La secuela era cuestión de tiempo, aunque se ha tenido que enfrentar a un revés tremendo: la muerte de su protagonista. En agosto de 2020, el actor que se enfundaba el traje de Black Panther, Chadwick Boseman, fallecía debido a un cáncer y la franquicia se encontraba frente al reto de continuar sin su héroe. El encargado ha sido quien también logró lo imposible con la primera entrega, Ryan Coogler, que ha cogido los mismos mimbres para convertir esta historia de superhéroes en una reflexión sobre el colonialismo y el expolio de los territorios de África y América Latina.
Lo hace colocando en el conflicto de Black Panther: Wakanda forever —que llega a las salas este viernes— a un gran villano, como lo había en la primera entrega. Aquí es Namor, pero Coogler cambia al personaje por completo respecto a cómo se presentaba en los cómics. Ahora sus orígenes están en la cultura Maya. Es la encarnación del dios Kukulcán, famoso en su mitología. Sus orígenes marcan su conflicto y sus actos. Lo que Namor quiere es defender a su pueblo, al que ha logrado proteger bajo el agua de un nuevo expolio, de una nueva colonización tras las salvajadas sufridas por los españoles cuando desembarcaron en el siglo XV.
Sus motivos son fuertes, pero por otro lado el filme coloca, de nuevo, al latino como villano de la función. Algo que la comunidad ha tenido que sufrir durante años en Hollywood, donde solo les daban papeles de narcos. Para Tenoch Huerta, su personaje de Namor “no es el malo de la película”. “Pienso en él más como un antagonista que como un villano. Creo que solo trata de proteger a su gente y, por supuesto, puedes cuestionar sus métodos, pero no sus razones, sus motivaciones. Hay que tener en cuenta que este personaje tiene alrededor de 500 años, así que estoy bastante seguro de que lo intentó de otras muchas maneras y ahora ha decidido seguir un solo camino. Creo que la gente se va a sentir identificada con este personaje y va a sentir empatía porque sus motivaciones son humanas: proteger a las personas que amas, proteger lo que amas. Creo que nadie puede culparlo, pero espero que la gente elija otra forma de resolver sus problemas”, cuenta el actor mexicano.
El éxito de Black Panther fue un hito para la comunidad negra, que por primera vez se vio reflejada en pantalla en una película de superhéroes, pero como cuenta Tenoch Huerta, no solo fueron ellos: también los latinos se sintieron interpelados por la película. “La primera fue realmente importante y significó mucho para nosotros, también para la gente de América Latina. En México nos sentimos fuertemente y orgullosamente representados. Estábamos todos emocionados, porque cuando vimos Black Panther fue como, 'mira ese hombre, esas mujeres, esa hermosa película con personajes con orgullo… ¡y ellos tienen melanina como yo!'. Fue tan hermoso…”, recuerda.
La representación latina adquiere mucha importancia en esta entrega, donde tiene una gran fuerza “la cultura mesoamericana, especialmente la cultura maya”. “Me siento orgulloso porque en América Latina tenemos dos raíces principales: la raíz africana y la raíz indígena, y espero que esta película ayude a abrazar esa herencia y a honrarla. Creo que esta película es realmente un muy buen ejemplo de cómo la representación es importante y cómo puedes crear una buena historia con actores fantásticos, con un gran director, pero al mismo tiempo contar una buena historia y que sea significativa, y encima ganar mucho dinero. Y está bien, es parte de la industria, y la industria también trabaja con la representación. Esas películas funcionan porque somos millones de personas que antes estábamos olvidados y ahora somos parte activa de las narrativas”, dice Huerta.
En esta secuela el vibranium, ese metal poderoso que guarda Wakanda, vuelve a jugar un papel importante y, aunque muchos han visto un mensaje por la defensa del medio ambiente, para Tenoch Huerta va más allá. Para él, su personaje no defiende solo sus recursos, sino que lo que defiende es “su vida, su territorio”. “No es el vibranium lo que defiende, sino el corazón de una cultura, es algo más grande, es algo cultural, una cosa idiomática, una forma de vida… Creo que esa visión la tienen todas las personas que defienden su tierra en algún lugar del mundo, especialmente en África, América Latina y algunas partes de Asia. No se lucha solo por los recursos, sino que luchan por su forma de vida, y creo que eso es lo que pasa en la película con Talocán y con Wakanda. Tienen este metal fantástico, pero ellos están protegiendo a su gente, están protegiendo su esencia y eso, desde mi punto de vista, es genial”, resume.