Antes de todo esto fue periodista. Pasó por las redacciones de Diario 16, Actualidad Económica, la revista Mercado, El País, El Mundo.
Era un tipo inquieto, pero no saltaba de un lugar a otro sin dejar terminada la obra. Intenso, curioso, imaginativo, perfeccionista. El País Semanal (donde nos conocimos) o La Revista de El Mundo vivieron momentos excepcionales bajo su dirección. Si los lectores lo disfrutaron, puedo asegurar que los que trabajamos a su lado, también. Yo, personalmente, me divertí y aprendí mucho. Y gané un amigo de los de verdad.
Alberto se interesaba por muchas cosas, pero su pasión por la fotografía era absoluta. Puso en valor el trabajo de muchos autores y desde la editorial de La Fábrica publicó una gran cantidad de libros excepcionales, convirtiéndose en referencia. También promovió exposiciones que sin su impulso nunca habrían tenido lugar.
Alberto era irónico y bromista. El destino le ha reservado una última pirueta. La revista Matador, que editó su primer ejemplar en 1995 bajo la letra A, era un proyecto finito. El ejemplar de la letra Z sería el final de la aventura y tiene que salir en 2023. Alberto se ha ido justo antes de verlo impreso, pero estoy seguro de que lo dejó todo organizado, era posiblemente su "hijo" más querido.