La Feria ha pedido disculpas por “el malestar causado a los ilustradores y las ilustradoras". La directora, Eva Orúe, explica a elDiario.es que “la idea era sumarse a una tendencia que le pareció, en primera instancia, bien al equipo de redes y a otros miembros de la directiva”. Sobre la reacción de los ilustradores entiende que es “comprensible” porque toca "una fibra" que no era su intención tocar.
La Feria, organizada por el Gremio de Librerías de Madrid, publicó un comunicado en su cuenta de Instagram, en el que admiten que comprenden "la preocupación de estas tecnologías, cuyo uso está aún sin regular y ponen en riesgo el trabajo de muchos”. De hecho, sindicatos como CGT en Catalunya y otros sectoriales han pedido ya al Ministerio de Cultura y Deporte la regulación de la Inteligencia Artificial en el ámbito cultural.
“La FLM siempre ha sido firme defensora del talento y esfuerzo de todos los profesionales del mundo del libro”, continúa el comunicado que hace hincapié en que el arte de la ilustración desempeña en la Feria "un papel fundamental”. Sobre ello, Orúe detalla: “La feria encarga cada año un cartel a un ilustrador o ilustradora y es nuestra tarjeta de presentación de la edición que sea”. "Valoramos la creatividad y arte” de los ilustradores y por ello programan charlas y talleres organizados en la feria en torno a su profesión, añaden. “No hay ninguna voluntad de poner en duda su tarea, todo lo contrario”, reitera la directora a este medio.
La Asociación de Ilustradores de Madrid (APIM), protestó enseguida por el uso de esta imagen. "Lamentable que desde la Feria del libro se contribuya a sustituir el trabajo de profesionales por una herramienta que se dedica robarles el trabajo", escribió en su cuenta de X (antes Twitter) el pasado viernes. Al día siguiente, celebró la decisión de la Feria del Libro de borrar las imágenes: "Esperemos que esto sirva para que mucha gente entienda que las IA generativas se nutren de imágenes que han robado sin pedir permiso a los creadores, es decir, un ataque a la propiedad intelectual". Esta asociación profesional apunta a que una de las vulneraciones en las que incurren las IA es que se nutren "de imágenes obtenidas sin permiso de sus creadores” para poder generar nuevas imágenes, por lo que apelan a una regulación inmediata para “proteger la propiedad intelectual” de las creadoras y creadores.
Las entidades profesionales y sindicales critican que por parte de las empresas se favorezca el método opt – out [optar por salir, darse de baja] que pone la responsabilidad en los usuarios afectados que solicitan la retirada de su trabajo del sistema, al igual que muchas webs están optando por introducir un código en su HTML para evitar que IA como ChatGPT lean su contenido publicado en internet. Aunque se pida esa retirada, no hay ninguna garantía de que la IA se desprenda del aprendizaje adquirido.
El debate sobre las IA está en un punto clave. A la vez que se presenta como herramienta innovadora para poder rescatar una canción de una vieja cinta y darle una nueva producción, como ha sucedido con el tema inédito de los Beatles, también es una fuente de conflictos judiciales y económicos alrededor de la IA generativa. El uso sin permiso de contenido protegido ha llevado a la actriz Scarlett Johansson a iniciar acciones legales contra una app que utiliza su voz y su imagen y al actor Tom Hanks a señalar a una empresa de salud dental que ha hecho lo mismo con su imagen. Los traductores profesionales ven en peligro su trabajo y en Hollywood es uno de los asuntos prioritarios en la negociación con los estudios para los intérpretes y guionistas.
A finales de octubre, el G7 (formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) aprobó el pacto denominado “Proceso de IA de Hiroshima” (la ciudad en la que ha sido ratificado), el primer código de conducta global para los desarrolladores de algoritmos de nueva generación con el que espera “promover una IA segura y digna de confianza en todo el mundo".