Por ello, desde sus primeros compases, estos son los dos temas —y la sentencia a Gerard Depardieu— que marcaron las ruedas de prensa del primer día. Las respuestas fueron tibias, hasta que llegó la gala de inauguración. Primero fue la presidenta del jurado, Juliette Binoche, quien habló de Fátima y de Gaza. Luego el homenajeado con la Palma de Oro honorífica, Robert De Niro, que aprovechó su discurso para cargar contra Donald Trump, al que calificó como “presidente filisteo” que ha cortado los fondos para la cultura.
Pero fue más allá, y sobre el escenario del Gran Teatro Lumière criticó el arancel para las películas no producidas en EEUU y calificó su gobierno de fascista: “Ahora ha anunciado un arancel del 100 % para las películas producidas fuera de EEUU. Reflexionen un momento. No se puede poner precio a la creatividad, pero al parecer sí se le puede imponer un arancel. El arte es democrático, inclusivo y diverso, por eso somos una amenaza para los fascistas del mundo”.
No solo eso, confesó su miedo a que la democracia esté en juego en su país, asegurando que en su país están luchando “duro” por ella. Por eso pidió actuar ante un problema que no es “solo estadounidense, sino global”. “Como en una película, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que actuar ya. Sin violencia, pero con gran pasión y determinación. Es hora de que todos los que se preocupan por la libertad se organicen, protesten y, cuando haya elecciones, por supuesto, voten. Esta noche, y durante los próximos 11 días, demostramos nuestra fuerza y compromiso celebrando el arte en este glorioso festival. Libérté, égalité, fraternité”, dijo cerrando su discurso y recibiendo una gran ovación.