"La relación entre las imágenes y el texto no están curadas. Ni las imágenes ilustran al texto, ni el texto explica las imágenes. Son heterocrónicos o heterogéneos. Tienen que ver, pero no", ha afirmado Manuel Fontán del Junco, comisario de la exhibición, en su presentación celebrada este martes. "Las tres piezas se mueven en una frontera entre el arte conceptual y lo que podríamos llamar filosofía audiovisual", ha sumado Valerio Rocco, director del Circulo de Bellas Artes.
Entre ellas no existen jerarquías, sino que se articulan como "una mezcla total en esa especie de iconosfera". Según el experto, el objetivo de Groys (Berlín Este, 1947) es "hacer reflexionar sobre las relaciones, que no siempre son claras, entre la imagen y la palabra. Ya sea en movimiento como es en el caso del cine, detenida como en la fotografía, la escultura, la pintura, el dibujo y el resto de medios artísticos".
Desde luego, el efecto de las tres propuestas es hipnótico y obliga e implica a algo que Fontán del Junco ha puesto de relevancia en declaraciones a este periódico: "Pensar siempre es pararse a pensar. Si no te paras, no puedes. Se puede ser multitarea haciendo un par de cosas a la vez, pero no se puede cuando una de ellas es pensar". De ahí que la muestra haya nacido con el ahínco de "hacer reflexionar a la gente y que se plantee que debajo del cine, las películas de vampiros, las supersticiones, nuevos movimientos religiosos, etc.; hay una realidad que merece la pena que pensemos, ya sea para cambiar de opinión o ampliar el pensamiento".
Dentro de esta voluntad por extender la experiencia de la exposición, el Círculo de Bellas Artes organiza junto a la Universidad Complutense de Madrid —con quien también ha puesto en marcha el ciclo de conferencias sobre Filosofía y Viajes— un conjunto de ponencias que se celebrarán los próximos 14 y 15 de marzo, dedicadas al pensador alemán.
"El cine parece ser un medio más poderoso que los antiguos medios artísticos, y la razón de ello no reside solo en su reproductibilidad y en el sistema de su distribución masiva y comercial; sino en que parece tener de nacimiento los mismos derechos que el espíritu: como este, se mueve en el tiempo y funciona de forma análoga a la conciencia, cuyo fluir es capaz de reemplazar", reflexiona Groys en el primero de sus collages, titulado Deleites iconoclastas, "como Gilles Deleuze observa con razón: la película transcurre en la mente del espectador, ocupando el lugar de su propia corriente de conciencia".
En La religión como médium, el filósofo indica con su voz sobre las imágenes que, "en la medida en que la religión es el lugar de revelación del carácter medial del hombre, puede ser entendida como la vanguardia del mundo actual, que está determinado por los medios de comunicación de masas, del mismo modo que la vanguardia histórica funcionó como la revelación del carácter medial del arte". Además, sostiene que el "interés de los medios de comunicación por la religión no es puramente teórico, porque la revelación de lo medial humano es también un suceso, una noticia que puede y debe ser difundida".
El comisario de la exposición ha descrito que la obra funciona en sí como "una reflexión sobre el carácter que ha adquirido la religión como medio junto a la filosofía en la cultura contemporánea". "La relación que tiene con el mercado de la opinión en el que vivimos actualmente", ha añadido. En palabras de Groys, "los lugares sagrados son, por definición, lugares cerrados, ocultos y oscuros y esos lugares también existen en nuestro mundo globalizado: los bienes protegidos aún de las religiones tradicionales". A esos suma los que a día de hoy, surgen una y otra vez de "conspiraciones secretas", en los que "se rompe violentamente con la opinión pública general o en los que ocurren oscuros éxtasis y colectivos".
Por último, en Cuerpos inmortales, defiende que hablar de inmortalidad genera "un poco de vergüenza", sobre todo la "personal". "Hoy parece ser un tema más apropiado para una película de serie B de Hollywood que para una conferencia filosófica seria. Esto antes no ocurría porque se creía que el alma sobrevivía al cuerpo". "Durante un largo período de su historia, la filosofía, tal y como fue instituida por Platón, no fue más que un intento de anticipar la vida del alma después de la muerte", pronuncia, "fue más una forma de llevar a cabo una 'metanoia' [un cambio de perspectiva, desde el más acá al más allá, desde la perspectiva del cuerpo mortal al inmortal]".
Lo decía Fontán del Junco y no mentía al afirmar que pensar implica parar. Lo que a la vez conforma uno de los aspectos más valiosos de esta exposición: obligar a detenerse a visitarla. Dedicar el tiempo suficiente a contemplar las imágenes, escuchar a Groys, reflexionar sobre ello al ser algo tan sumamente relacionado con la condición humana y los tiempos que rigen la actualidad: rápidos, fatigantes y en cierto modo alienadores. Contra ellos, la filosofía se erige como alternativa y herramienta para frenar, metafóricamente, dando espacio y ocasión de que sea la mente la única que gobierne.
Al igual que los museos. "Sigue teniendo que haber experiencias ligadas al arte que estén en lugares concretos", ha valorado el comisario, "cuanto más se virtualice, se digitalice y se haga evanescente la realidad artística y el trato con las personas o la experiencia; más necesario será que haya lugares distintos, espacios segmentados en los que se pueda reflexionar o simplemente ver las imágenes como imágenes".
Y con ello confrontar "la burbuja mediática" presente, en la que "se ven las imágenes en función del medio". "Lo vemos pero porque hay algo detrás que nos quieren contar. Quieren transformar nuestra atención y que consumamos", considera, "en cambio, en un museo las imágenes no están para ninguna otra cosa que ser contempladas". "Algo tan conservador ha acabado por ser radical", ha sostenido.
Para el también filósofo, acuñando la expresión de Román Gubern "iconosfera contemporánea", ha declarado que "hasta hace poco, ésta era terreno de la fotografía, los grandes carteles... Ahora es Internet. Todo está ahí de la misma manera que está en la realidad, pero no está comisariado. No está curado. Si no se comisaría dentro de la propia web, o se le hace formar parte de un espacio de comparaciones separado del flujo de lo real, se hace muy difícil la reflexión".
Boris Groys. Pensando en bucle, es la primera exposición con la que el alemán se presenta como artista en España. Un pensador que estudió Filosofía y Matemáticas en la entonces Universidad de Leningrado, antes de trabajar como asistente científico. Bajo el régimen soviético, fue miembro destacado de los círculos de intelectuales y artistas no oficiales de la citada ciudad y Moscú. En 1981 tuvo que emigrar a la República Federal de Alemania, donde empezó a ejercer de docente y a publicar sus trabajos. Actualmente trabaja en la Universidad de Nueva York. Además, ha publicado más de una veintena de libros, presentes igualmente en la exhibición. Entre ellos, Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía de la cultura (Pre-Textos, 2005) y Bajo sospecha. Una fenomenología de los medios (Pre-Textos, 2008).