En sus clases, las alumnas y alumnos votaban que temas querían abordar cada día y entre todos construían el temario. Y lo hacían literalmente, porque contaban con una pequeña imprenta en la que imprimían los cuadernos que luego utilizarían para el estudio.
Uno de aquellos cuadernos se llamaba El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca y explicaba las ideas que aquellas niñas y niños que formaba Benaiges tenían del mar, todas ellas figuradas y basadas en lo oído por sus mayores, puesto que ellos nunca lo habían visto. Como consecuencia de aquel cuaderno, Benaiges prometió a sus alumnos llevarlos a ver el mar en su villa natal, Montroig del Camp, en Tarragona.
Convenció a los padres y lo tenía todo listo cuando llegó el golpe militar de 1936. Una semana después, Benaiges fue secuestrado por las milicias falangistas, torturado y asesinado de un tiro en la nuca para después ser lanzado a una fosa común. De este modo, el maestro nunca pudo cumplir su promesa. Todos los cuadernos que él y los alumnos habían elaborado fueron quemados en la plaza de Buñuelos.
Una promesa incumplida durante casi 90 añosLa primera historia es la del cuaderno y la segunda, que también lleva el mismo título, El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, es la que escribió el dramaturgo Alberto Conejero sobre la promesa incumplida a causa de la muerte de Benaiges a manos de las milicias fascistas.
La llevó al teatro el pasado año, junto al director escénico Xavier Bobés, y fue desgraciadamente noticia porque el alcalde de Briviesca, que gobierna con el apoyo de Vox la población donde fue secuestrado Benaiges en 1936, canceló la obra alegando falta de presupuesto.
A pesar de que la historia del maestro que prometió el mar terminó por llegar a toda España –gracias a la película de Patricia Font El maestro que prometió el mar, protagonizada por Enric Auquer y Laia Costa–, la promesa que Antoni Benaiges nunca pudo cumplir quedaba pendiente.
Enric Auquer emociona con su interpretación de Antoni Benaiges en 'El maestro que prometió el marEste fin de semana, el círculo se ha cerrado gracias al esfuerzo de la asociación Escuela Benaiges, que ha logrado llevar a 28 chicos y chicas de entre 8 y 13 años, procedentes del Sector 6 de la Cañada Real, con quienes trabaja la asociación Tabadol, y el Barrio de Cartuja, en el sector norte de Granada, a través de la Asociación María de Borja, a Montroig del Camp, Tarragona. El objetivo: ver el mar y cumplir así la promesa del maestro asesinado.
Escuela Benaiges, una asociación por la memoria del maestro“La asociación Escuela Benaiges se constituyó en 2013 a raíz de la excavación de las fosas de la Pedraja, en la que se recuperó la historia de este maestro de Buñuelos de Bureba, que había sido olvidada por los habitantes de la zona, como tantas otras de la Guerra Civil”, explica Javier González, apicultor residente en el pueblo y miembro de la asociación.
“Nuestro objetivo era inicialmente mantener viva la memoria del maestro y evitar que su escuela se cayera, porque estaba el edificio en ruinas”, indica González, que agrega que la escuela ya está rehabilitada: “Actualmente es un museo taller donde tenemos una parte expositiva y otra dedicada a realizar actividades de tipo cultural y educativo”.
Subraya que la “la figura del maestro Benaiges tenía repercusión en el pueblo, y supongo que buena parte de la comarca donde se ubica Bañuelos, desde antes ya de la película, que ha venido a ser el colofón de popularidad”, pero señala que “faltaba por cumplir la promesa”, y no ha podido ser hasta este año, cuando han conseguido los fondos y el apoyo suficiente para llevar a los niños a la casa natal de Benaiges.
Ruta por la Memoria HistóricaEn realidad el viaje se enmarca en un periplo más largo, “unas vacaciones escolares para estos niños que tienen una base pedagógica relacionada con la Memoria Histórica”. Han llamado a esta especie de campamento veraniego “Misión Benaiges”, y han recorrido diferentes etapas “siempre relacionadas con la Memoria”.
Detrás de esta aventura, junto con la asociación Escuela Beniages, están Teresa Vacas Lobato y Carlos Díez Hernando, profesores de secundaria, ella de lengua y él de historia. Al teléfono, desde la estación de Tarragona, donde está embarcando de regreso tras pasar el fin de semana entre Montroig del Camp y Cambrils –y donde los niños han podido ver y disfrutar del mar–, Díez nos explica cómo empezó todo.
Detrás de esta aventura, junto con la asociación Escuela Beniages, están Teresa Vacas Lobato y Carlos Díez Hernando, profesores de secundaria
“El 29 de abril Teresa y yo decidimos que de algún modo, como maestros, debíamos cumplir con la promesa que hizo Antoni Benaiges, así que el 3 de mayo viajamos a Bañuelos de Bureba para conocer a los miembros de Escuela Benaiges”, dice para añadir que “inmediatamente nos pusimos de acuerdo con Javier González en que había que llevar a cabo el proyecto”.
Vinieron entonces dos meses de buscar a menores que no hubiesen visto el mar, que finalmente fueron los 28 antes citados, de planificar la ruta y de recabar apoyos económicos. “Debemos destacar que sin la ayuda de las asociaciones y ayuntamientos de las poblaciones en las que hemos recabado en nuestra ruta, la Misión Benaiges no hubiera sido posible”, destaca Díez, que agrega que “nos han dado alojamiento y comida, así como costeado todas las actividades que han hecho los y las menores”.
El mar y el encuentro con los familiares de Antoni Benaiges“Ahora ya es casi posible asegurar que fue la preparación del viaje con los niños lo que costó la vida a Benaiges”, sentencia Diez. Lo dice basándose en lo que los familiares del maestro –su sobrino Jaume de 94 años y su sobrina Elisa, algo más joven– les contaron tras recibir a la Misión Benaiges en la casa familiar.
Jaume explicó que él tenía seis años cuando se tuvo noticia de que a su tío lo habían asesinado. Añadió, además, que cada primero de julio regresaba puntual a Montroig para empezar sus vacaciones, pero que aquel año se retrasó, algo muy raro en él y que solo podía deberse a circunstancias excepcionales como la preparación del viaje al mar. “Los niños quedaron impresionados, les habíamos puesto unos días antes en Bañuelos la película y después habíamos hecho todos juntos un coloquio en el que participaron dos de los actores”, apostilla Díez.
En realidad el viaje comenzó en Madrid, desde donde todos los niños viajaron el primer día a Atapuerca, lugar en el que pudieron participar en un taller. Las siguientes etapas fueron Logroño, donde visitaron el Memorial La Barranca, ya que allí están enterrados los cuerpos de 407 represaliados por los sublevados, algunos de ellos maestros republicanos y también menores de 13 y 14 años. De Logroño pasaron a Sartaguda, en Navarra, donde pasaron el día y se reunieron con miembros de la Asociación de Familiares de Fusilados Navarra-1936.
La siguiente etapa fue el viernes en Maella, en Aragón, donde realizaron un recorrido por el centro histórico, disfrutaron de la población y descansaron para la última etapa: el mar. El sábado llegan a Montroig del Camp y visitan la casa de Beniages, así como el Mas Miró, la casa museo del pintor Joan Miró, cuya familia era originara de la población.
Homenaje a Sidonio Pintado en CambrilsFinalmente, el domingo les toca acudir a Port Aventura. Pero una delegación de organizadores se desplazó a Cambrils para visitar la casa de otro caso paralelo al de Benaiges: el maestro Sidonio Pintado. Pintado fue un maestro republicano nacido en Valladolid al que la guerra le sorprendió en la zona y que se hizo cargo de 500 niños refugiados madrileños durante toda la contienda.
“Al terminar la guerra, Pintado decide no huir y, como a Benaiges, alguien lo denuncia, se cree que un falangista de Cambrils; lo detienen, le aplican consejo de guerra y lo fusilan”, revela Díez, que lamenta que el ayuntamiento no tenga ni una placa rememorando al maestro.
Cree que sucede con este caso lo mismo que con el de Benaiges en Briviesca, la población donde lo detuvieron, que canceló la obra de teatro y no ha querido ayudar a sufragar la Misión Benaiges: “Tanto allí como en Cambrils incomodan en sobremanera estos casos porque fue alguien del pueblo, alguien conocido, quien les denunció”.
“Es este un hecho frecuente en muchos casos donde se trata de recuperar la memoria histórica”, lamenta Díez. Pero para González lo que quedará es “la alegría de estas niñas y niños que han podido ver el mar y tener por fin unas vacaciones dignas y como merece un menor, dado que todos ellos son personas que han visto hasta la fecha sus derechos vulnerados”.
Y, por supuesto, tratándose del muy freinetista maestro Benaiges, la excursión no podía terminar sin un cuaderno: “Les hemos pedido a todos los niños que nos escriban sus impresiones sobre el viaje al mar y que las manden a la Escuela Benaiges para que podamos imprimir un cuaderno”, finaliza Díez. Será la prueba viva de que, al fin, 88 años después, Antoni Benaiges cumplió su promesa.