"Tenéis siete minutos para cada presentación y otros dos para que el público haga preguntas. Cuando os falte uno, mi compañero os hará una señal y, si alcanzáis los siete, sonará una pequeña alarma". Podrían parecer las instrucciones de una prueba de los Juegos del Hambre o incluso del Grand Prix. Pero no. Son las directrices que debían seguir los participantes de las sesiones pitching de Rodando Páginas, del libro a las pantallas, un proyecto que busca generar sinergias entre los sectores editorial y audiovisual para facilitar las posibilidades de adaptación de obras literarias al cine y la televisión.