La catalana protagonizó en 2017 la campaña del "no es no" con la que al Ayuntamiento de Madrid buscaba generar conciencia para conseguir unas fiestas libres de violencias machistas. En 2022 se ha aprobado la ley del 'solo sí es sí' sobre la que Dolera afirma a este periódico que es señal de que "hemos conseguido muchas cosas, en el mundo del cine también, pero aún falta".
La intérprete denunció ese mismo año los abusos sexuales que había sufrido durante su carrera, asegurando que con tan solo 18 años un director de cine le tocó en una fiesta. La sexualidad será el tema principal de la ficción que está actualmente escribiendo, en la que avanza que un "presunto abuso entre adolescentes moverá a los adultos que están a su cargo".
La creadora indica que cuando escribe sus guiones no está pensando en que es feminista, "pero sí que dónde pones el foco y qué historias quieres contar va impregnado sin ninguna duda de tu pensamiento". Tras En casa (HBO Max) y las dos temporadas de Vida perfecta (Movistar Plus+), la cineasta amplía su carrera con este título que incluye un rompedor plano de los dedos de un hombre llenos de sangre tras haber masturbado a su novia mientras menstrua. "Tiene que ver con naturalizar nuestros procesos naturales", reivindica, "está bien liberar el tabú de la regla, de nuestra vulva y nuestra vagina".
La protagonista de El fin del amor habla sobre libertad con sus alumnas pero no se siente libre. ¿Por qué es tan complicado?
La serie plantea la reflexión sobre qué es sentirse libre. ¿Solo lo sientes cuando tienes una estructura que te oprime y puedes romper? Es decir, ¿para sentirte libre necesitas una estructura opresora previa? Y una vez has roto esa estructura y te sientes libre, ¿es posible que acabes en otra estructura que primero te haga sentir libre, pero que precisamente porque es una estructura, al final también la vas a necesitar romper para volver a sentirte libre? Es el bucle de la libertad, que está intrínsecamente ligado a la idea de que "lo que te oprime también te contiene".
Entonces, ¿qué hacemos? Si el personaje de Tamara necesita romper con su pareja para sentirse libre como en su día hizo con la religión, a la vez va a necesitar unas nuevas estructuras que la sostengan. Y estas, ¿de dónde vienen? Somos producto de nuestra historia personal y familiar, pero también de nuestro contexto socio-cultural y del relato que nos ha construido.
Por eso hablamos siempre desde el feminismo, y más lugares, de la necesidad de que el relato sea diverso. Porque el relato también te construye, a tu imaginario y a tu visión del mundo. Vemos películas y series, leemos libros no solo para entretenernos, sino también para encontrarnos a nosotros mismos o encontrar respuestas, caminos. Esto nos lleva también al amor, que es el gran tema con el que las feministas no sabemos qué hacer. Podemos hablar de libertad y feminismo; y al mismo tiempo estar en una relación de codependencia. ¿Qué hacemos con esta contradicción? ¿Fustigarnos? No, intentar romper esa estructura para irnos a una nueva. Por eso está bien que haya pensadores que reflexionen sobre el amor para que nos enseñen todas esas estructuras posibles.
Esto implica que haya que aprender sobre la marcha sobre escenarios que no conocemos.
El amor siempre se ha contado desde la perspectiva del amor romántico y siempre lo han contado ellos. A ellos les generará sus cadenas, en las que no voy a entrar ahora porque suficiente tengo con las mías, porque desde luego a nosotras nos ha generado muchas. Y una idealización del amor y de lo que vamos a sentir una vez estemos enamoradas y en una relación de pareja.
También están el concepto de la culpa y de la negación del fin del amor. Cuesta aceptar muchas veces el final de una relación pero también es interesante el viaje que puedes pegarte. Sostener ese vacío y entrar en él. Nos lo han contado desde la muerte, que lo es, porque algo se muere; pero a la vez algo renace.
Dirigir da la opción de generar nuevos relatos y representaciones. La serie incluye la masturbación a una mujer que tiene la regla. ¿Cómo se concibió?
La showrunner [Erika Halvorsen] tenía clarísimo que tenía que haber un plano de los dedos del novio ensangrentados. Y ahí está. Es superpotente. Tiene que ver con naturalizar nuestros procesos naturales. En El fin del amor 2 podría poner a un chico comiéndole el coño a una chica con la regla, que luego se levante y tenga toda la cara llena de sangre. Sería maravilloso [ríe]. Está bien liberar el tabú de la regla, de nuestra vulva, de nuestra vagina.
En la siguiente escena automáticamente pasamos a ver a Tamara leyendo Las leyes de la pureza, que especifican que cuando tienes la regla no puedes tener ningún contacto con tu marido. Sin que ningún personaje esté juzgando de manera literal con una frase la religión, la serie sí que está siendo crítica con ella.
Esta escena puede concebirse en sí como un acto político. ¿Cuánto está de presente dejar patente una mirada feminista en sus proyectos?
En Vida perfecta 2 hay un plano de mi vulva. La escena se podía entender perfectamente sin mostrarla, pero quise meter ese plano por una decisión política. Cuando escribo un guion no estoy pensando en que soy feminista. Lo que quiero hacer es explorar el alma y los vínculos humanos, la sociedad que me rodea, que está llena de luces, de sombras, de contradicciones y por eso es interesante. Ahora bien, dónde pones el foco y qué historia quieres contar va impregnado sin ninguna duda de tu pensamiento.
La serie que estoy escribiendo ahora habla de sexualidad y cómo un presunto abuso entre adolescentes mueve a los adultos que están a su cargo. Podríamos decir que hacerte preguntas en torno a la sexualidad y no sexualizar una historia es una decisión política. Luego el cómo lo desarrollas debe ser mirando a los personajes y sus conflictos de igual a igual. Creer de la misma manera al personaje que tiene un origen y pensamiento de derechas, que al personaje que lo tiene de izquierdas. Lo que me importa es el arco, qué aprenden.
No hay que reducir el mundo a la gente que piensa igual que una misma pero ¿no es complicado como ejercicio?
Es lo que hace la filosofía. Tengo amigos que en la carrera tuvieron que estudiar a filósofos con los que a lo mejor discrepaban completamente. Pero para poder entenderles, empezaban analizando sus contextos históricos para ver dónde nacía ese pensamiento, qué significaba y por qué. Cuando escribes no puedes colocarte como jueza. No puedes decir "tú eres bueno y tú eres malo". Tienes que decir "tú vienes de este contexto". Y a lo mejor hay un personaje que va a hacer daño a otro, pero hay que ver por qué. Porque cuando ocurre suele ser a su pesar.
Nunca he explorado la maldad en sí misma como autora, que es algo que me gustaría hacer en un futuro. Tampoco sé si existe el mal por el mal. Te pones a pensar en políticos de ultraderecha que dicen según qué cosas y dices "si eso no es el mal...". A veces pienso que me gustaría hacer una película sobre tal político, meterme en su infancia su vida y la herida que lo construyó. Cuál será, me parece apasionante.
Echando la vista atrás en su carrera desde que dirigió Requisitos para ser una personal normal en 2015, ¿siente que ser además activista feminista es menos problema ahora que antes?
El feminismo incomoda porque es una teoría política que viene a conseguir cambios y los cambios dan miedo. También viene a romper la estructura patriarcal y todos tenemos miedo de que nos quiten esa estructura. Los privilegiados dentro de esta más, pero también tienen más poder. Sería mentir decir que evidentemente no tiene ninguna consecuencia ser feminista en un sistema patriarcal y capitalista. Claro que las tiene.
Aun así, merece la pena defender los derechos humanos de la mitad de la población. Respecto a si les incomoda más o menos, se lo tendrías que preguntar a mis compañeros de profesión o productores. Me ha pasado que a alguien le ha dado reparo alguna vez reunirse conmigo, al final lo ha hecho y hemos podido hacer la broma de ¿ves que no vengo con una sierra mecánica? Vienes con tu ideología y yo con la mía, pero no hemos venido a hablar ni de tu ideología ni de la mía, hemos venido a hablar de un proyecto, hablemos del proyecto.
En agosto 2017 participó en la campaña del "no es no" con la que el Ayuntamiento de Madrid buscaba conseguir que las fiestas se celebraran libres de violencias machistas. Este año se ha aprobado la ley del 'solo sí es sí'. ¿Es señal de que se están dando avances?
En esa campaña yo decía "si no hay sí, es no" y ahora hemos aprobado esta ley. Quiero leérmela pero todavía no he podido. Hemos conseguido muchas cosas, en el mundo del cine también. Pero aún falta. El otro día salió un estudio que decía que las series producidas en España con mujeres creadoras en un 20%.
Y con bajos presupuestos...
Este es otro tema. Dentro de ese 20% si comparamos los presupuestos que tienen nuestros compañeros hay mucha diferencia. El capital sigue siendo muy conservador y, por lo tanto, patriarcal. A lo mejor yo también quiero hacer explotar cosas pero no puedo porque no tengo presupuesto. En la serie que estoy escribiendo ahora el otro día pensé que para una escena en concreto iba a necesitar tiempo. Y el tiempo es dinero. Ojalá me lo den para hacerlo como merece la historia.