Marqués tocará este verano en varios festivales conocidos por España; ya lo ha hecho en el Pirata Beach Festival en Gandía el 14 de julio, y lo hará el Boombastic de Asturias este 22 de julio, el Cabo de Plata en Cádiz el 26 de julio o el Arenal Sound en Castellón el 6 de agosto. Después, tiene prevista una gira desde finales de octubre hasta abril de 2024 donde presentará ‘Paraíso 39’, destacando una parada en el WiZink Center de Madrid el 17 de noviembre.
Este disco lo empezó a componer durante la pandemia. En una mezcla de sonidos acústicos y electrónicos, colaboran artistas como Gabriel Fernández, Iván Ferreiro, Kaplan Dj, DL Blando, Ale Acosta, Nicole Zignago o Fuel Fandango. “Sale de juntarnos en una casa y de la espontaneidad del momento. Es un trabajo en equipo”, explica. Una de las temáticas que envuelve la obra de Juancho Marqués es la de las relaciones interpersonales y cómo influyen en el tipo de personalidad que tenemos. Para él, que ha estudiado el grado en Sociología y se ha visto muy influenciado por sus lecturas, “la genética condiciona y el entorno te determina". "El etnocentrismo y la forma en la que miramos el mundo nos hace ser quien somos, por eso en Los ojos del Nativo se ven los ojos amarillos de los niños, porque se dice que son así cuando aún no se han desarrollado”.
Eso sí, confiesa a este periódico que tiene ganas de volver al rap “y a las barras”: “Quiero hacer algo con Sule B. Me fui del juego porque quería descubrirme de otra manera, pero me apetece volver y decir: aquí estoy”. De hecho, su canción Internacional II en el nuevo disco está firmada con quien conformó Suite Soprano y en honor a un tema juntos con el mismo nombre, pero hace 8 años.
Para él, su valor como artista reside en “poder expresar con palabras sentimientos de las personas”. “Lo notas en mensajes que te envían. De que alguien ha salido de una depresión gracias a tu música o de que no eran capaces de darse cuenta de algo hasta que lo dices en un tema. Y es algo súper enriquecedor”, explica.
Preguntado por cuánto hay de rapero en él cada vez que compone, responde rápido y claro: “el 100%, es de donde vengo. Sin embargo, siempre me ha gustado descubrir nuevas formas de hacer música, nunca me gustó que me encasillasen”. Juancho Marqués confiesa a este periódico que le hubiese gustado tener más contenidos audiovisuales en este proyecto. Aún así, si bien en 2016 parecía que las canciones en streaming debían estar acompañadas siempre de un videoclip, ahora se le ha dado la vuelta. “Esto es porque Spotify pagaba más que YouTube. Muchas distribuidoras nos decían a los artistas que redirigiésemos nuestras audiencias hacia Spotify. Y, además, es más caro”, explica. “Cuando empezamos hace años ni subíamos ni nos preocupábamos en subir nuestros propios temas, la gente se los descargaba y lo subían y cobraban ellos”, relata sobre el pasado.
Juancho Marqués se muestra crítico con las nuevas formas de hacer música: “hay quien piensa antes una promo que una canción. Esto no puede ser; el arte debe generar interrogantes, emociones y hacerse plantear las cosas. Si empezamos por la promoción, mal vamos”. Preguntado sobre el boom de la música urbana, contesta: “Ha sido por la globalización. Aunque ahora todo es urbano, pero creo que la gente tenía más calle antes. Hablas de lo urbano dentro de tu casa, conectado a Twitch. Era más urbano cuando te bajabas con tus colegas todo el día a la calle, aunque sea a jugar con el balón o a aburrirte”.
“Es cierto que los ritmos del hip-hop y del reguetón vienen de la calle, pero más que urbano es pop”, continúa. “Analicemos el contenido de las letras mainstream: ¿cuántas pieles de gallina generan? ¿cuántas del Top 1 de lo más escuchado hablan de temáticas sociales o de la rutina en un barrio o de esos temas? Lo normal es que solo hablen de fiesta. Que yo no lo critico, también me gusta hacer temas de ese estilo, pero echo de menos más variedad y nuevas propuestas”, apunta y destaca que su último descubrimiento relevante ha sido el de la artista Judeline. “Nadie se atreve a romper con lo establecido y hacerse un tema de 8 minutos porque sabe que no va a dar dinero. Freddie Mercury lo hizo en el pasado con Bohemian Rhapsody y fue brutal”, opina.
Juancho agradece a internet la posibilidad de que “sin ser nadie puedas vivir de la música y crecer de forma orgánica”, poniendo el ejemplo de Hoke y Louis Amoeba y de poder llegar a ser escuchado por mucha gente sin necesidad de pertenecer a una discográfica. No obstante, cree que “sin discográficas es complicado mantenerse ahí muchos años y es donde las empresas de la música empiezan a adaptarse. Pero gracias al crecimiento orgánico ahora son los artistas quienes ponen las condiciones a las empresas”. Cuenta que él se ha mantenido como artista independiente hasta que el año pasado firmó por Warner Music.
En cuanto a las actuaciones en directo, él habitúa a hacerlas junto a una banda. “Ahora está un poco de moda, pero es una buena moda”, opina sobre que sean cada vez más los raperos que lo hacen. “Me parece genial que sea tendencia esto y que la gente se preocupe por lo musical o sonar mejor en directo”. No obstante, el coste se eleva: “es más caro. Ahora es el momento de mi vida en el que tengo el caché más alto y cobro menos que en los últimos cinco años”. “De hecho, hay algunos conciertos que ni siquiera cobro. Lo hago porque tengo mis necesidades básicas cubiertas con otros ingresos de lo digital y porque trabajar con músicos es muy enriquecedor, pero en mi caso no es rentable económicamente hablando”, reconoce.
En los últimos días, varios gobiernos en coalición del Partido Popular con Vox han censurado diferentes obras de arte, como una teatral a Virginia Woolf y otra que trataba sobre un maestro republicano fusilado. Cuestionado por estos hechos, Juancho Marqués lo califica de “peligrosos”. “Si la extrema derecha tiene el poder censurará más obras con el objetivo de que se diga lo que les conviene. Pero precisamente el arte trata de lo contrario; no tienes que decir lo que te digan que digas”, opina.
“En mi pueblo había neonazis. No muchos, pero los había y se peleaban contra anarquistas y daban palizas a mendigos y homosexuales. Desaparecieron, pero parece que ahora están volviendo”, relata el músico. “Pensaba que la historia sirve para cambiar ciertas cosas, pero los humanos obviamos las cosas muy rápido. Sobre todo porque no hay motivos para que se censuren estas obras. No atañe contra los derechos humanos o va contra prejuicios morales o éticos. ¿Qué te importa a ti que una tía enseñe sus pechos en un directo? ¿No lo hacen ya un montón de tíos? Si no te gusta pues no mires”, opina al respecto de los hechos sobre la cantante Rocío Sáiz y de que la policía en Murcia le obligase a taparse los pechos.
En una de sus canciones más conocidas, Nos vamos a comer el mundo, junto a La M.O.D.A, la letra es empoderante y trata de utopías. Preguntado por si aún se considera utópico, Juancho Marqués dice tener esperanza y que los hechos no vayan a más, pero “con el auge de los fascismos hay una tendencia al retroceso, pero como se pasen de listos la gente ya responderá. Quizá falte contundencia, pero creo que todos aspiramos a ser libres, tener una vida digna y estar tranquilos”.
Juancho Marqués ha destacado en los últimos años por su capacidad de autocrítica como artista. Tras las ‘olas’ del feminismo vividas en España, en una de sus giras se dedicó a pedir perdón ante el público por frases en sus canciones que consideraba machistas. “Y seguro que tengo un montón de las que ni me he dado cuenta”, afirma. “El feminismo ha sido un movimiento social súper importante en los últimos diez años. Creo que todos los hombres, no solo yo, hemos cambiado muchas cosas durante este periodo gracias a él”, explica preguntado por estas cuestiones.
Él achaca esta autocrítica a las asignaturas de género estudiadas en Sociología y destaca ser “una persona que se revisa en muchos aspectos en cuanto al comportamiento”. “Está bien reconocer los errores. No me cuesta pedir perdón, pero tampoco quiero ni castigarme ni colgarme medallas, sino corregir un modo de actuar y cambiarlo”, apunta.
El rap, influenciado por las batallas de gallos y el freestyle, es un estilo musical en el que abunda la chulería y el orgullo. “El rap tiene ese punto de orgullo y masculinidad. Creo que nos pasaba a todos y hemos podido ir cambiando. Eso sí, muchas veces se señala al rap, pero hay estilos o artistas que son mucho más machistas y nadie dice nada”, expresa. Sobre la situación de las personas LGTBIQ+ en la escena, asegura: “conozco a varios raperos conocidos que no se han atrevido a decir que son homosexuales abiertamente. Que a saber lo que sienten y no los quiero juzgar, debe ser muy difícil sentirse así”. En este sentido, opina que “queda mucho por avanzar en la música”, pero pone el ejemplo de referentes como Frank Ocean o Lil Nas, que sí han señalado su orientación sexual.
Uno de los temas más tratados en la obra musical de Juancho Marqués es el de la muerte. Cuando él tenía apenas tres años su hermana mayor falleció. “En mi casa siempre estuvo presente el tema de la vida y la muerte”, subraya. Y cuando fue más mayor, un amigo suyo se suicidó.
“Tenemos un tratamiento de la muerte hacia el miedo o incluso la vergüenza de hablarlo. Lo aprendemos una generación tras otra por la cultura judeo-cristiana. No me gusta ese oscurantismo”, señala. Él dice no saber si se puede cambiar la cultura, “pero podemos cambiar en nuestras acciones individuales hablándolo. Cuando alguien muere todo el mundo pregunta en el tanatorio. Luego parece que se olvida el tema. A veces uno se siente muy solo y puede estar más comprendido al hablarlo. El duelo va a estar ahí, pero evitarlo y meterlo en un cajón suele ser peor”. Él , cuenta, si se muere, quiere tener una presencia positiva, aún en la ausencia: “si fallezco quiero que mis colegas cuenten anécdotas mías graciosas. Se puede celebrar desde el dolor la vida de alguien”.
Otro de los temas por los que él ha hablado en otras entrevistas de la muerte es por su amistad con Gata Cattana, con quien tiene una canción con una letra casi premonitoria de lo que le sucedió a la cantante granadina, se titula De la Tierra. “No se ha perdido porque su música sigue. Pero siempre pienso: ¿Qué hubiera podido pasar si hubiese continuado? Sin ser o hacer algo mainstream llegaba a una cantidad de gente que nadie antes había llegado de esa forma”, opina Juancho sobre Ana Isabel García (nombre real de Gata Cattana). “Tenía muchísimos conocimientos culturales y geopolíticos; todos los ingredientes y el talento como para haber hecho lo que hubiera querido. Es una sensación de pena artística infinita”, asegura.
“Diez mil oyentes bien usados son un ejército”, dice Juancho Marqués que son sus versos favoritos de Gata Cattana, de su canción Desértico. “Siempre lo pienso cuando se habla del mainstream, ¿importan más un millón de reproducciones o 10.000 oyentes concienciados con tu obra? Yo creo que lo segundo”, zanja el rapero. “En la música y en el arte siempre se va a concienciar, aunque no se quiera. Él mismo hecho de no querer dar un mensaje es un mensaje en sí mismo. Otra cosa es que luego tú lo pienses y digas lo quiero redirigir a esto y sí quieres concienciar de algo concreto”, responde Juancho preguntado por la concienciación política a través de la música, y añade: “creo que podemos hacerlo, pero más allá de las redes, que es algo que se nos pide mucho. Prefiero hacerlo con una letra o en mi vida personal, donde tengo más impacto que poniendo un post para quedar bien. Además, en las redes no se suele poder profundizar en cuestiones políticas y yo quiero cambios sustanciales”.
Al haber vivido el suicidio de cerca, Juancho Marqués es preguntado por la inversión en salud mental desde la esfera política o de la elevada tasa de suicidio que hay en España —once suicidios al día en nuestro país—, y contesta: “es importante facilitar la terapia, pero no deja de ser el parche a un problema. Hay que apuntar a sus causas. Las redes sociales y lo que nos genera; los casos de bullying y el daño que hacen o el auge de los fascismos y la negación de las identidades dañan nuestra salud mental. Hay que poner el foco en estas cuestiones antes que en el acceso a la terapia”.