Un viernes de mayo como otro cualquiera, una explosión acaba con la vida de varios estudiantes Erasmus en Lyon. Meses después, el Gobierno francés organiza un homenaje. "Mi padre y yo declinamos participar en un acto público. No nos apetecía rebobinar ante desconocidos", dice una de las protagonistas de esta historia. "Porque se acabaría así, pulsando el botón de rewind, mientras nos veían millones de personas a través de los televisores y regresábamos a los periódicos y las radios, que nos recordarían que nuestros seres queridos ya no estaban. Nosotros ya vivíamos instalados en un rewind privado, yendo de delante atrás continuamente".