo voces femeninas que tienen mucho que decir. Desde Rozalén a la propia Ede a Ainoa Buitrago, hay muchísimas chicas que hacen la crónica social y sentimental del mundo que les toca vivir. Y hay un público joven que sigue demandando una canción con contenido, con cierto tono poético.
Mi disco no va a sonar en las radiofórmulas convencionales, mis canciones ya no suenan "porque los cantautores ya no suenan", así te lo dicen cuando presentas tu disco para a ver si existe la posibilidad. No tienes espacio pero, sin embargo, hay un público.
Por un lado, me río de eso pero también reivindico el canon del cantautor. Creo que hay una cierta infantilización cuando queremos eludir la tristeza y la solemnidad en las canciones. La solemnidad es como que nos incomoda en algún punto, sobre todo a ciertas personas. Además, confundimos la naturalidad con estar de cachondeo todo el rato, ponerse serio también es natural. Es como si no tuviéramos derecho al duelo o a estar jodidos. Se nos educa a no expresarnos en las emociones, sobre todo en esas emociones.
Reivindicó en una entrevista: "La tristeza como espacio para la reflexión, no como un objeto de consumo de usar y tirar". ¿Compone canciones de amor que ponen el foco en problemáticas sociales?
Sí. Una de las canciones que más me gustan es Te recuerdo Amanda de Víctor Jara. Es una canción que podríamos entender de amor, pero que retrata una cotidianeidad y una realidad social. Yo le canto a lo que me emociona, y me emocionan los fracasos y éxitos sentimentales, pero también la visión de un mundo desigual, me emociona; y de esas emociones surgen canciones.
Desde el sello editorial que dirige –Hoy es siempre Ediciones– acaba de publicar Del mañana efímero. Escritos políticos para el s. XXI, libro que recopila una selección de textos críticos firmados por Antonio Machado. ¿Qué busca como editor?
Es un espacio editorial para darle lugar a escritos que no tienen cabida en grandes editoriales. Es casi como una fantasía familiar. Ahora mi padre también participa mucho en la editorial. Nos encantan los libros. Elijo los proyectos y estoy montando un equipo para un proyecto con estas características. Hemos editado desde infantil a teatro, ahora vamos a publicar poesía, estoy pensado editar un cancionero.
Hace unos días publicó un tweet comentando que siempre ha sido señalado por ser afín a Izquierda Unida, pero que ahora, que apoya a Unidas Podemos, siente que existe mucha más agresividad hacia sus simpatizantes a pesar de que comparten "programas similares". Tuiteó: "nos acusan de subvencionados y pesebristas. Porque solo pueden entender la militancia política como contraprestación a favores personales". ¿Qué espera de las elecciones del 4 de mayo?
Confío en que el electorado se movilice. De lo que sí pasó, pase lo que pase, es de sumirme en la melancolía y en el derrotismo. Participar en democracia no es solo votar cada cuatro años, es debatir, es estar en la asociación cultural de tu facultad o en la de tu barrio o en la AMPA; eso también es hacer política. Confío en que la cosa cambie.
A día de hoy, volviendo al imaginario de Fahrenheit 451, ¿quiénes son los bomberos de esta distopía? En la que, según usted, no hace falta quemar los libros, basta "con sepultarlos bajo montones de espejismos y de mentira".
Los bulos y las fake news construyen un relato alternativo que no conecta con la realidad, y que lo que pretende es crear un ruido que desconcierte y que confunda a la gente (...) Los programas televisivos matutinos creo que tienen que ver mucho con el auge de la ultraderecha en España. Son quienes más han amplificado su mensaje y quienes más han dado pie al bulo, tienen sentada en sus mesas a la gente que los crea. Los mayores altavoces son los programas de la mañana en los que se mezcla el mensaje político con la noticia, con la opinión, con el corazón, con los sucesos. Por otro lado, es curioso que sean mujeres las mayores voceras de la ultraderecha cuando es la ultraderecha la que niega la lucha de las mujeres.