El museo tuvo un rendimiento extraordinario en taquilla, que casi duplicó sus beneficios: sumó 4,8 millones de euros (y 2,6 millones de euros en 2021). El incremento en la venta de entradas es la principal fuente de ingresos propios generados por la dirección del museo, pero queda muy lejos de soportar los 6,5 millones de euros anuales del alquiler de la colección de Carmen Cervera. Este rendimiento de taquilla es posible por el precio (13 euros, solo dos euros más barato que el Museo del Prado) y porque solo ofrece cuatro horas de entrada gratuita a la semana (de 12 a 16h los lunes) y esto es gracias, según informa en su web, al patrocinio de una tarjeta de crédito. Una entrada gratuita que solo permite el acceso general, no a las exposiciones temporales.
El incremento de venta de entradas es reflejo del aumento de visitantes en el año de su 30 aniversario. El museo cerró 2022 con 1.072.003 visitas, una cifra que superó las prepandémicas de 2019. La muestra temporal más visitada fue Arte americano en la colección Thyssen, seguida de Picasso/Chanel y de Hiperreal. El arte del trampantojo. Los gastos en el transporte de las obras que formaron parte de estas exposiciones temporales se dispararon un 62,8% (de 1,2 millones de euros a 2,1 millones de euros). La dirección del museo ha duplicado la partida denominada “otros gastos de exposiciones”, que supone 1,3 millones de euros.
A pesar de que el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza aumentara en tres millones de euros sus gastos en 2022, logró ingresar 31,2 millones de euros. Es una cantidad calcada a la generada en 2021. El 32% de estos ingresos (10 millones de euros) fue aportado por la actividad propia del museo. El resto se debe a ayudas públicas. La dirección logró generar un excedente en la tesorería de 2,5 millones de euros, la mitad que alcanzó en 2021, cuando el excedente sumó 5,3 millones de euros.
En 2022, el museo recibió 19,8 millones de euros en subvenciones. Creció en el capítulo de las “visitas privadas” y de 275.751 euros pasaron a 767.282 euros. También en los royalties (313.536 euros). Peor estuvo en las audioguías, que de 260.331 euros cayó a 180.068 euros. La actividad en la tienda también ha sido mayor y se vendieron más suvenires que en 2021, casi tres millones de euros en libros y objetos de recuerdo (frente a los 2,4 millones de euros del año anterior).
Para hacer frente a los gastos millonarios, la consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid aportó 300.000 euros. Con el objetivo de sustentar el museo, el Ministerio de Cultura ingresó 18,5 millones de euros a la Fundación privada que lo gestiona. La línea de financiación del contrato de alquiler de la colección de Carmen Cervera se incluye en esta aportación.
La pirámide laboral del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza coloca a las trabajadoras en la base y a los trabajadores en la cima. Frente a los dos únicos directivos (Guillermo Solana y Evelio Acevedo, con un salario de casi 228.233 euros entre los dos) hay 13 jefes de área (seis son mujeres). Y en la parte inferior del museo, el personal administrativo, con 42 mujeres y 16 hombres. El empleo técnico es desarrollado de manera mayoritaria por las mujeres (29) frente a los hombres (9). El área de gestión —compuesto por 57 trabajadores— es el único en equilibrio. Hay 107 mujeres que mantienen la institución dirigida por dos hombres.
Al Thyssen le apoyan tres bancos con inversiones en actividades: la Fundación La Caixa aporta 388.845 euros para la integración de la iluminación y para la conservación de la colección el museo; la Fundación BBVA, 227.000 euros para “Conectaathyssen”, y la Fundación Banco Sabadell, 10.000 euros en apoyo a la conservación de la colección. Y para el montaje de la exposición temporal dedicada al arte ucraniano y a la defensa contra la invasión rusa, Juan Abelló aportó 1.000 euros, la empresa de transporte SIT entregó 7.500 euros, Mastercard (10.000 euros), Hammam al Andalus (2.000 euros) y también Ikona Collection (de Polonia), con 50.000 euros.