Ahora Cousins estrena Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema, serie documental que presentó en el Festival de Sevilla, y se podrá ver completa en la Cineteca de Madrid y en los Cines Méliès de Barcelona. Esta nueva obra le ha traído de gira por España, para hablar de cine hecho por mujeres, de historias silenciadas por quienes escriben la historia y, sobre todo, de qué es y cómo comprendemos el séptimo arte en nuestra sociedad contemporánea.
Ha pasado años evaluando e investigando la historia del cine. ¿Por qué nace ahora un Women Make Film? ¿Es hoy más necesaria?
Creo que es más oportuna que necesaria, porque en realidad siempre ha sido necesaria. Me refiero a que da igual que fuese en los 20, en los 40 o en los 80. Si hubiésemos tenido documentales y hubiésemos valorado el trabajo de las mujeres cineastas antes, hoy veríamos la historia del cine de otra forma radicalmente distinta. Podríamos haber cambiado la historia, hacerla mejor, de mirada más amplia y más inclusiva. Hoy, por supuesto, tendríamos más referentes femeninos en el cine.
Pero no lo hicimos y aquí estamos. Así que sí, un documental como este siempre ha sido necesario, desde que el cine es cine. El cine ha recorrido un mal camino durante años, un camino exclusivista y masculino. Hoy estamos ante una revolución que nos puede devolver al buen camino y este filme es parte de esa voluntad.
Tiene sentido dentro de un contexto histórico de hoy, viviendo una cuarta ola feminista que ha modificado la perspectiva de muchas artes. En el cine, el movimiento más sonado llegó tras el #MeToo. ¿Cree que realmente han cambiado las cosas desde entonces?
¡Espero que sí! El #MeToo es un movimiento que nos habla de la sociedad, el poder y el abuso del hombre sobre la mujer. De violencia sexual y orden patriarcal. Es un cambio social masivo e internacional. Y el cine, que no es más que un espejo que refleja los cambios sociales, tiene que verse afectado como arte.
Si miramos la historia del cine en un manual al uso, es casi 100% masculina y norteamericana. Pero si ampliamos la mirada, la historia cambia. Si investigas te encuentras con realizadoras y talentos increíbles que ya han hecho muchísimo para que este arte avance. Si piensas en términos de lenguaje cinematográfico, la historia del cine es más optimista porque el lenguaje cinematográfico ha cambiado y ha evolucionado gracias a mujeres como la que llevas en la camiseta [el periodista lleva una camiseta de Cléo de 5 a 7, de Agnès Varda].
Digamos que la historia del cine que propongo en este documental es más optimista que la que podemos pensar a partir del #MeToo. El movimiento #MeToo tiene más que ver con un sufrimiento anidado durante años en el centro de una industria injusta y desigual. Pero Women Make Film no tiene que ver con ese sufrimiento, sino con una suerte de triunfo: el de aquellas mujeres que cambiaron el cine.
En The Story of Film su repaso a la historia del cine distaba de ser canónico, pero sí se abordaba, digamos, de forma cronológica y siguiendo un orden. Aquí has decidido abordarla en términos de lenguaje: qué es el cine, qué es la puesta en escena, cómo se construye un diálogo... ¿Por qué hacerlo así?
Porque, simplemente, Women Make Film me llega ahora, que he dirigido más películas y tengo un conocimiento mayor de determinados temas. Ahora soy 'más director' y 'menos teórico' que entonces, lo que hace que me interesen otros conceptos. The Story of Film intentaba plantar una bomba en el canon. Intentaba decirle a la gente: dejad de hablar solamente de cine nortamericano o francés cuando habláis de cine, por favor. La historia del cine es mucho más amplia, hay mucho talento en África, en India o en China. Era una forma convencional de ver las cosas de otra forma.
Women Make Film está más enfocada a la labor de rodar, crear, trabajar el lenguaje del cine. No es una colección de biografías, no es un repaso cronológico de los hechos. Tras conocer a muchísimas cineastas te das cuenta de que la mayoría solo reclaman algo extremadamente simple: "trátame como una directora", no como "mujer directora", no como "víctima", no como "representante de un momento social". Habla de mi cine. Habla de mi trabajo, de mis películas, de lo que hago. Y eso es lo que hago aquí, simplemente.
Es la aproximación más feminista al asunto, ¿no?
Voilà! La mejor forma en la que puedo ayudar al feminismo no es hablando de 'feminidad' en el cine. Dejemos de utilizar esas categorías y de limitar la imaginación de mujeres y hombres creadoras. No quiero seguir en la prisión que significa la masculinidad. Ni leer el cine en esos códigos.
Tenemos a Tilda Swinton, Jane Fonda, Debra Winger o Sharmila Tagore. Ellas son grandísimas feministas y son parte de este proyecto no porque digan "así hace cine una mujer". ¡Porque una mujer ha hecho y hace el cine cualquier tipo de cine! Por eso esto es un filme radical: no es indulgente en nada. Estoy harto de escuchar hablar de la 'feminidad' o 'masculinidad' en el cine.
Tilda Swinton, que se encarga de narrar los primeros episodios, dice que la industria del cine ha sido machista por norma. En ese sentido, ¿los divulgadores y los críticos de cine también han tenido una responsabilidad? ¿Han sido machistas por norma?
Por supuesto. Todos somos responsables. Los periodistas y los informadores de cine han sido indulgentes y paternalistas en muchos sentidos. Ven una película dirigida por una mujer y automáticamente ven o quieren ver lecturas sobre la 'feminidad' en esa película. Cuando la gente entrevista a Scorsese no le preguntan: ¿cómo es "ser hombre" dentro de esta industria? ¿Qué hay de tu concepción de la masculinidad en tu cine? ¿Se lo preguntan? ¡No! ¡Hablan de su cine! Pues cuando entrevistes a una mujer lo mejor que puedes hacer es preguntarle por su película, por sus planteamientos narrativos y estéticos, por sus hallazgos. Es tan simple como eso.
Es que si lo piensas no les estamos dando la libertad para hablar que tienen los hombres. Si en una rueda de prensa a un hombre le preguntas cómo ha planteado una escena, y a una mujer le preguntas por el #MeToo, estás limitando lo que ella es capaz de decir y los temas de los que es capaz de hablar. Por favor, seamos más libres y más imaginativos.
¿Cree que, como en la política, el cine se puede volver también conservador?
Es una cuestión compleja. No creo que el cine tenga una condición especialmente conservadora o especialmente progresista por naturaleza, creo que depende de condicionantes históricos.
Hay aspectos de la historia del cine que no tienen límites ni fronteras. Puedo ver las películas de Forugh Farrojzad y aprender algo sobre Irán, el cine de Kinuyo Tanaka y aprender algo sobre Japón, o ver algo de Kira Muratova y aprender sobre Ucrania.
Hay algo en el lenguaje del cine que es radical, internacionalista: nos otorga algo que tenemos en común todos los amantes del cine y que no nos pueden arrebatar. La gente que quiere construir muros en torno a sus naciones, a su sexualidad, a su género... ahora ya no puede controlar los medios. Antes era fácil controlar el discurso y el mensaje porque era muy caro y complicado hacer una película. Actualmente puedes hacer una película con tu teléfono móvil. Y eso asusta a algunos porque se dan cuenta de que el cine es, realmente, libertad. Y no pueden controlarla.
¿Cree que la emancipación del creador y de los medios y formatos del cine podrían haber vuelto más conservadora a la industria en términos de originalidad? Remakes, reboots, secuelas...
No, no lo creo. Es decir: si tú miras con esos ojos a la Fox o a Disney, es cierto que es una industria conservadora y derechista construida sobre los valores de la familia tradicional blanca. Pero es que a un nivel práctico Hollywood es una industria comercial capitalista y lo que quiere es... básicamente lo mismo que quiera la gente. Si la gente exige diversidad o tratamientos narrativos sobre las sexualidades no normativas, Hollywood irá a por ello y lo capitalizará. Eso es lo que hace el capitalismo: convertirlo todo en dinero.
¿La sociedad cambia y es más tolerante con la diversidad racial? Entonces ella se adapta y te hace películas y series en las que la diversidad es norma. ¿Eso significa que Hollywood es por naturaleza progresista y está abierta al cambio? No necesariamente. Hollywood siempre estará un paso por detrás de los tiempos, sean los tiempos que sean.
Ahora en Estados Unidos han sido los tiempos del Make American Great Again, tiempos de recuperar una 'época dorada'. ¿La nostalgia siempre es conservadora?
Sí, es un hecho. Pero es que además la nostalgia tiene capacidad de permear en la sociedad. La derecha tiene históricamente un imaginario que alude a naciones mitológicas del pasado, en las que hallan la respuesta a por qué son una comunidad diferente y especial. Y tienen grandes historias que respaldan esas tesis. En Norteamérica tienen a John Wayne, la conquista del oeste, el western... Pero en otras culturas existen mitos parecidos.
La mayoría de estas historias tienen que ver más con generar un relato. La izquierda, liberal o no, tiene menos poder en este sentido. No son tan buenas generando mitos de este tipo. En el pasado... piensa en los años treinta. Si piensas en los Nazis, es innegable que tuviesen un imaginario visual muy potente.
Hablando de mitologías: una de las mitologías más importantes del cine contemporáneo es, precisamente, el cine de superhéroes. Hoy voces como Scorsese o Coppola afirman que los superhéroes no son cine. ¿Qué opina usted? ¿Cree que es necesario seguir debatiendo qué es y qué no es cine?
¡Claro! André Bazin se lo preguntaba en los cincuenta. ¡Y ojalá sigamos debatiendo qué es el cine mucho tiempo! Yo coincido con Scorsese en la mayor parte de lo que sostiene en su texto.
Pero difiero cuando dice que el cine lo conducen personajes. ¿Es 2001 una película conducida por personajes? ¿Inland Empire de David Lynch? ¿Orfeo, de Jean Cocteau? ¿Los musicales de Busby Berkeley en los treinta? La respuesta a todas es no. Así que en esa parte de su argumento falla.
Pero estoy de acuerdo en que gran parte del blockbuster contemporáneo no arriesga en nada. En absolutamente nada. Pero no es algo que se limite al cine de superhéroes, porque Deadpool es divertida de una forma genuina y Spider-Man: un nuevo universo es fantástica y original.
En Historia y arte de la mirada, usted sostiene que "hoy en día muchas personas se sienten mejor comunicándose a través de imágenes que mediante el lenguaje". Vivimos en una sociedad rodeada de imágenes, ¿pero hemos aprendido a interpretarlas?
Es una cuestión complicada. Diría que vivimos el momento en el que más imágenes generamos de la historia de la humanidad. Convivimos con ellas. Tenemos más y más pantallas a nuestro alrededor las 24 horas del día. Pero también tenemos menos tiempo para procesarlas, para responder a las imágenes. No analizamos.
Pero si esto es algo malo o bueno, la verdad es que no lo sé. Como persona visual estoy muy feliz de vivir en una sociedad tan repleta de imágenes. Eso significa que existe más belleza, más lenguaje visual que nunca. Pero también estamos más expuestos a la manipulación. Creo que la contestación a tu pregunta es: no estamos invirtiendo tanto tiempo en una imagen como solíamos hacerlo y eso nos impide analizarlas en todas su complejidad y significado.
Hace unas semanas hubo revueltas en Catalunya, y muchas de las personas que se manifestaban en la calle también se tomaban selfies en plena protesta o junto a un contenedor en llamas. ¿Cree que no solo ha cambiado nuestra forma de ver, también de relacionarnos con las imágenes?
Hablemos de los selfies: se estima que se toman 50 millones de selfies en Instagram al día. Y ha habido un tiempo en el que la lectura habitual era que el selfie era una expresión de narcisismo, de la superficialidad de los seres humanos que quieren verse constantemente y en todos los entornos. Yo tengo otra opinión: creo que hoy en día resulta una experiencia tan extraña la de estar vivos y ser conscientes de nuestro lugar en el mundo que queremos evidencias de ello.
La mayor parte de los selfies son gente de fiesta, de vacaciones o emborrachándose con sus amigos. En otras palabras: es gente diciendo "aquí estoy, estoy vivo y estoy feliz". Y creo que en general es algo bueno. Y soy consciente de que una lectura burguesa y de izquierdas me dirá que es terrible y que no es más que una expresión del individualismo y narcisismo.
Pero adivina qué: la mayoría de imágenes creadas desde hace siglos estaban en manos de burgueses y clases altas. Eran quienes tenían el poder y los medios para generar y guardar imágenes. Ahora las clases trabajadoras de todo el mundo tienen la capacidad de crear imágenes mediante sus propios medios y, justo ahora... ¿es narcisista? Yo creo que es algo bueno.