El responsable de aquel auténtico fenómeno, James Cameron, se consagraba con el tipo de cine que le gusta: grande e hiperbólico. Tuvieron que pasar 12 años para que Cameron volviera a rodar, y lo hizo con algo más grande y más hiperbólico, Avatar. Una historia de ciencia ficción que cogía la moda de las gafas 3D y la llevaba a otra liga. Cameron hizo avanzar la técnica y entregó un juguete de acción que sorprendía por su capacidad para mostrar imágenes nunca vistas, aunque pecaba del mismo problema que todo su cine: la simplicidad de sus historias.
El fenómeno Avatar fue comparable al de Titanic, y de hecho sustituyó a aquella como la película más taquillera de la historia. Desde entonces, Cameron prometió que Avatar sería una franquicia, pero desde 2009 sus fans esperaban una secuela que parecía que nunca llegaba. Retrasos y más retrasos que tenían siempre la misma excusa: la tecnología no era lo suficientemente potente para poner en imágenes lo que él tenía en la cabeza. Parece que, por fin, los avances le acompañan, y el 16 de diciembre se estrenará Avatar: el sentido del agua, un filme que quiere reventar las taquillas y demostrar que el cine no está muerto.
Para cuadrar el círculo, 25 años después del naufragio más famoso de la historia del cine, Cameron trae de vuelta a Kate Winslet. Ella es el fichaje estrella en una película que repite las líneas que hicieron triunfar a la primera y en donde hasta regresan aquellos actores que supuestamente estaban muertos en la anterior, como Sigourney Weaver y Stephen Lang. Todos acudieron a la premiere mundial que Disney organizó en Londres. Todo Leicester Square se tiñó de azul en un macroevento organizado por la distribuidora y al que acudió elDiario.es, donde se demostró el poderío de Cameron, que vuelve con una película de más de tres horas y donde la tecnología deja, de nuevo, sin palabras.
Winslet cuenta que no tuvo ninguna duda sobre formar parte de la secuela, aunque su participación sea casi un cameo de lujo, al menos en esta segunda parte. “Es Avatar… quiero decir, ¿quién diría que no? Me encanta la primera película, y no soy la única. Es algo increíble lo que James Cameron ha creado y creo que la capa que hay debajo que habla sobre el planeta y sobre lo que el ser humano está haciendo para dominarlo siendo profundamente destructivo con el medio ambiente es algo de lo que debemos hablar”, cuenta la actriz. Pero no se embarcó en esta aventura que la ha metido dentro de un traje de captura de movimiento y obligado a aprender a aguantar la respiración durante minutos debajo del agua solo por eso: “El mundo de Avatar es mágico y hermoso, y los guiones son extraordinarios. Hay muchas razones por las que dije que sí”.
Cameron hace más hincapié en el mensaje sobre el medio ambiente y sobre la necesidad de abrazar al diferente. Lo hace en tiempos de negacionismo y aumento de los crímenes de odio, y por eso el cine adquiere importancia para llegar a todos. “No diría que la ficción es más importante que nunca, pero sí que hay algo que tiene que ver con juntar a la gente en una misma experiencia cinematográfica compartida y que escuchen el mismo mensaje y experimenten la misma historia. Llevar estos temas a su propia vida, a sus familias o grupos de amigos”, añade.
Pone el ejemplo de sus hijos adolescentes, para los que “la conversación sobre el cambio climático es algo enorme” y un tema sobre el que “sienten una responsabilidad y tienen la sensación y la determinación para realizar cambios significativos”. “Quieren ser educados y quieren educar a otros, y una película como Avatar intensifica esa conversación todavía más. Eso es algo fantástico”, apunta. Winslet remarca otro de los temas del filme y un clásico del cine de James Cameron: la familia. Pero “no se trata solo de la familia convencional, sino de que la familia puede ser un grupo de personas que eligen estar juntas y cuidarse unas a otras, independientemente de su procedencia”. “Ese nivel de diversidad e inclusión es importante… eso es algo realmente importante, y Avatar subraya de verdad todos esos temas”.
Una película que tiene todo a favor para arrasar en las salas de cine, que necesitan pelotazos como este para seguir a flote, pero en las que también se vive una situación polarizada donde películas pequeñas o medianas no funcionan como antes de la pandemia. Kate Winslet siempre ha encontrado el equilibrio entre esas grandes películas y apuestas independientes, y desea que haya espacio para ambas en los cines: “Eso espero. Lo que puedo decir es que es diferente. Creo que el mundo de la televisión es extraordinario y que las miniseries, las series y las películas para televisión son algo único, muy emocionantes y extremadamente accesibles. Así que también me ha encantado experimentar ese lado en mi carrera, pero creo que no hay nada como ver una película en una sala de cine. Hay una verdadera sensación de nostalgia en torno a ello, es una experiencia muy singular y espero que continúe. Espero que podamos seguir haciendo películas con el paso de los años”.
En los años que han pasado desde Titanic, Winslet confía en haber cambiado “mucho”.”Ojalá sea mejor. Espero que sea más interesante. Con suerte todavía voy a seguir haciendo buenos trabajos… nunca puedes dejar de cambiar como actor. Creo que no puedes decidir que ya sabes hacer todo o que tienes una forma específica de hacer las cosas, porque todo eso cambia todo el tiempo. Hay que estar abierto, ser consciente de que cometer errores es parte de ello. Amo la interpretación tanto como siempre lo he hecho, y me siento muy afortunada de poder trabajar haciendo lo que amo, así que espero poder hacerlo siempre”.
La actriz también acudió a la rueda de prensa donde James Cameron defendió su secuela y la calificó como una obra mucho más ambiciosa y compleja. "La primera era una historia más simple, los personajes eran más sencillos. Esta película es más profunda en lo que se refiere a sentimientos y emociones”, dijo escoltado por todo el reparto en el que repiten Sam Worthington y Zoe Saldaña como Jake Sully y Neytiri, los protagonistas que en esta ocasión ceden el foco a sus hijos adolescentes.
El cineasta rechazó de forma tajante que una secuela sea algo fácil y que cuando una película funciona en taquilla la continuación sea evidente. Él ha tardado 13 años en estrenarla. "Podría parecer obvio para todo el mundo: 'Oh, ha hecho un montón de dinero, haz una secuela'. Pero Steven Spielberg no hizo una secuela de E.T.”, dijo, y defendió sus argumentos para continuar en el mundo de Pandora: “Teníamos este reparto maravilloso, encontramos la manera de traer a Sigourney Weaver de vuelta pese a que su personaje muere en la primera película y teníamos a esta magnífica familia de artistas. Eso fue un gran incentivo para mí para volver y hacerlo de nuevo”.
También tuvo que ver que casi todos los miembros del equipo creativo han sido padres, entre ellos sus dos protagonistas: "Me inspiré en que Zoe Saldaña y Sam Worthington ahora son padres, y yo también soy padre de cinco hijos, así que queríamos entrar en las dinámicas de familia y las responsabilidades de tener hijos, pero a la vez mostrar la vida desde la perspectiva de esos hijos”. La familia de Avatar regresa para volver a reventar los cines y ser la película más taquillera de la historia, un éxito que pase lo que pase quedará en manos de James Cameron.