Una mujer baja del escenario, micrófono en mano, con una sonrisa radiante, a compartir su música, cara a cara, con su público. Camina por el pasillo central del patio de butacas, mira hacia todos los lados, agarra de la mano a las mujeres mayores, algunas con mascarilla, y les dedica versos. Termina la canción, el recinto se pone en pie, aplaude emocionado, aún vibrando. Su mirada vuelve a recorrer el espacio hasta que retrocede y sube de nuevo a escena. Aunque antes, se detiene en la primera fila para hacerse una fotografía con otra señora que se abraza a ella conmovida.
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