Es fácil pensar en los Abbott como unos idiotas. Tras perder trágicamente a uno de sus hijos Evelyn y Lee habían decidido tener otro, y el esfuerzo no tendría por qué ser considerado absurdo si no fuera porque habitaban un mundo postapocalíptico, y el hijo anterior había sido asesinado por uno de los alienígenas que condenaron a la humanidad. Tal desafío, de cara a empatizar con los protagonistas, nos tendía la primera entrega de Un lugar tranquilo, protagonizada por Emily Blunt y John Krasinski como esos padres insensatos.
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