Las largas filas para hacer el Tour por el campo se han multiplicado y cambiado de color. En vez del habitual blanco, la purpurina y el brilli-brilli de colores bien vivos tiñen las calles. Los puestos –que sí que mantienen las pipas como producto estrella– han cambiado las bufandas del club por sombreros negros, gafas de sol con forma de corazón y banderas de Estados Unidos.
Los seguidores de la intérprete de Love Story y Blank Space son muy disciplinados. Y es que no basta con acudir a los conciertos dispuesto a entregarse en cada uno de los temas; a Taylor Swift hay que venir a verla vestida para la ocasión, inspirándose en alguno de sus discos.
Cada uno de sus álbumes se identifica con una de las eras en las que está dividida la setlist de los shows y el propio vestuario de la protagonista: Fearless (dorado, flecos y botas de vaquero), Speak Now (morado, volantes y tul), Red (rojo, corazones y rayas blancas y negras), 1989 (vaquero, camisa blanca, peto, purpurina y brillo), Reputation (negro y todo complemento con forma de septiembre), Lover (rosa, corazones y flores de colores), Folklore y Evermore (banco, cárdigan, camisas de cuadros y trenzas), Midnights (azul, flecos y estrellas) y TTPD (blanco y negro).
Amistades 'swifties'Las puertas se han abierto a las 15:30h para quienes tenían entradas VIP y a las 16:30h para el resto, permitiendo acabar poco a poco con el calor del que ha advertido hasta la AEMT, que ha customizado su habitual pronóstico del tiempo rebautizando la gira de Tylor Swift, The Eras Tour, añadiéndole como apellido Hot version [versión calurosa], por los 34 grados de máxima previstos.
Los hay que aprovechan hasta la sombra de los coches aparcados para hacer tiempo tomando un bocata. Esto solo se lo pueden permitir quienes van a grada, como Sergi y María, que han llegado de Valencia a las 8 de la mañana. “Aun así vamos a entrar pronto porque en Lisboa [donde Swift ha actuado este fin de semana], hubo gente que seguía fuera a cinco minutos de empezar”, comenta el primero, que lleva una camiseta color rosa claro. “Lover no es mi era favorita pero sí mi color favorito, así que me decidí por esto y añadí el pendiente del arquero para hacer referencia a la canción The Archer”, suma sobre su outfit.
Otro punto que caracteriza al ejército 'Swiftie' es la sensación de comunidad, materializada en el intercambio de las denominadas 'pulseras de la amistad'. Los espectáculos de la estadounidense incluyen como ritual quedadas de fans para preparar estos brazaletes. Los elaboran con bolitas de plástico de colores que generalmente forman una palabra, ya sea el nombre de la artista o el de alguna de sus canciones.
Así es como se han conocido Anabel, Daniela y Silvia, dos jóvenes de Albacete y una de Zaragoza. “Confiamos en Taylor, en la dedicación que pone en todas nosotras. Se curra muchísimo las letras, las puestas en escena... La admiramos mucho y vamos a darlo todo”, aseguran.
Rocío las traía las pulseras ya hechas de Alicante, desde donde ha viajado a las 8 de la mañana. “Me estoy quedando sin 'R'”, bromea, vestida de la era Red. “La gente de mi generación [principios de los noventa] llevamos toda la vida con ella. Hemos vivido las mismas historias de amor. Es súper lista, ha cogido el toro por los cuerpos con todo lo que le ha pasado. Ha sabido gestionar su imagen de manera muy avispada y personal. Por eso la gente se identifica con ella y ha amasado un público tan grande. La narrativa que tiene es muy adictiva”, reivindica.
Ambiente previo al concierto de Taylor Swift alrededor del Santiago BernabéuEn la sombra esperan también Gabriela y Arón, que consiguieron sus tickets hace tan solo una semana. Han venido igualmente desde Valencia a las 8. Al llegar, han ido a comer algo y puesto rumbo al Bernabéu, donde les ha sorprendido que había menos colapso de gente que el que esperaban.
En su caso se entretienen pegatinas brillantes en la cara y dibujándose un 13, el número favorito de su artista favorita, en la mano. Gabriela acude a la gran cita sabiéndose todos los 'spoilers' que la legión de 'Swifties' ha ido desvelando desde que empezara la gira. “La gente se siente identificada con sus letras, conecta con sus canciones. No digo que Taylor sea terapia, pero te ayuda a estar en el momento”, opinan.
Todavía con menos antelación se ha hecho con su entrada David, esta misma mañana. “Cuando vi en Twitter que Ticketmaster seguía dando códigos, he pensado que era coña”, reconoce. Pero no, tras muchos intentos, ha conseguido completar su compra. “Iré para allá en cuanto salga de trabajar. Me pierdo a los teloneros pero a Taylor llegamos”, celebra. “Para todos los que nos guste el pop este concierto es muy guay de ver por todo lo que montan, por ella. Aunque vuelva más adelante, no se va a liar la que se está liando ahora, que vemos a todo el mundo hablando de esto”, valora.
Madres e hijas, igual de entregadasAdemás de forjar nuevas amistades, las enormes colas de Taylor Swift han estado copadas por madres e hijas, como Martina y Patricia, que además van vestidas iguales, insertas en la era Midnights. “Me ha tocado hacer un máster apresurado, los estribillos los tengo dominados”, confiesa Patricia.
Una de las entradas del Santiago Bernabéu copada por 'Swifties'“No la conocía mucho pero al aprenderme las canciones he estado averiguando de donde salían. Todas tienen un por qué. No es una cantante, es una compositora, una poeta. Como madre de una hija veo que sí que me podría servir de referente y me gusta que ella lo vea, porque vas pasando por muchas etapas de tu vida”, aplaude, “puedo entender por qué Taylor mueve lo que mueve. Hay mucho detrás, no solamente un fenómeno fan de 'qué bien bailas, qué bien cantas y qué guapa eres'.