El estadounidense interpuso una demanda en California contra el Estado español y a la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza para exigir la recuperación de la pintura. Falleció en 2010 a los 89 años, pero sus herederos mantuvieron el caso abierto al considerar que la obra perteneció a su abuela Lilly. Una mujer que logró huir de la Alemania nazi y se vio obligada a deshacerse del lienzo en su intento por conseguir el visado para salir del país. Una vez finalizada la II Guerra Mundial, reclamó judicialmente la obra, ante lo que el Gobierno federal alemán la reconoció como propietaria legal y le entregó 120.000 marcos como compensación.
El cuadro fue localizado en Estados Unidos en 1951, momento en el que fue adquirido por el coleccionista de arte Sydney Brody. Años más tarde, en 1976, fue comprado por el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y, desde 1993, había estado colgado en las paredes del museo español.
Tras 15 años de batalla judicial, el Tribunal de Apelación de EE.UU reconoció en 2020 a la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza como legítima propietaria del título de Pissarro. Un año antes, un tribunal de Los Ángeles había dictaminado igualmente que la Fundación era legítima propietaria de la obra. Sin embargo, en abril de 2022, el Tribunal Supremo de EE.UU. falló a favor de la familia Cassirer y determinó que debía aplicarse la norma de conflicto de leyes del estado de California, y no la federal.
Hasta entonces, los juzgados estatales habían interpretado el Código Civil español para resolver el caso, de tal forma que las sentencias habían sido favorables en su mayoría a la Fundación de la pinacoteca madrileña. Al aplicar las normas californianas, el cuadro sí que pertenecía a la familia Cassirer. Aun así, el Tribunal ha decidido ahora dar la razón a la pinacoteca española y confirmar que el lienzo de Pissarro, valorado en unos 28 millones de euros, pertenece al Thyssen.