Guillermo Solana, director artístico del museo, no ve un afán polémico en este proyecto, sino una necesidad de realizar “una relectura” y ha explicado que la descolonización de los museos va más allá de la restitución de objetos, que es algo “a examinar caso por caso”. “Este tema entraña hoy alguna polémica. Yo no la veo, la verdad. No conozco a nadie que admire las hazañas de los ingleses en la India o de los franceses en Argelia. Para mí, la pregunta es: ¿por qué traer el colonialismo al arte?”, ha expresado Guillermo Solana.
También se ha desligado de posiciones políticas y ha alegado que este proceso transformador del Thyssen viene de bastante atrás: “Parece que la descolonización de los museos es un invento de ayer y no. El debate comenzó hacia 1970. No obstante, en la última década, esta cuestión ha pasado a la agenda de tareas urgentes de las pinacotecas más importantes. Nuestra transformación viene de atrás y no tiene nada que ver con la coyuntura política de España. Este proceso empezó antes de que supiéramos cuál iba a ser la composición del Gobierno. Nunca he recibido una instrucción directa o indirecta en lo relativo al programa expositivo. De hecho, no he tenido ningún contacto con el ministro actual”, ha enfatizado Solana.
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza'De igual forma, los comisarios del proyecto han manifestado no haber sentido ningún tipo de limitación por parte de la institución y el proyecto, que se remonta a 2019, se ha basado en una serie de negociaciones entre el Museo y ellos para conseguir trasladar las necesarias relecturas de las colecciones y dar voz a aquello que ha estado tanto tiempo silenciado.
La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza se organiza en seis apartados: el extractivismo y la apropiación; la construcción racial del otro; el esclavismo y la dominación colonial; la evasión a nuevas arcadias; el cuerpo y la sexualidad; y el cimarronaje y los derechos civiles. La exposición comienza con una obra fuera del recorrido expositivo. Se trata de Vista de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado con cortejo de carrozas, fechada hacia 1680 y realizada por de Jan van Kessell III. Este óleo, situado de forma permanente en el vestíbulo del Museo Thyssen y que muestra el lugar donde hoy se encuentra el museo, indica la presencia de africanos en el Madrid del siglo XVII a través de la figura de un paje que aparece entre el gentío. Esta pieza, ubicada en un lugar tan privilegiado y que recibe las primeras miradas de los visitantes ávidos de arte, esconde a plena vista una historia no contada, la de la dominación colonial.
Parece que la descolonización de los museos es un invento de ayer y no. El debate comenzó hacia 1970, pero en la última década, esta cuestión ha pasado a la agenda de tareas urgentes
El resto de la muestra se encuentra en las salas de exposiciones temporales. El inicio de la exposición parece enmarcarse en la línea expositiva habitual del museo, sin embargo, esta es solo una primera capa visual. Mediante las cartelas es posible descubrir la historia que no se había comunicado aún de obras como los bellísimos bodegones de Willem Kalf (siglo XVII). Clasificadas en la Historia del Arte como amables naturalezas muertas, vistas paisajísticas o escenas interiores, estas piezas resultan ser testigos históricos de la explotación de recursos naturales de tierras ocupadas o la apropiación de objetos culturales con el objetivo de comercializarlos en Occidente. En este sentido la exposición pretende “hablar de la colonialidad desde obras del siglo XVII”, apunta Andrea Pacheco, una de las comisarias.
A medida que la exposición avanza, el diálogo se enriquece con la presencia de piezas de la colección TBA21, que devuelven una mirada actual y completan una visión hasta ahora sesgada y parcial. Destaca la videoinstalación de Inci Eviner, realizada en 2009, que indaga en las representaciones occidentales del harén o la serie fotográfica de Taysir Batniji, realizada entre 2009 y 2010, en la que fotografía casas destruidas en Gaza como si fueran un reclamo para una ficticia agencia inmobiliaria. Para los comisarios era importante finalizar el discurso expositivo con esta pieza y la alusión a un hecho colonial que está ocurriendo en el presente.
“Con esta muestra estamos visibilizando aquello que históricamente ha sido invisibilizado”, ha afirmado Yeison F. García López, del equipo curatorial. Una propuesta que marca una nueva etapa en el programa expositivo en el Museo Thyssen-Bornemisza y, posiblemente, en muchos otros.