Deutsche Bank detecta

Una investigación interna de Deutsche Bank ha detectado "mala fe" entre algunos de sus empleados por la venta de determinados derivados financieros en España a algunas empresas, según ha detallado 'Financial Times' este lunes. Se trata de un estudio que encargó el grupo alemán después de que se hicieran públicas determinados fallos en los procesos de venta de productos complejos a compañías como J García Carrión o Palladium Hotels.

El caso se remonta varios años pero el escándalo saltó en 2021, cuando el banco anunció que realizaría en una investigación interna sobre este caso.

La entidad ya indemnizó a la compañía propietaria de Don Simón, pero mantiene un litigio en Reino Unido impulsado por la compañía hotelera, una de las más importantes en España, con una reclamación de 500 millones de euros.

La información desvelada este lunes por el diario financiero británico señala, aludiendo a fuentes conocedoras, que este informa ha detectado "mala fe" en los procesos de venta de estos productos, especialmente a pequeñas y medianas empresas. Se trata de seguros que ofrecía el banco para proteger a las empresas sobre los riesgos derivados del impacto de los tipos de cambio de divisas. Aunque se promocionaron como productos seguros y baratos, cuando se produjo volatilidad en el mercado pudo generar importantes pérdidas a estas empresas.

El informe señala que esta política provocaron importantes ganancias para el banco. Las fuentes citadas por Financial Times aluden a prácticas "muy desafortunadas" que habrían provocado que el banco esquivara directivas europeas.

Lo que investigaba el banco es la comercialización de determinadas operaciones con divisas incumpliendo las normas europeas conocidas como MiFid. Estas reglas obligan a la banca de inversión a segmentar sus productos según el nivel de sofisticación financiera del cliente, siendo distintos si se trata de inversores minoristas, expertos u otras entidades financieras, por ejemplo. De este modo, en este caso los gestores de Deutsche Bank habrían colocado a empresas no especializadas estos productos cuya complejidad superaba con creces su conocimiento. Con estos productos se ofrecía una alternativa para cubrir los posibles riesgos por la exposición a los tipos de cambio en distintos países.

La mala conducta, que involucró una oficina en Londres del banco de inversión de Deutsche Bank, así como operaciones españolas en su unidad privada internacional, se prolongó durante varios años hasta 2019. El banco encargó entonces a un bufete de Londres que investigara el caso tras haber recibido denuncias internas en el momento en el que el responsable de los productos estructurados dejara el cargo. Aunque no se confirmaron las sospechas de este denunciante en cuanto a acuerdos irregulares entre la entidad y la dirección financiera de estas empresas, sí se detectaron problemas que se remontan a más de una década.