Y diversos, en forma, contenido, procedencia y biografía del autor o la autora, porque un rasgo de la sociedad contemporánea es, precisamente, la toma de conciencia de su pluralidad.
Con el fin de delimitar el foco, se consideran solo novelas –se excluyen, por lo tanto, cuentos, poesía y teatro, además de los géneros de no ficción–, sin repetir autor, y que estén disponibles en castellano, aunque para listarlas se ha tenido en cuenta el año de publicación en su lengua original. No es una propuesta cerrada ni definitiva; podrían haber sido otros títulos y, de hecho, te animamos a compartir cuáles elegirías tú.
Nada más oportuno para despedir el siglo XX y tender un puente hacia el nuevo milenio que una novela que todavía hoy rompe esquemas. Posmodernidad, hipertexto, literatura de género, humor, intriga, terror; un sinfín de capas que la convierten en una lectura exigente, inagotable y perturbadora. Como referente de la narrativa experimental, aúna cultura popular y erudita, juega con el lenguaje, desconcierta y abre nuevos caminos literarios.
Accésit: Dientes blancos, Zadie Smith, Salamandra; traducción de Ana María de la Fuente
Si la frase “no te dejará indiferente” no estuviera tan gastada, podría formar parte del texto de presentación de todos los libros de Michel Houellebecq. Cada nueva publicación del francés es un acontecimiento literario: sus libros no solo se leen (mucho), sino que agitan el avispero, generan debate. Tan venerado por unos como cuestionado por otros, este controvertido escritor posee el olfato para detectar aquello que nos inquieta e ingenio para asumir riesgos creativos de altura. En esta, una de sus novelas más logradas, indaga en la hipocresía de Occidente, el turismo de masas y la pulsión sexual.
Accésit: Austerlitz, W. G. Sebald, Anagrama, traducción de Miguel Sáenz
La literatura contemporánea ha puesto la lupa en asuntos que antes se corrían con un tupido velo, muchos de ellos relativos a la experiencia femenina. Lo que para algunos no es más que una expresión de narcisismo, para otros responde a una necesidad, la de decir lo no dicho, dejar salir lo que se callaba por censura, estigma o vergüenza. Annie Ernaux no se anda con tapujos y muestra en este libro cómo los celos pueden dominar hasta a la mujer culta que se siente dueña de sí misma.
Accésit: Tu rostro mañana I. Fiebre y lanza, Javier Marías, Alfaguara
Después de un siglo sacudido por las guerras y los regímenes autoritarios, en la sociedad contemporánea se impone la urgencia de reflexionar sobre la memoria histórica, qué nos contamos y cómo nos lo contamos. La croata Daša Drndić lo hace elevando la literatura a sus cotas más altas, con una propuesta que mezcla realidad y ficción, dinamita los formatos tradicionales y obliga al lector a poner de su parte para descifrar este singular rompecabezas que explora el conflicto de los Balcanes con brillantez y hondura.
Accésit: Elizabeth Costello, J. M. Coetzee, Random House, traducción de Javier Calvo
No hay duda: pocos, muy pocos libros han marcado la historia de la literatura (de cualquier época y lugar). Y pocos, muy pocos escritores consiguen capturar con viveza la atmósfera de su tiempo a la vez que la trascienden para continuar interpelando al lector futuro. Historia, literatura, feminicidio, investigación; de todo cabe en esta novela río que proporciona una de las experiencias más inolvidables que puede vivir un lector.
Accésit: Gilead, Marilynne Robinson, Galaxia Gutenberg, traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté
Nunca el “diario de una beca” fue tan deslumbrante como en las palabras de este escritor uruguayo. La conciencia del yo es otro rasgo distintivo del sujeto contemporáneo, y en la narrativa se materializa en la autoficción y las novelas que reflexionan sobre el mismo proceso de escritura. No va de nada y va de todo, divierte y exaspera, desconcierta sin perder de vista lo más sencillo, lo cotidiano y banal. Una narración extraordinaria.
Accésit: El sueño de la aldea Ding, Yan Lianke, Automática, traducción de Belén Cuadra Mora
Por mucho que cada vez se apueste más por la literatura de países poco conocidos por el lector occidental, la aportación de los narradores de Estados Unidos entre los siglos XX y XXI es innegable y extraordinaria; ellos (y ellas) solos podrían llenar esta y muchas listas. La carretera, con su relato implacable, sus silencios, su minimalismo lleno de sugerencias, su reflexión filosófica, representa sin duda una de sus cúspides.
Accésit: Daniel Stein, intérprete, Liudmila Ulítskaya, Alba, traducción de Marta Rebón
La toma de conciencia de la corrupción política ha sido otra preocupación recurrente de estos tiempos, y nadie supo advertirla como Rafael Chirbes. Advertirla, y elevarla a gran literatura, de la exigente, fascinante, perturbadora. Un autor al que no se le hizo justicia en vida y al que volveremos una y otra vez. Porque murió él, pero sus palabras siguen muy vivas. Y eso solo lo consiguen las obras destinadas a convertirse en clásicos.
Accésit: La vegetariana, Han Kang, Random House, traducción de Sun-Me Yoon
El conflicto israelí-palestino lleva (demasiadas) décadas siendo un asunto de actualidad. En esta novela, el escritor y activista por la paz David Grossman se pone en la piel de una mujer cuyo hijo se encuentra reclutado por el servicio militar de Israel. Ante el temor, más que plausible, de que no regrese con vida, la protagonista emprende una suerte de peregrinación a modo de acto de fe, acompañada de un antiguo amante. Diálogos existenciales, el significado de ser madre, las vidas interrumpidas y mucho más en una novela profundamente humana.
Accésit: Olive Kitteridge, Elizabeth Strout, Duomo, traducción de Rosa Pilar Pérez Pérez
Margaret Atwood no es solo (y no sería poco) la autora de El cuento de la criada. Es una de las narradoras más prolíficas, versátiles, inteligentes y desacomplejadas que ha dado el último siglo. Gracias a una construcción minuciosa y una prosa afilada, tiene la virtud de denunciar problemas sociales al tiempo que atrapa al lector desde las primeras líneas. Como uno de los rasgos del siglo XXI es la variedad de géneros (o, mejor dicho, la pérdida de manías al leer y disfrutar de determinados géneros), vale la pena destacar esta ficción especulativa sobre dos supervivientes a una gran catástrofe natural.
Accésit: Mi lucha 1. La muerte del padre, Karl Ove Knausgård, Anagrama, traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo
Con una empatía no exenta de cinismo, Jonathan Franzen narra la deriva de una familia de clase media a lo largo de las últimas décadas. Disecciona las grietas de la sociedad estadounidense sin una pizca de complacencia, con personajes con luces y sombras (la madre, para enmarcar). La erosión del matrimonio de mediana edad, la maternidad, la primera juventud, la amistad. Capitalismo, ecologismo, política exterior; pero también música rock, baloncesto y vicios. Es un autor exigente, pero a cambio nos regala una novela de las que permanecen en el lector tiempo después de su lectura.
Accésit: La gran casa, Nicole Krauss, Salamandra, traducción de Rita da Costa
Dos niñas napolitanas cambian sus muñecas por un ejemplar de Mujercitas. Y les cambia la vida: deciden que serán escritoras, que escaparán de la inercia violenta e irracional del barrio gracias al estudio, a la inteligencia. Lo que comienza como una sencilla historia de iniciación crece, a lo largo de cuatro volúmenes, en una novela total en la que tienen cabida todos los conflictos contemporáneos, con especial hincapié en los que atañen a las mujeres: amor y matrimonio, proyección profesional, maternidad, cuerpo, sexualidad. Y amistad, por supuesto, con sus claroscuros. El costumbrismo elevado a lo más alto. Con el pulso de los clásicos, pero desde la mentalidad de hoy. Una tetralogía apasionante e inolvidable.
Accésit: Yo confieso, Jaume Cabré, Destino, traducción de Concha Cardeñoso
Un thriller psicológico singular: está narrado desde el punto de vista de más de veinte animales, testigos de la peripecia del protagonista desde que descubre el cuerpo sin vida de su mujer, brutalmente violada y asesinada, y decide partir en busca del asesino. Esta novela, no obstante, es mucho más que una intriga o un despliegue de recursos; Wajdi Mouawad sumerge al lector en los territorios irracionales del ser humano, se sirve de paisajes inhóspitos, evocaciones de masacres y tensiones étnicas para poner de relieve que los “salvajes” no son los animales que lo observan, sino, demasiado a menudo, él.
Accésit: La confesión de la leona, Mia Couto, Alfaguara, traducción de Rosa Martínez
No todo son experimentos narrativos: la tradición dickensiana, el gusto por la narración de historias, sigue vivo y en plena forma gracias a escritoras como Chimamanda Ngozi Adichie. Sus novelas entretienen al tiempo que retratan con crudeza los conflictos que asolan nuestra sociedad. Americanah, en particular, mete el dedo en la llaga del lector blanco occidental al poner de manifiesto el choque que supone la vida en Occidente para dos jóvenes estudiantes nigerianos. Racismo y abusos, sí, pero también amor, amistad, trabajo y familia. Todo cabe, hasta el pelo afro (inolvidable metáfora), en un microcosmos del que ningún lector sale igual que cuando entró.
Accésit: El jilguero, Donna Tartt, Lumen, traducción de Aurora Echevarría
El planteamiento parece simple: una escritora de mediana edad, madre de dos hijos y recién divorciada, viaja a Atenas para impartir un curso. En otras manos, podría ser una autoficción más sobre crisis personales y los entresijos del mundo literario; pero se trata de Rachel Cusk, una de las creadoras más atrevidas de la narrativa contemporánea. Con su prosa incisiva, cede la voz a los personajes que la protagonista va conociendo para que sea a través de ellos, de las afinidades y los contrastes, que ella se revele. Una vuelta de tuerca al género y una reflexión acerca de la capacidad de reinventarnos.
Accésit: Brilla, mar del Edén, Andrés Ibáñez, Galaxia Gutenberg
Un aspirante a artista, un joven acomodado al que le falta ambición, un descendiente de inmigrantes con un pasado familiar traumático y un huérfano taciturno que arrastra una discapacidad y muchos silencios. Los cuatro protagonistas de esta colosal (en muchos los sentidos) novela son amigos que se mantienen unidos a lo largo del tiempo. Todos sufren los vaivenes de la vida, pero será el más débil, a primera vista, el que reciba los golpes más duros. Hanya Yanagihara se marca un novelón sobre los lazos afectivos entre hombres, la búsqueda de identidad, la capacidad de aprender a vivir con heridas y la reformulación del deseo en el siglo XXI. Una narración con una alta carga emocional, sobrecogedora, excesiva, dura, dolorosa. Como la vida (a veces).
Accésit: Solenoide, Mircea Cărtărescu, Impedimenta, traducción de Marian Ochoa de Eribe
¿Y si la “gran novela americana” no fuera de familias urbanitas blancas de clase media? ¿Y si echara la vista atrás, unos siglos atrás, para reconstruir la historia de un país y la de todos los que han formado parte de ella? Todos, triunfadores y víctimas. Este reto es el que aborda Annie Proulx en una novela épica que relata la formación de una nación desde la llegada de los primeros colonos. Porque, para llegar a entender el presente, antes hay que asimilar lo anterior, sobre todo cuando lo anterior está lleno de muerte, destrucción, etnias aniquiladas, identidades reprimidas. También de familias, claro. De clanes enfrentados, de las vergüenzas de la propia sangre. Un logro literario mayúsculo.
Accésit: Memoria del amor, Kirsten Thorup, Errata Naturae, traducción de Blanca Ortiz Ostalé
Un fanático religioso asesina a un médico por practicar el aborto. Este es el punto de partida del que se sirve esta gran (y prolífica) escritora para hacer una radiografía implacable de la profunda división social de Estados Unidos. Dos familias, la del médico y la del fanático. Dos hijas adolescentes que tratan de salir adelante como pueden. Por un lado, la ciencia, el progreso, la libertad sexual, la emancipación a través del estudio. Por el otro, la alienación, la pérdida de rumbo, la fe, los tabús. En medio, una escala de grises infinita. Violencia, mucha violencia. Y la cuestión de la pena de muerte.
Accésit: Temporada de huracanes, Fernanda Melchor, Random House
Qué felicidad supuso –y supone, porque sigue arriesgando en cada nuevo libro– la irrupción en el panorama literario de una escritora como Mónica Ojeda. Aunque lo de “felicidad” es un decir: sus novelas son de las que incomodan, que ponen al lector frente a un espejo del que preferiría esquivar la mirada. Terror en la red, un secuestro, dinámica de la relación entre madre e hija, sexo, violencia. Un descenso a las zonas más oscuras del alma humana narrado con un estilo portentoso en el que nada es gratuito.
Accésit: Kentukis, Samanta Schweblin, Random House
El primer eslabón de un proyecto ambicioso: una saga de fantasía, en la tradición clásica de El señor de los anillos, pero con el sustrato de la cultura africana. Intriga, aventuras, mitología, magia, identidades diversas y un compendio de personajes espléndido. Compleja, dura, violenta, cruda; Marlon James nunca da concesiones y se atreve a cruzar límites que sacan al lector de su zona de confort. Solo él podía concebir una novela de esta envergadura y que, además, le saliera bien, muy bien.
Accésit: Las malas, Camila Sosa, Tusquets
Cualquier buen lector sabe que, cuando se habla de literatura en mayúsculas, no importa el género. Todo está en la voz, en el estilo. Hilary Mantel ha dado forma con maestría a un espectacular tríptico sobre las trifulcas en la corte de la monarquía británica del siglo XVI; pero no importa la trama, porque la literatura que se escribe hoy nos habla ante todo de nosotros, del presente, aunque se sitúe en el pasado. Esta tiene mucho que decirnos, y lo hace con inteligencia, belleza e ingenio. Una obra de arte.
Accésit: Cuarteto estacional IV. Verano, Ali Smith, Nórdica, traducción de Magdalena Palmer
París, 2015: un año y una ciudad que se convirtieron en el centro del mundo. Céline Curiol elige este escenario para narrar las vidas de seis personajes que encarnan los conflictos de nuestro tiempo, tanto íntimos como sociales: maternidad, inmigración, ecologismo, radicalización, explotación laboral, búsqueda de pertenencia. La dificultad de mantenerse coherente con los propios valores en una sociedad que no da tregua, que tan a menudo mira al mercado antes que al individuo, que inocula la sospecha en sus habitantes. Un soberbio retrato de la Europa del siglo XXI anterior a la pandemia.
Accésit: Kairós, Jenny Erpenbeck, Anagrama, traducción de Neila García Salgado
Sin hacer ruido, Juan Gómez Bárcena ha desarrollado una carrera literaria que crece con cada nuevo libro. Porque es de los que no repiten fórmula, que proponen (y aún más importante: se proponen) retos. Como todo buen novelista, sabe que, para llegar a los grandes temas, hay que partir de lo pequeño. Y lo pequeño es la historia de un pueblo, ni más ni menos, un pueblo en el que caben todos los pueblos, una amalgama de vidas hilvanadas a la perfección, con una construcción primorosa y un dominio magistral de diferentes registros narrativos. Una novela inmensa.
Accésit: Demon Copperhead, Barbara Kingsolver, Navona, traducción de Antonio Lozano
Es pronto para pasar revista al año pasado, pero si hay algo que se puede afirmar con rotundidad es que Ignacio Martínez de Pisón es uno de los narradores españoles más solventes de la actualidad. En esta novela se adentra en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, un periodo oscuro, asolado por el hambre y la violencia, en el que la gente corriente lucha para salir adelante. Llena de vida y más enriquecedora que muchos manuales de Historia.
Accésit: Literatura infantil, Alejandro Zambra, Anagrama
Sería una temeridad pretender sacar conclusiones cuando aún quedan tantos meses por delante. Quizá esta no será la mejor novela de 2024, pero tiene algo por lo que merece destacar: el potencial para remover las aguas manas de la literatura española reciente y abrir nuevos caminos. Aborda conflictos propios de la llamada generación Z, trabaja con diferentes registros, es exigente en lo literario y en lo intelectual. Influirá en las futuras generaciones de escritores; y ojalá solo sea un peldaño más en la prometedora carrera de Sara Barquinero.
Accésit: La península de las casas vacías, David Uclés, Siruela